Cooperen, por favor
Cuando tuve noticia del compromiso por parte del gobierno de Sharon de suspender durante un periodo de dos semanas su pol¨ªtica de asesinatos selectivos, incluso si se produc¨ªan atentados suicidas contra la poblaci¨®n israel¨ª, con el fin de facilitar al primer ministro palestino la tarea de conseguir una tregua por parte de Hamas, pens¨¦ que empezaba a verse la luz al final del largo, tortuoso y sangriento t¨²nel palestino-israel¨ª. Fundada sobre la m¨¢s b¨¢rbara ley del Tali¨®n, el sistema de relaciones entre ambas sociedades se hab¨ªa ido reduciendo hasta llegar a una dram¨¢tica sucesi¨®n de atentados suicidas y operaciones militares que reduc¨ªan cualquier otra forma de interacci¨®n a una mera representaci¨®n, casi siempre forzada, ante los medios de comunicaci¨®n o las instituciones internacionales. Ahora, por primera vez, se abr¨ªa la posibilidad de suspender, aunque fuera por un breve lapso de tiempo, el encadenamiento de violencia. Sin embargo, el asesinato el domingo de un destacado dirigente de Hamas, a pesar de que Israel lo considera leg¨ªtimo, ha vuelto a poner en marcha la rueda de la venganza.
Gregory Bateson estudi¨® estas situaciones con su teor¨ªa de las cadenas cismogen¨¦ticas. Seg¨²n este planteamiento, cuando en un sistema dado los actores interact¨²an en funci¨®n de r¨¦plicas sim¨¦tricas -en definitiva, la vieja idea del ojo por ojo y diente por diente- acaba conform¨¢ndose un proceso que, a partir de un determinado momento, adquiere una notable autonom¨ªa, queda fuera de todo control y acaba por producir el derrumbe del sistema en su totalidad. El cisma, la ruptura, surge desde las entra?an mismas del sistema y se convierte en su se?a de identidad m¨¢s caracter¨ªstica. Lo m¨¢s preocupante de estas cadenas cismogen¨¦ticas es que, una vez puestas en marcha, ni siquiera pueden detenerse mediante la renuncia de una de las partes a la r¨¦plica sim¨¦trica. Si A no responde al desaf¨ªo que supone la conducta de B, lo m¨¢s probable es que B interprete la conducta de A como una muestra de debilidad y, en consecuencia, interpretando que su conducta es adecuada -puesto que A "se ha achantado"-, introduzca un nuevo desaf¨ªo acelerando as¨ª la crisis del sistema.
La teor¨ªa de juegos, en particular el conocido como dilema del prisionero, ha pretendido resolver estas situaciones mediante una estrategia denominada tit for tat, o "donde las dan las toman". El punto de partida puede plantearse as¨ª: dados dos jugadores, A y B, enfrentados a una situaci¨®n de la que s¨®lo puede salir bien parados si aceptan colaborar entre s¨ª, su primera reacci¨®n ser¨¢ la de competir, persiguiendo exclusivamente los intereses propios de cada uno. En una situaci¨®n tal, la estrategia tit for tat recomienda actuar de la siguiente manera: 1) el jugador A deber¨ªa abrir el juego mostr¨¢ndose colaborador; 2) si B se muestra receptivo, optar¨¢ tambi¨¦n por la colaboraci¨®n; 3) en respuesta, A volver¨¢ a mostrarse colaborador; 4) y as¨ª hasta finalizar el juego. ?Pero que ocurre si alguno de los jugadores renuncia a colaborar y apuesta por la confrontaci¨®n? Imaginemos la situaci¨®n: 1) A comienza colaborando; 2) B opta por competir, por confrontarse con A; 3) entonces, A deber¨ªa hacer lo mismo que B: si t¨² no colaboras conmigo, yo tampoco lo har¨¦ contigo: donde las dan las toman; 4) suponiendo que nos hallamos ante unos jugadores racionales, B se dar¨¢ cuenta de que no ser¨¢ posible la cooperaci¨®n, y con ella la obtenci¨®n de los mejores resultados para ambos, si no es mediante la cooperaci¨®n, por lo que desistir¨¢ de su estrategia competitiva y optar¨¢ por la colaboraci¨®n. Final feliz. Desgraciadamente la realidad suele ser m¨¢s compleja, pesada y sucia que lo que ninguna teor¨ªa puede imaginar. Para empezar, no somos (tan) racionales. Adem¨¢s, casi siempre nos encontramos jugando partidas simult¨¢neas, de manera que aunque optemos por colaborar en un ¨¢mbito siempre hay otro en el que tenemos (o tienen) la tentaci¨®n de competir. Luego est¨¢ el foll¨®n de qui¨¦n empez¨®...
El caso es que el lehendakari Ibarretxe acaba de proponer un di¨¢logo formal e inmediato para sumar ideas sobre el futuro de Euskadi, asumiendo que su propuesta es negociable y no puede ser toda la soluci¨®n. Siendo Euskadi, cada vez m¨¢s, una cadena cismogen¨¦tica, ?hay alguien ah¨ª que sepa aprovechar la situaci¨®n? Para el bien de todos.
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