Los soldados brit¨¢nicos murieron en un mot¨ªn de civiles en Irak
Blair estudia el env¨ªo de refuerzos a territorio iraqu¨ª tras la muerte de los seis militares
La muerte de seis polic¨ªas militares brit¨¢nicos el martes en el sur de Irak ha obligado al primer ministro Tony Blair a plantearse el env¨ªo de m¨¢s tropas a la zona y ha puesto en tela de juicio las pregonadas buenas relaciones entre el Ej¨¦rcito del Reino Unido y la poblaci¨®n civil. Las noticias llegadas ayer desde el lugar del incidente se?alan que no se trat¨® de una emboscada terrorista, sino de un enfrentamiento entre los brit¨¢nicos y la poblaci¨®n local, descontenta por la manera en que los ocupantes registran sus casas en busca de armas.
Londres no confirm¨® este extremo, pero tampoco lo desminti¨®. Y Blair reconoci¨® en el Parlamento que todo pudo empezar cuando los polic¨ªas militares intentaban confiscar armas. Seg¨²n las versiones relatadas ayer por la poblaci¨®n civil en Majar al Kabir, una poblaci¨®n cercana a la ciudad de Amara, 200 kil¨®metros al noroeste de Basora, desde hac¨ªa algunos d¨ªas hab¨ªa habido roces con los brit¨¢nicos. El martes, seg¨²n esta versi¨®n, la poblaci¨®n sali¨® por segundo d¨ªa a la calle para protestar por la manera en que las tropas del Reino Unido registraban las casas locales en busca de armas.
Algunas versiones hacen hincapi¨¦ en que el Ej¨¦rcito brit¨¢nico entraba en las casas con perros adiestrados a pesar de que es un animal particularmente despreciado por los musulmanes y que jam¨¢s entra en el hogar. Otras versiones relatan que los soldados irrump¨ªan en las estancias donde estaban las mujeres, una ofensa a¨²n mayor. Con la tensi¨®n a flor de piel, los brit¨¢nicos habr¨ªan utilizado balas de goma y quiz¨¢s balas de verdad para dispersar a los manifestantes.
Entre dos y cuatro iraqu¨ªes habr¨ªan muerto como consecuencia de esos disparos, repelidos con armas de fuego por algunos manifestantes. Dos soldados habr¨ªan muerto en ese momento, un tercero en la puerta de la comisar¨ªa donde fueron a refugiarse y los tres restantes fueron acribillados en una habitaci¨®n cuando los iraqu¨ªes lograron entrar tras dos horas de asedio y disparos.
El incidente, el m¨¢s grave que ha afectado a tropas brit¨¢nicas desde que acab¨® la guerra e incluso durante la guerra, ha desbaratado la imagen de que los brit¨¢nicos, con sus patrullas a pie, sin cascos ni chalecos antibalas, han logrado un acercamiento mucho mayor a la poblaci¨®n civil que los estadounidenses, siempre desconfiados y armados hasta los dientes. Aunque Amara era ya una zona conflictiva en tiempos de Sadam, refugio de bandoleros nunca controlados por el r¨¦gimen, el incidente abre las puertas a la posibilidad de que tambi¨¦n en el sur de Irak se extienda la guerra de guerrillas que los m¨¢s leales al r¨¦gimen quieren implantar en otras zonas.
Puede tambi¨¦n no s¨®lo congelar, sino revertir los planes de Londres de seguir reduciendo su presencia militar. De los casi 50.000 brit¨¢nicos desplazados a la zona durante la invasi¨®n ya s¨®lo quedan 14.000, de los que 10.000 est¨¢n en Irak. Blair descart¨® ayer el env¨ªo inmediato de tropas con el argumento de que los mandos brit¨¢nicos en la zona dicen que ahora mismo no hacen falta. Pero el primer ministro se comprometi¨® a enviarlas en cuanto sea necesario y ratific¨® el compromiso del Reino Unido de mantener su presencia militar en Irak todo el tiempo que sea necesario.
Pero el incidente del martes es una p¨¦sima noticia para el primer ministro, que se encuentra con una guerra que formalmente ya ha acabado, pero sigue provocando bajas. Y precisamente cuando los Comunes investigan si el Gobierno exager¨® el peligro real que representaba Sadam para decantar a su favor a un Parlamento y una opini¨®n p¨²blica que se opon¨ªa a la guerra.
Ayer compareci¨® ante la Comisi¨®n de Exteriores uno de los hombres clave de Blair, su director de Comunicaciones y Estrategia, Alistair Campbell. Campbell se defendi¨® con gran convicci¨®n y cierta arrogancia durante las casi tres horas de comparecencia. Pero sus argumentos se limitaron a enfatizar que era mentira que el Gobierno hubiera manipulado el informe de septiembre de 2002, a reconocer que hubo un error al incluir una tesis doctoral an¨®nima en el informe de enero pasado y a denunciar repetidas veces a la BBC por acusar al Gobierno de manipular el primer informe. La BBC hizo p¨²blica una nota en la que ratifica que no piensa retractarse de esa informaci¨®n porque est¨¢ debidamente acreditada en fuentes informativas.
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