Iberoam¨¦rica mestiza
El antrop¨®logo revela las claves de la exposici¨®n que con el t¨ªtulo de 'Iberoam¨¦rica mestiza' se inaugura hoy en la Torre de Don Borja, en Santillana del Mar, y de la que es comisario.
La pretensi¨®n de una raza pura, no contaminada por mezcla alguna, proclamada con aires de superioridad por varios pensadores y llevada a extremos inveros¨ªmiles por los nazis, es hoy rechazada como carente de fundamento cient¨ªfico. Todos los pueblos del mundo, por variados caminos, en alguno o en varios momentos de su historia, se han mezclado con otros o han recibido de ellos aportaciones no s¨®lo culturales, sino tambi¨¦n de car¨¢cter gen¨¦tico.
Siendo esto verdad, la historia nos muestra que, en ciertos tiempos y en determinados contextos geogr¨¢ficos, se han producido m¨¢s amplias e intensas mezclas de pueblos. Las causas de esto han sido m¨²ltiples. Entre ellas sobresalen las invasiones, conquistas y otras formas de movimientos migratorios. La pen¨ªnsula Ib¨¦rica ofrece extraordinario ejemplo de esto. Sobre un sustrato ib¨¦rico -cuya identidad ¨²ltima contin¨²a siendo objeto de indagaci¨®n- se establecieron m¨¢s tarde gentes de filiaci¨®n c¨¦ltica. Se ha hablado as¨ª de "los celt¨ªberos" como poblaci¨®n resultante.
?No ser¨¢ pertinente aprender lo bueno y lo malo de la que llamar¨¦ lecci¨®n hist¨®rica de Iberoam¨¦rica?
En esta exposici¨®n se pone de relieve c¨®mo las diferencias culturales y el mestizaje han sido y son fuentes de creatividad
Aparecieron luego diversos establecimientos a lo largo de las costas de la Pen¨ªnsula, de fenicios, griegos y cartagineses. De ello dan testimonio la fenicia Gades (C¨¢diz), la griega Emporion (Ampurias) y la m¨¢s tard¨ªa Cartago Nea (Cartagena).
A esas presencias se sum¨® luego otra que dej¨® huella muy amplia e imperecedera: la de Roma. Desde entonces la pen¨ªnsula Ib¨¦rica se latiniz¨®. Los pueblos que m¨¢s tarde la invadieron, los godos y otros muchos procedentes de ?frica, de religi¨®n isl¨¢mica, as¨ª como comunidades de jud¨ªos, aunque se mezclaron tambi¨¦n con los hispanos e influyeron en su cultura, no borraron su identidad de latinos y cristianos. As¨ª, en funci¨®n de m¨²ltiples mezclas, se fue forjando el ser de los modernos espa?oles.
A partir de 1492, navegantes y conquistadores procedentes de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica fueron penetrando en el Nuevo Mundo. Hubo invasiones, confrontaciones, choques, destrucci¨®n y muerte al ocurrir el contacto con los ind¨ªgenas de ese Nuevo Mundo. Se repiti¨® all¨ª lo que hab¨ªa ocurrido en otras conquistas, como las que realiz¨® Alejandro Magno en Asia o Julio C¨¦sar en las Galias e Hispania. A las confrontaciones siguieron diversas formas de acercamiento, rec¨ªprocas influencias culturales, incluso denuncias de muertes y destrucci¨®n como las que expresaron muchos frailes, casi siempre escuchadas por la Corona.
En el gran continente comenz¨® a producirse lo que hoy llamamos mestizaje. No s¨®lo hubo fusi¨®n de pueblos; abarc¨® tambi¨¦n el universo de la cultura. Poco a poco fue forj¨¢ndose Iberoam¨¦rica mestiza, lo que tambi¨¦n influy¨® hondamente en espa?oles y portugueses y, a la postre, en toda Europa y en el mundo entero, en campos como los de alimentaci¨®n, la farmacolog¨ªa, el saber geogr¨¢fico, la econom¨ªa y el arte.
Consecuencia de ese encuentro es que hoy, incluyendo a portugueses y brasile?os, los iberoamericanos formamos una comunidad de cerca de 600 millones de mujeres y hombres, la d¨¦cima parte de la humanidad. Y conviene notar que, a las presencias de ind¨ªgenas, espa?oles y portugueses, se sumaron las de los esclavos africanos y, m¨¢s tarde, las de gentes oriundas de los cuatro rumbos del mundo: italianos, alemanes, franceses, libaneses, jud¨ªos, chinos, japoneses y otros. El continente americano vino a ser el m¨¢s grande receptor de pueblos.
