Palabras y hechos

La formaci¨®n del primer gobierno de Francisco Camps ha dominado la actualidad pol¨ªtica de la Comunidad Valenciana durante los ¨²ltimos d¨ªas. El n¨²mero de comentarios que el acontecimiento ha provocado en los medios de informaci¨®n ha sido notable. Nadie ha querido privarse de dar su opini¨®n sobre un suceso que hab¨ªa despertado gran expectaci¨®n. Como es natural en estas situaciones, los escritos publicados han sido enormemente variados. En todos ellos, pod¨ªa apreciarse, sin embargo, un tono de sorpresa com¨²n, motivado por la evidencia de que Francisco Camps no ser¨¢ un simple continuador de la pol¨ªtica de Eduardo Zaplana. Con una mayor o menor reticencia, resultado de la ideolog¨ªa de cada uno, el hecho lo han aceptado todos los comentaristas pol¨ªticos.

La actitud desdibujada que Francisco Camps mantuvo en la pasada campa?a electoral ha sido, en buena medida, la causa de esa sorpresa inicial. La presencia abrumadora de Eduardo Zaplana, durante aquellos d¨ªas, hab¨ªa llevado a suponer que Camps se convertir¨ªa en su delegado en la Comunidad. Nadie esperaba, pues, que se produjeran grandes cambios a la hora de gobernar. En esa situaci¨®n, los primeros gestos del nuevo presidente, muy calculados, en mi opini¨®n, han tenido algo de imprevistos, obligando a muchas personas a reconsiderar su postura inicial. Los nombramientos del nuevo gabinete -con la inevitable presencia de elementos de la ¨¦poca anterior- no han hecho sino reforzar la idea de que Francisco Camps se dispone a gobernar.

Yo he cre¨ªdo percibir, en estas primeras actuaciones de Camps, una decisi¨®n de recuperar las formas democr¨¢ticas, muy deterioradas, durante los a?os pasados, en la Comunidad Valenciana. Un asunto menor, si se quiere, como es el cambio de tono mostrado por Julio de Espa?a respecto a la lengua puede indicarnos la medida de la situaci¨®n. Entre su postura el d¨ªa de la constituci¨®n de las Cortes y la mantenida en la jornada de investidura de Francisco Camps, media un abismo salvado por la voluntad. Si mi apreciaci¨®n es correcta y se ve ratificada en el futuro, habremos dado, sin duda, un gran paso hacia la convivencia. El anterior gobierno hab¨ªa desplazado las formas democr¨¢ticas, sustituy¨¦ndolas casi siempre por el griter¨ªo, y la confusi¨®n. Durante los a?os pasados, las Cortes valencianas han tenido una vida mortecina, sin contenido. Cuando esto sucede, la democracia se resiente y nos inclinamos a aceptar un mundo donde los m¨¢s listos tienen la raz¨®n.

Todas estas apreciaciones no suponen, naturalmente, que Francisco Camps vaya a hacer una pol¨ªtica distinta a la realizada hasta ahora por el Partido Popular. ?sa es otra cuesti¨®n. Camps es un hombre de derechas y har¨¢ una pol¨ªtica de derechas. Pero si es capaz de poner en ella alguna racionalidad, nos podremos dar por satisfechos. Hace mucho tiempo que esta comunidad no piensa en el largo plazo, mientras agota sus recursos en proyectos de incierta rentabilidad o en el d¨ªa a d¨ªa de la construcci¨®n. La investigaci¨®n y la econom¨ªa productiva se han convertido en una rareza entre nosotros. ?Pondr¨¢ remedio a esta situaci¨®n Francisco Camps o preferir¨¢ continuar entonando la canci¨®n de la propaganda oficial? De momento, las palabras son buenas; habr¨¢ que aguardar a los hechos para obtener una respuesta.