"Qu¨ªtese la ropa"
Ricardo Cavallo, alias S¨¦rpico, le¨ªa en M¨¦xico Las relaciones humanas, de Jiddu Krishnamuti, le subliman las sinfon¨ªas, y fue un miserable sumamente casto, seg¨²n alguna de sus v¨ªctimas, que nunca demostr¨® inter¨¦s por violar a las j¨®venes supliciadas en las mazmorras de la dictadura argentina. Probablemente le incomod¨® desnudarse ante una extra?a. "?Qu¨ªtese la ropa!", le exigi¨®, la ma?ana de su extradici¨®n a Espa?a, una doctora del Reclusorio Oriente.
El diario La Jornada public¨® ayer en portada la fotograf¨ªa del ex militar, acusado de genocidio y terrorismo, en calzoncillos, sin gafas, grave, algo tocino. "Quiz¨¢ la multitud de reporteros y ciudadanos argentinos que no olvidan sus agravios lo quieren ver as¨ª, desnudo, poni¨¦ndose en cuclillas ante una doctora que le da ¨®rdenes, mientras hace el ¨²ltimo chequeo", se?ala el diario. Pulcro y disciplinado, el reo se dej¨® hacer. Presi¨®n, ligeramente alta; colon, irritable; de ni?o, rubeola y sarampi¨®n. "?Por qu¨¦ tantas fotos?", pregunt¨® a los polic¨ªas que le grababan. No le respondieron.
Orlando Maga?a, acusado de asesinar fr¨ªamente a toda una familia mexicana durante el asalto a su domicilio, le despidi¨® con ceremonia y admiraci¨®n, y le extendi¨® la mano amiga: "S¨¦rpico es todo un caballero, hasta entre delincuentes". Expresivo como una sardina frita, Cavallo parec¨ªa ido. "?Hay muchos fot¨®grafos all¨¢ afuera?", inquiri¨® en dos ocasiones. No le respondieron. Hab¨ªa pedido discreci¨®n, y afuera hab¨ªa una legi¨®n de c¨¢maras. Tampoco le gust¨®.
Las conversaciones con los seres humanos encargados de su vigilancia no fueron frecuentes. Las tuvo con Lucio Hern¨¢ndez, un abogado de 34 a?os, subdirector de Seguridad de la Direcci¨®n de Reclusorios a quien se encomend¨® la integridad f¨ªsica del detenido. Nunca intent¨® suicidarse porque seguramente conf¨ªa en su absoluci¨®n.
A las 6.30 del d¨ªa de la extradici¨®n todo estaba dispuesto. Siempre impecable, de traje y corbata, el ex oficial cerr¨® un malet¨ªn negro con una muda y un cepillo de dientes y parti¨® hacia el aeropuerto bajo grillos. Nada se llev¨®. Su principal equipaje le aguardaba en la Audiencia Nacional: el expediente del juez Baltasar Garz¨®n con las salvajadas que se le imputan.
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