Volver esto visible ha sido el prop¨®sito de quienes han organizado una exposici¨®n concebida con tal rubro. Me refiero a la Fundaci¨®n Santillana y a la Sociedad Estatal para la Acci¨®n Cultural Exterior (SEACEX), del Ministerio de Asuntos Exteriores de Espa?a, que han contado con la colaboraci¨®n de otras instituciones, museos y bibliotecas de Espa?a e Iberoam¨¦rica, as¨ª como de investigadores, en particular espa?oles y mexicanos.
Esta exposici¨®n, la primera en su g¨¦nero, se inaugura hoy en Santillana del Mar (Cantabria), en la Torre de Don Borja, sede de la Fundaci¨®n Santillana. En ella se presentan objetos que muestran la riqueza cultural, consecuencia del encuentro, desde mapas en los que se ve c¨®mo se fue formando una nueva imago mundi realmente ecum¨¦nica hasta elementos de la flora y la fauna. Basta con recordar lo que han sido para los europeos las patatas, el tomate, el cacao, la vainilla y tantas otras cosas, y para los amerindios, el aceite vegetal, el az¨²car, los c¨ªtricos y animales como los vacunos, porcinos y equinos.
El arte mestizo est¨¢ presente en la pintura, la escultura, la arquitectura y la cer¨¢mica, as¨ª como en la imagen de una urban¨ªstica que transform¨® el paisaje del continente americano. Hay acercamiento a la maravilla del arte barroco en ¨¢mbitos como los de M¨¦xico y Per¨², y a la riqueza en oro y plata, procedentes de las llamadas Indias Occidentales, que dio fulgor a altares y alhajas en templos y conventos espa?oles.
La literatura que floreci¨®, obra de mujeres y hombres mestizos, entre ellos el Inca Garcilaso de la Vega y sor Juana In¨¦s de la Cruz, da asimismo testimonio del encuentro. Otro campo es el del saber acerca de centenares de lenguas amerindias, con aportaciones fruto de la captaci¨®n de fen¨®menos ling¨¹¨ªsticos antes desconocidos. Se evoca, en fin, la formulaci¨®n de los derechos de los amerindios, con expresiones jur¨ªdicas anticipo de las ulteriores declaraciones de los derechos humanos.
En esta exposici¨®n, sin soslayar lo que fue enfrentamiento y lucha, se pone de relieve c¨®mo las diferencias culturales y el mestizaje han sido y son fuentes de creatividad. Esta muestra se exhibir¨¢ en octubre en Madrid, y en diciembre, en Ciudad de M¨¦xico.
Hay un mensaje para el tiempo en que vivimos. Grandes movimientos migratorios se producen hoy en muchos lugares del mundo. En el caso de Europa, a ella llegan en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, en formas legal o ilegal, hombres y mujeres procedentes de pa¨ªses en los que privan pobreza o miseria. Para limitarme a Espa?a, en ella se han establecido muchos marroqu¨ªes, argelinos, subsaharianos, latinoamericanos, filipinos y otros. En lo que toca a Estados Unidos, viven all¨ª cerca de 30 millones de mexicanos y otros 15 m¨¢s de los llamados "hispanos", junto con cerca de 30 millones de origen africano y no pocos llegados de Asia.
Los inmigrantes desempe?an trabajos que en general son desde?ados por los habitantes del pa¨ªs en cuesti¨®n. A la vez esos mismos inmigrantes son vistos como intrusos e inferiores. En medio de reacciones ambivalentes, no faltan los acercamientos que desembocan en matrimonios u otras formas de uni¨®n entre los inmigrantes y los ciudadanos del pa¨ªs. Surgen as¨ª nuevas formas de mestizaje. ?Se forjar¨¢ un marco jur¨ªdico, como ocurri¨® en Iberoam¨¦rica, para humanizar en paz y justicia las relaciones inter¨¦tnicas? Si en el destino del mundo puede avizorarse un incremento incesante en el mestizaje, ?no ser¨¢ pertinente aprender lo bueno y lo malo de la que llamar¨¦ lecci¨®n hist¨®rica de Iberoam¨¦rica?
Miguel Le¨®n-Portilla es antrop¨®logo, comisario general y presidente del comit¨¦ cient¨ªfico de la exposici¨®n Iberoam¨¦rica mestiza, organizada por la Fundaci¨®n Santillana y SEACEX.
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