Burbujas
El gran jefe del Banco de Espa?a, el ministro de Econom¨ªa, y el se?or Bot¨ªn han asegurado, todos a la vez, que no hay burbuja inmobiliaria. Pero no se han molestado en buscar un nombre alternativo a lo que est¨¢ ocurriendo porque ellos saben que una rosa es una rosa y una burbuja es una pompa de aire que se forma en el interior de un l¨ªquido. Es decir, que en las turbias profundidades de la econom¨ªa sumergida se ha inflado el precio de la vivienda, que ahora sale a la superficie en forma de globo. S¨®lo que, en vez de mostrar las irisaciones de la pompa de jab¨®n, produce los reflejos parduscos de la materia fecal de la que procede. Ah¨ª est¨¢, ah¨ª est¨¢, flotando sobre nuestras cabezas, a punto de estallar.
Seamos claros: ya ha estallado, llev¨¢ndose por delante las modestas inversiones ideol¨®gicas de Zapatero. No es m¨¢s que una cuesti¨®n de tiempo que se lleve tambi¨¦n sus ahorros de usted si usted no es un especulador, o sea, si usted no es un g¨¢ngster como los que estos d¨ªas entran o salen de las sedes de los partidos pol¨ªticos y se querellan mutuamente para ganar tiempo. A usted ya le ocurri¨® lo mismo con la Bolsa. Un d¨ªa lleg¨® el vecino y se ri¨® de usted porque ten¨ªa paralizados en el banco los ahorros de toda la vida, cuando invirti¨¦ndolos en Telepizza, le dijo, los beneficios llegaban en moto y antes de media hora. Tanto insisti¨® el vecino que usted se hizo inversor y lo perdi¨® todo porque la Bolsa se derrumb¨® al d¨ªa siguiente.
Ese dinero que usted pierde en las burbujas a las que le arrastra la desesperaci¨®n no se volatiliza: va a la cuenta de los ladrones. Si usted no es uno de ellos, regrese al ahorro tradicional, porque para hacerse millonario con los pisos hay que ser un Tamayo, un Balb¨¢s, un ministro de Trabajo, un sinverg¨¹enza. La burbuja inmobiliaria, como ya lo hicieran la digital y la burs¨¢til, estallar¨¢ enseguida, y mientras los traficantes de suelo se forran el ri?¨®n con el dinero negro, usted volver¨¢ a quedarse a dos velas. Venda la casa que compr¨® para hacerse rico, cancele el pr¨¦stamo y guarde lo que sobre en un calcet¨ªn. Los precios han comenzado a desplomarse: la prueba es que el Banco de Espa?a, el ministro de Econom¨ªa y el se?or Bot¨ªn han asegurado, todos a la vez, que no hay burbuja inmobiliaria.
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