"Los medios militares y econ¨®micos no bastan para acabar con el terrorismo"
Desde su Centro para el Entendimiento entre Musulmanes y Cristianos, el estadounidense John Esposito, de 63 a?os, se ha convertido en una de las voces m¨¢s respetadas del mundo acad¨¦mico a la hora de abordar el islam pol¨ªtico. Admite que "la religi¨®n siempre tiene un lado oscuro", pero considera que hace mejores individuos. "Hay que distinguir entre los extremistas y la mayor¨ªa", pide despu¨¦s de advertir de que "los medios militares y econ¨®micos no bastan para acabar con el terrorismo". Profesor de Religi¨®n y Asuntos Internacionales en la Universidad de Georgetown (Washington), participa en la reuni¨®n extraordinaria del Foro Econ¨®mico Mundial, a orillas del mar Muerto.
Pregunta. Desde el 11-S, la imagen del islam se ha deteriorado. ?C¨®mo evitar su asociaci¨®n con el terrorismo?
Respuesta. Cuando nos enfrentamos a nuestra propia religi¨®n y cultura distinguimos entre sus ideales y valores y la gente que abusa de ellos. Por ejemplo, ahora con los casos de pederastia, no asociamos a la Iglesia cat¨®lica en su conjunto, sino que entendemos que es un problema de individuos. En cuanto a por qu¨¦ surgen extremistas en tantos pa¨ªses diferentes, debemos fijarnos en la naturaleza de sus reg¨ªmenes, que es contra los que se revelan en primer lugar. Entonces vemos que son sociedades con Gobiernos autoritarios, problemas de legitimidad, econ¨®micos y de derechos humanos. Si ustedes tuvieran los mismos problemas en Espa?a, tal vez tambi¨¦n se rebelar¨ªan en nombre de la primera causa que tuvieran a mano. En este caso se trata de sociedades religiosas y de ah¨ª el recurso al islam. Hace 20 a?os, la justificaci¨®n era el nacionalismo ¨¢rabe. La reacci¨®n contra los pa¨ªses occidentales es fruto de la ayuda que prestan a esos Gobiernos represivos.
P. Usted habla de un regreso a la religi¨®n en todo el mundo. ?Ayudar¨¢ eso al entendimiento interreligioso o lo pondr¨¢ m¨¢s dif¨ªcil?
R. La religi¨®n tiene un aspecto de trascendencia hacia Dios y hacia uno mismo, pero tambi¨¦n un lado oscuro que es el extremismo. En general, tiene un efecto positivo en la gente al proporcionarle principios y valores, lo que hace mejores individuos y sociedades. Por eso, es una espada de doble filo. Si exageramos su papel, resultar¨¢ contraproducente porque distorsionaremos la realidad y ponemos en peligro las libertades. Puede reforzar la idea de que no se lucha contra el terrorismo, sino contra sus creencias, porque no se distingue entre la mayor¨ªa de los creyentes y los extremistas.
P. ?En qu¨¦ medida es EE UU responsable de la situaci¨®n por su apoyo previo a los radicales isl¨¢micos en Pakist¨¢n o Afganist¨¢n?
R. El Gobierno de EE UU siempre se ha mostrado muy nervioso con el integrismo isl¨¢mico. Reagan ya lo citaba como una amenaza junto al comunismo. Si se aliaron con Zia en Pakist¨¢n o con los muyahidin en Afganist¨¢n fue por razones estrat¨¦gicas. Washington ha apoyado tanto al r¨¦gimen laico de Egipto como al ultra religioso de Arabia Saud¨ª. Siempre he pensado que el problema es que sus relaciones con Arabia Saud¨ª y otros pa¨ªses de la zona estaban basadas en el petr¨®leo en vez de en el entendimiento de su cultura y de su gente. De ah¨ª, los desencuentros. Es m¨¢s, defiendo que EE UU deber¨ªa haber intervenido para apoyar el islam mayoritario en Argelia ante la amenaza de los militares. El comportamiento en Turqu¨ªa parece indicar que algo aprendimos de aquella experiencia.
P. ?C¨®mo luchar contra el terrorismo sin alienar a los musulmanes y provocar un verdadero choque de civilizaciones?
R. Los medios militares y econ¨®micos no son suficientes. Se necesita diplomacia p¨²blica. Hay que tender puentes e ir a las ra¨ªces de los problemas. Distinguir entre los extremistas y la mayor¨ªa. Aqu¨ª tenemos el caso de israel¨ªes y palestinos. Logramos sentarles a hablar, pero su sentimiento de vivir sitiados no desaparece. Si no lo afrontamos, si no tenemos la voluntad de tomar las decisiones que hay que tomar, fracasaremos. En Irak, despu¨¦s de la guerra de 1991, nos dedicamos a vender armas a todos los pa¨ªses de la zona y sin embargo no abordamos el problema de las sanciones. Ahora, en la reconstrucci¨®n, queremos imponer un modelo laico, sin tener en cuenta los agravios padecidos por los chi¨ªes. Tenemos que reconocer que la religi¨®n juega un papel y que al final tendr¨¢ que ser parte del arreglo. No podemos redibujar el mapa de Oriente Pr¨®ximo. Si queremos que haya democracia, no podemos ir diciendo en qu¨¦ tiene que consistir.
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