Las constructoras investigan si hay mafias en la seguridad de las obras
Empresas de seguridad privada denuncian el perjuicio que les causan los extorsionadores
Aecom, la patronal de las constructoras de Madrid, reunir¨¢ la pr¨®xima semana a su junta directiva para investigar los casos de las coacciones que realizan mafias para conseguir la vigilancia de obras en la regi¨®n. El presidente de la asociaci¨®n, Jos¨¦ Escribano, inform¨® ayer de esta decisi¨®n y asegur¨® que la noticia publicada ayer por EL PA?S le cogi¨® "totalmente por sorpresa". Varias compa?¨ªas de seguridad privada se sumaron a las denuncias y confirmaron que conocen que estas pr¨¢cticas se realizan de forma habitual en la regi¨®n. No obstante, las v¨ªctimas no suelen denunciarlo ante la polic¨ªa.
La denuncia realizada por algunos jefes de obra, aparejadores y constructores, as¨ª como el reconocimiento por parte del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y Guardia Civil de la existencia de mafias dedicadas a sabotear obras para quedarse as¨ª con su vigilancia han llevado a la patronal de la construcci¨®n en Madrid a convocar con urgencia a su ¨®rgano directivo.
El presidente de la organizaci¨®n, Jos¨¦ Escribano, expres¨® ayer su confianza en que tendr¨¢ la "informaci¨®n suficiente" para valorar las denuncias a comienzos de la semana pr¨®xima. Antes, las 24 empresas que forman la junta directiva de Aecom se reunir¨¢n para poner en com¨²n su conocimiento de los hechos.
Escribano se siente "sorprendido" por la existencia de mafias de extorsionadores y asegur¨® que hasta ahora desconoc¨ªa estos hechos. "Cre¨ªa que eso era m¨¢s propio de tiempos del franquismo, pero habr¨¢ que ver qu¨¦ nos dicen en la junta", se?al¨®.
Vigilancia
Por contra, el conocimiento de las coacciones es com¨²n en otro sector afectado: las compa?¨ªas de seguridad privada. Aunque prefirieron reservar el anonimato, este peri¨®dico habl¨® ayer con representantes de estas empresas, que reconocen que se trata de una pr¨¢ctica "muy extendida y conocida perfectamente en el mundillo".
Un directivo de una compa?¨ªa con sede en Madrid explic¨®: "Todo el mundo lo comenta, pero nadie quiere problemas. Es evidente que nos afecta much¨ªsimo, eso no se puede negar".
Otro representante de una compa?¨ªa madrile?a que tambi¨¦n prefiere no dar su nombre ampl¨ªa la explicaci¨®n de su colega: "Su influencia no es s¨®lo indirecta, sino que tambi¨¦n nos toca directamente, porque algunas veces han amenazado a nuestros propios vigilantes para que dejaran de proteger las obras".
El marroqu¨ª Ahmed trabaja en la seguridad de un edificio en construcci¨®n en el nuevo barrio de Sanchinarro, en el norte de Madrid. Su turno es de las siete de la tarde a las siete de la ma?ana y, aunque las noches suelen discurrir con tranquilidad, se las ha tenido que ver en m¨¢s de una ocasi¨®n con ladrones que merodean por los alrededores. "Muchas veces se trata de gente que est¨¢ encargada de vigilar obras vecinas. Todav¨ªa no he sufrido grandes robos, pero es curioso ver c¨®mo empleados de empresas privadas tenemos que vigilar edificios junto a gente que no tiene ning¨²n tipo de contrato y vete t¨² a saber c¨®mo han conseguido la vigilancia", cuenta.
Uno de los directivos de las compa?¨ªas de seguridad a?ade: "Nosotros hacemos contratos, no tratos, con las constructoras".
Ahmed es marroqu¨ª, como muchos de sus compa?eros en las empresas de seguridad privada. Una de estas compa?¨ªas asegura que el n¨²mero de inmigrantes dentro de su plantilla de vigilantes asciende a casi el 40%. En el barrio de Sanchinarro -el nuevo desarrollo m¨¢s grande que se construye actualmente en la ciudad de Madrid, con 10.801 viviendas-, la mitad de las obras est¨¢n controladas por ciudadanos de etnia gitana, que no pertenecen a ninguna empresa de seguridad; la otra mitad son vigiladas por empleados de compa?¨ªas privadas, en su gran mayor¨ªa magreb¨ªes y suramericanos.
Construcciones privadas
La presencia de las mafias extorsionadoras se produce sobre todo en los municipios del norte de la regi¨®n, como Pozuelo de Alarc¨®n y Majadahonda, y en los nuevos barrios de Madrid. Seg¨²n explicaron fuentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, las coacciones llegan siempre en construcciones privadas, ya que la vigilancia en las obras p¨²blicas son adjudicadas a trav¨¦s de concursos.
En Sanchinarro, EL PA?S habl¨® con dos hermanos de etnia gitana que habitualmente hacen guardia en una furgoneta junto a un edificio en el que acaban de entrar a vivir los primeras ocupantes. "Nuestra familia se ha hecho cargo de la protecci¨®n de diversas construcciones en Sanchinarro desde que ¨¦stas comenzaron a levantarse hace m¨¢s o menos tres a?os". No visten uniforme y su caseta es el cami¨®n con el que patrullan la zona.
No muy lejos de all¨ª pasea el ecuatoriano Alejandro, un guarda que tambi¨¦n ha sufrido el acoso de extorsionadores. "Pasaban por delante, amenazando, pero nunca me hicieron nada. Al final te acostumbras y hasta te pones a hablar con ellos. No te queda m¨¢s remedio, porque la noche es muy larga y es mejor tenerlos a tu favor", relat¨®.
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