Un testimonio y un pulso

Nadie puede influir en la decisi¨®n de Lmrabet de aceptar un eventual indulto. Ni Laura Feliu, ni el padre de Al¨ª, ni las ocho hermanas que viven en Marruecos, ni los tres hermanos que viven en el extranjero y han impulsado comit¨¦s de solidaridad. Una decisi¨®n ¨ªntima, definitiva. Porque Lmrabet y la monarqu¨ªa marroqu¨ª viven un pulso internacional y ella sabe que a veces estas situaciones acaban convirti¨¦ndose en una trampa.

"Seguro que a la monarqu¨ªa marroqu¨ª no le interesa que un periodista que ahora es conocido en todo el mundo muera porque no hay libertad de expresi¨®n. Marruecos quiere una relaci¨®n privilegiada por la Uni¨®n Europea, y ?qu¨¦ puede vender si no es una sociedad en transici¨®n hacia la democracia? No puede vender ¨¦xitos econ¨®micos como T¨²nez. De modo que su prestigio se juega en este caso. Pero por otro lado, los sectores que han protagonizado la involuci¨®n de los ¨²ltimos a?os est¨¢n m¨¢s preocupados por no dar en el interior una imagen de debilidad que por lo que puedan pensar de ellos en el exterior".

"Cuando le digo que ¨¦l ya ha conseguido lo que se propon¨ªa y que si contin¨²a hasta el final, tal vez su muerte haga felices a quienes de ning¨²n modo quieren que haya libertad de expresi¨®n, me responde que tal vez s¨ª, pero que ¨¦l es, ante todo, un testimonio para quienes la defienden". Cada hora que pasa, la puerta se entorna un poco m¨¢s. A Laura Feliu s¨®lo le queda seguir luchando para tratar de torcer la historia del lado que ella quiere. Y esperar.