El triunfo de un desahuciado
Rub¨¦nPlaza, campe¨®n nacional a los dos a?os de que un m¨¦dico le dijera que se retirase
Rub¨¦n Plaza, una de las grandes promesas del ciclismo espa?ol juvenil, acab¨® ayer en Madrid con varios a?os de miseria y dolor al convertirse en campe¨®n de Espa?a de fondo en carretera. El alicantino super¨® con facilidad a sus dos compa?eros de escapada: Rafael Casero, hermano peque?o del ganador de la Vuelta de 2001, quien lanz¨® el sprint demasiado lejos, y Benjam¨ªn Noval, que hab¨ªa gastado sus fuerzas en la ¨²ltima subida a la Dehesa de la Villa.
Fue un triunfo con m¨¢s valor simb¨®lico: la primera victoria de un corredor que lleg¨® al Banesto amateur hace cuatro a?os y el ¨²ltimo t¨ªtulo nacional para su equipo, que se despedir¨¢ del ciclismo en el oto?o con una exhibici¨®n del valor de su cantera: los cinco primeros clasificados -cuarto lleg¨® Ion del R¨ªo y quinto Francisco Mancebo- pasaron por su equipo amateur. Pero Plaza a punto estuvo de no llegar.
Hace dos a?os justos, un m¨¦dico le dijo a Plaza que lo dejara, que nunca se curar¨ªa, que se olvidara del ciclismo. El corredor -nacido en Alcoi hace 23 a?os, criado en Ibi, donde los juguetes, y residente en Ibi medio a?o y en Colindres (Cantabria), con su novia, la ciclista Mercedes Cagigas, el otro medio- era un gigante (191,5 cent¨ªmetros) excesivamente precoz. Su cuerpo, en crecimiento permanente, no terminaba de ajustarse. Los m¨²sculos se desarrollaron demasiado pronto, cu¨¢driceps adultos, muy fuertes, y sus tendones, m¨¢s tiernos, no aguantaban sus exigencias. Desarroll¨® en la rodilla izquierda una tendinitis rotuliana que se asent¨® de manera, al parecer, cr¨®nica. O eso le hicieron creer. Pero Plaza no estaba por rendirse de modo tan r¨¢pido.
Plaza estaba en el Banesto por su mentor, el hombre que siempre le ha guiado, Antonio Llopis, que trabajaba de vez en cuando de mec¨¢nico y masajista para el hist¨®rico equipo Artiach. All¨ª se lo recomend¨® hace siete a?os al m¨¦dico, Jes¨²s Hoyos, quien despu¨¦s fichar¨ªa por el equipo bancario, al que se llev¨® a un convencido Plaza. El ciclista de Ibi incluso fue capaz de decirle no a la oferta econ¨®mica de Pepe Quiles, el patr¨®n del Kelme, que no pod¨ªa aguantar que el mejor corredor alicantino no estuviera en el equipo de la tierra.
Pero el mejor ciclista de Alicante estaba all¨ª, en un callej¨®n sin salida, al borde de la desesperaci¨®n, cuando un segundo m¨¦dico le dijo que no sufriera, que lo suyo no era tan grave, que todo era cuesti¨®n de tiempo, que a los 23 a?os los tendones se habr¨ªan igualado en madurez con los m¨²sculos y que se acabar¨ªan los problemas y los dolores. El a?o y medio que llevaba pr¨¢cticamente parado llegaba a su fin y quien de juvenil fuese campe¨®n de Espa?a de fondo en carretera, campe¨®n de Espa?a contrarreloj y campe¨®n de Espa?a de persecuci¨®n en pista podr¨ªa empezar a aprender el oficio de ciclista profesional. Lo hizo de sopet¨®n.
Fue un choque, una dura prueba de madurez la que tuvo que pasar en su primera gran carrera, nada menos que la cl¨¢sica Mil¨¢n-San Remo. No era su mejor d¨ªa y lo supo enseguida, en la primera dificultad, el Bic Berton. Se descolg¨® del pelot¨®n y continu¨® con la idea de retirarse en el avituallamiento, donde se montar¨ªa en un coche del equipo. Sin embargo, cuando lleg¨® al lugar se?alado, no vio ni rastro del coche del Banesto. No le quedaba m¨¢s remedio que seguir pedaleando hasta San Remo, distante m¨¢s de 100 kil¨®metros. Lo tuvo que hacer por el arc¨¦n de la estrecha SS Aurelia, bien pegadito a la cuneta, los retrovisores de coches y furgonetas roz¨¢ndole el manillar: hab¨ªan abierto la carretera al tr¨¢fico antes de que ¨¦l pasara.
Fueron varias horas de aprendizaje acelerado sobre la condici¨®n humana, acerca de la insignificancia del ciclista an¨®nimo en la sociedad de las prisas y la dureza del oficio de corredor profesional. Al llegar a San Remo, le esperaba su novia, que hab¨ªa corrido la prueba femenina: ambos descubrieron que la paciencia podr¨ªa ser la mejor arma.
A?o y medio despu¨¦s, cuando su cuerpo ha encontrado el equilibrio, por fin ha triunfado.
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