Naci¨®n y clase social
A ra¨ªz de las declaraciones del candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, en las que critic¨® al Gobierno de CiU por favorecer a los catalanes nacidos en esta comunidad versus los que nacieron fuera de ella, se ha abierto un debate sobre un tema que ha sido definido por algunos comentaristas como un tab¨² en los c¨ªrculos medi¨¢ticos y pol¨ªticos de Catalu?a; es decir, la importancia de lo ¨¦tnico en la pol¨ªtica catalana. La gran mayor¨ªa de los comentaristas la niegan y acent¨²an la convivencia, que se presenta como ejemplar, entre los distintos grupos ¨¦tnicos, culturales y raciales. Tal complacencia ignora, sin embargo, la enorme evidencia de la discriminaci¨®n ¨¦tnica, comenzando por el escas¨ªsimo n¨²mero de catalanes nacidos en otras comunidades o pa¨ªses que han ocupado puestos de responsabilidad pol¨ªtica en la Administraci¨®n catalana.
Tal debate, sin embargo, oculta e indirectamente refuerza el mayor tab¨² imperante hoy en Catalu?a: el silencio ensordecedor sobre la existencia de clases sociales en esta comunidad y su reproducci¨®n a trav¨¦s de las instituciones pol¨ªticas. En realidad, la discriminaci¨®n de clase es la m¨¢s obvia y a la vez la menos visible en el debate pol¨ªtico catal¨¢n, y ello como resultado de que la existencia de clases ha desaparecido en el discurso pol¨ªtico y medi¨¢tico dominante en el pa¨ªs. La ¨²nica ocasi¨®n en que aparece es precisamente para negarla, definiendo a la mayor¨ªa de los catalanes como pertenecientes a las clases medias y aceptando, sin embargo, la existencia de dos minor¨ªas, la de los ricos y la de los pobres (los inmigrantes m¨¢s recientes). En ocasiones (incluso en estad¨ªsticas y encuestas oficiales) se define a estas dos minor¨ªas como clase alta y clase baja, con lo cual la estructura social de Catalu?a se presenta, en el discurso medi¨¢tico y pol¨ªtico dominante, como formada por clase alta, clase media y clase baja. Ni que decir tiene que cuando se le pregunta a la poblaci¨®n catalana si pertenece a la clase alta, media o baja, la gran mayor¨ªa responde que a la media, lo cual se presenta err¨®neamente como evidencia de que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n es o se siente de clase media. Esta nueva interpretaci¨®n de nuestra estructura social justifica una tendencia en el discurso pol¨ªtico a desviarse hacia el centro, donde supuestamente se ubican las clases medias.
La evidencia, sin embargo, cuestiona cada uno de estos supuestos. En Catalu?a hay clases sociales, y hay tantas Catalu?as como clases sociales en el. Es m¨¢s, la clase social a la que un catal¨¢n pertenece es la variable m¨¢s importante para explicar, entre muchos hechos, los a?os que vivir¨¢, el tipo de trabajo que tendr¨¢, la educaci¨®n que recibir¨¢, la vivienda donde residir¨¢, la parte de la ciudad o del pueblo donde estar¨¢ situada su vivienda y tambi¨¦n sus probabilidades de tener un cargo pol¨ªtico de representatividad. La evidencia de lo que digo es abrumadora. Y las clase sociales son (sin perd¨®n por utilizar los t¨¦rminos prohibidos o considerados tab¨²) burgues¨ªa, peque?a burgues¨ªa, clases medias y clases trabajadoras (dividida esta ¨²ltima en clase trabajadora cualificada y no cualificada). Y la estructura del poder pol¨ªtico y medi¨¢tico est¨¢ controlada por la burgues¨ªa, la peque?a burgues¨ªa y la clase media de renta alta. Las clases medias de renta media y baja y la clase trabajadora representan el 68% de la poblaci¨®n y no aparecen en las estructuras del poder pol¨ªtico y medi¨¢tico. Catalu?a es un pa¨ªs altamente elitista, con una enorme concentraci¨®n de poder. Un indicador de este poder de clase es que incluso el discurso de clase ha desaparecido. El debate pol¨ªtico, por lo tanto, tiende a centrarse en el tema nacional, detr¨¢s del cual se refleja un continuismo del poder de clase existente. La naci¨®n catalana es as¨ª definida como la Catalu?a trazada por la estructura de poder, la cual califica a las otras Catalu?as (basadas en otras clases sociales) de no suficientemente catalanas o incluso anticatalanas. En este aspecto, los otros catalanes no son ¨²nicamente los que nacieron fuera de Catalu?a, sino la ciudadan¨ªa que pertenece a la clase trabajadora (y a las clases medias de renta baja), que no aparece en las estructuras de poder pol¨ªtico, econ¨®mico o medi¨¢tico y cuya misi¨®n pol¨ªtica se supone que es apoyar electoralmente aquella estructura. ?ste es el tab¨² que se oculta detr¨¢s del otro tab¨², el ¨¦tnico. Esta situaci¨®n de discriminaci¨®n de clase explica que en el debate pol¨ªtico en la Catalu?a dominante parte de los otros catalanes no participen y se abstengan. De ah¨ª el gran error de las izquierdas, que, al abandonar el discurso de clase (muy pocos pol¨ªticos de izquierda hablan de la clase trabajadora, por considerarlo, supongo, un t¨¦rmino anticuado), estimulan la abstenci¨®n de la clase trabajadora, lo que constituye el punto m¨¢s flaco de aqu¨¦llas.
Por otra parte, que el discurso de clases haya desaparecido (lo cual ha favorecido a las fuerzas conservadoras, que se autodefinen como nacionalistas) no quiere decir que haya sucedido lo mismo con las pr¨¢cticas de clase. Antes al contrario, pol¨ªticas p¨²blicas de clase del Gobierno conservador catal¨¢n incluyen, entre otros ejemplos, la reforma fiscal aprobada por los gobiernos conservadores catal¨¢n y espa?ol, que ha beneficiado m¨¢s a las clases m¨¢s adineradas que a las populares; las pol¨ªticas de subsidio a las escuelas privadas (de las m¨¢s altas de Espa?a), incluidas escuelas de ¨¦lite, que sirven a las clases de renta media alta y alta a costa de la financiaci¨®n de las escuelas p¨²blicas, que sirven a las clases populares; la austeridad presupuestaria seguida por ambos gobiernos conservadores, que explica que el d¨¦ficit social con el promedio de la Uni¨®n Europea vaya aumentando en lugar de disminuir, y ello como consecuencia de que el gasto p¨²blico social per c¨¢pita (que beneficia sobre todo a las clases populares) en Catalu?a y en Espa?a se ha incrementado menos que el promedio de la Uni¨®n Europea (invirtiendo la convergencia social que se hab¨ªa producido en los a?os ochenta), como resultado de las medidas adoptadas en colaboraci¨®n con el Gobierno conservador espa?ol, con cuyas pol¨ªticas econ¨®micas y sociales el presidente de la Generalitat, seg¨²n ha indicado, tiene m¨¢s puntos de coincidencia que con las de los gobiernos anteriores.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Pompeu Fabra.
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