Fiscales

La entrada en vigor de la Ley 14/2003, por la que se modifica el Estatuto Org¨¢nico del Ministerio Fiscal, ha determinado que siete de los ocho fiscales jefes de Andaluc¨ªa cesen. Unos ceses que, l¨®gicamente, no impiden que se mantengan en sus cargos hasta que se produzcan los relevos. Unos nombramientos, los nuevos, que le corresponde realizar al Gobierno de la naci¨®n, a propuesta del Fiscal General del Estado.

Pues bien, por lo le¨ªdo, parece ser que todos los fiscales jefes quieren seguir si¨¦ndolo. Es m¨¢s, alguno de ellos, como el de C¨®rdoba, ha hecho llegar el mensaje de que de no ser nombrado "se ir¨¢ a Euskadi". Esperemos que, si no resulta nombrado y se marcha a Euskadi, no haga en la Memoria una recomendaci¨®n parecida a la que hizo para C¨®rdoba. Pues si en esta ciudad recomend¨® a los ciudadanos que, para evitar robos, llevaran pistola, en el Pa¨ªs Vasco puede terminar recomendando metralletas. Pero en fin, an¨¦cdotas aparte, lo real es que ahora Jes¨²s Cardenal es quien lleva la voz cantante. Es quien le va a decir a su Gobierno, y al nuestro, qu¨¦ fiscales son id¨®neos para Andaluc¨ªa.

Criterio, el de la idoneidad, cuyo contenido est¨¢ muy precisado en la Ley. El fiscal id¨®neo -dice- es aquel que sea "moderno, din¨¢mico y comprometido con los valores constitucionales cuya promoci¨®n y defensa le corresponde". Realmente hay pocos motivos para la esperanza. La actuaci¨®n de Cardenal en casos como el de Pinochet, su silencio en toda la trama especulativa que est¨¢ ocurriendo en Madrid o sus posicionamientos en el caso de Lia?o no dejan mucho margen para saber qu¨¦ es lo que entiende por idoneidad.

En cualquier caso, esperemos que no sea as¨ª y que Cardenal tenga un mal d¨ªa que sea bueno para Andaluc¨ªa. Tambi¨¦n que a la idoneidad de los nuevos fiscales, sean los mismos o sean otros, les acompa?e una preparaci¨®n t¨¦cnica en profundidad, sin tener que esperar dos a?os, como ha dicho el Fiscal Jefe de Andaluc¨ªa ante la Comisi¨®n de Justicia. La especulaci¨®n urban¨ªstica, el da?o al medio ambiente, la siniestralidad laboral, el trafico ilegal de mano de obra, la violencia dom¨¦stica, y tantos otros delitos, exigen fiscales comprometidos con los valores constitucionales, pero tambi¨¦n conocedores de tramas e intereses con relevancia penal que se dan en estos sectores.