Salvamentos esponsorizados
El otro d¨ªa vi por la tele un rescate de pateros que parec¨ªa haber sido patrocinado por la Coca Cola. Efectivamente, ante los cuerpos temblorosos y ateridos de los subsaharianos, se ve¨ªan claramente, en primer plano, los vasos de Coca Cola, uno por patero salvado. ?La chispa de la vida! Eso s¨ª, estaban llenos de agua. Al principio me pregunt¨¦ si los vasos de pl¨¢stico de Coca Cola -supuestamente regalados por la marca de una forma altruista- ser¨ªan tan valiosos en esas circunstancias como para justificar tama?a publicidad, que vale por una promoci¨®n de millones. Luego llegu¨¦ a preguntarme si las autoridades habr¨ªan decidido sacar provecho de la gravosa inmigraci¨®n ilegal mediante un discreto acuerdo comercial con la Coca Cola. Fuera una cosa, u otra -o ninguna de las dos- el salvamento ten¨ªa su marca.
Llevando el asunto un poco m¨¢s lejos, y tomando como base la discutible hip¨®tesis de que la causa humanitaria justifica el uso publicitario de la desgracia, llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que no estar¨ªa mal que las firmas esponsorizasen la extinci¨®n de incendios y el rescate de v¨ªctimas en los terremotos. En esta ocasi¨®n, el dilema ¨¦tico se plantea a¨²n con mayor dureza. ?Qu¨¦ importa que, sobre las ruinas de un edificio de doce pisos, aparezca un cartel publicitario que diga, por ejemplo: "Mister Proper patrocina el rescate en este terremoto", si as¨ª se salvan vidas? ?Tendr¨ªa algo de relevante que un bombero que saca de las llamas a una ni?a tiznada de humo llevase en su espalda el logotipo de Vim Clorex Verde? ?Por qu¨¦ no se patrocina a los enfermos de sida, a los de c¨¢ncer, a los paral¨ªticos, o a los propios indigentes?
La vida es a veces una empresa, e incluso el nombre de uno se convierte en una marca. Tal vez dentro de poco, en la l¨¢pida de un insolvente, aparezca la leyenda: "Aqu¨ª yace Porfirio Guti¨¦rrez, muerto en la gloria de Dash, que lava m¨¢s blanco". Nunca un epitafio fue m¨¢s revelador de la miseria humana. Pero no es cuesti¨®n de ponerse tr¨¢gicos. La esponsorizaci¨®n puede aplicarse a otros aspectos de la vida, como el noviazgo, el matrimonio, e incluso el nacimiento del primer hijo. Seguramente a muchos no les importar¨ªa estar patrocinados por alguna marca de prestigio, ni siquiera en la noche de bodas. El efecto optimista y desenfadado que es deseable en la mayor¨ªa de las promociones publicitarias estar¨ªa asegurado.
No est¨¢ claro que los pateros -de los que he hablado al inicio de este art¨ªculo- fueran conscientes de que estaban participando en un spot publicitario de gran relevancia. La fotograf¨ªa era muy buena, el medio perfecto -los telediarios que ven millones de personas- y el grupo que tiritaba muy ¨¦tnico y colorido. Aunque la Coca Cola -que insisto, sal¨ªa en primer plano- parec¨ªa la aut¨¦ntica protagonista, el caso es que los pateros lo hicieron muy bien, y no cobraron ni un duro. Su pago fue ser expulsados y devueltos a su tierra, con la ilusi¨®n de volver a intentar participar en otro anuncio como esos cuanto antes.
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