EE UU plane¨® fabricar un laboratorio m¨®vil bacteriol¨®gico
El Pent¨¢gono pretendi¨® crear una copia id¨¦ntica del que pose¨ªa Sadam Husein
Hace tres a?os, EE UU plane¨® fabricar un laboratorio m¨®vil de armas bacteriol¨®gicas, parecido a los que presuntamente pose¨ªa Sadam Husein, con el prop¨®sito de entrenar a sus tropas en un eventual ataque contra Irak. Seg¨²n The New York Times, que public¨® ayer la noticia, la unidad nunca lleg¨® a ser operativa. La historia no acaba aqu¨ª. El principal encargado de este programa ultra secreto del Pent¨¢gono era el cient¨ªfico que el FBI se?al¨® como el principal sospechoso en los ataques con cartas de ¨¢ntrax, un enigma todav¨ªa por resolver.
La idea era construir una copia de los presuntos laboratorios m¨®viles iraqu¨ªes para preparar a los soldados en caso de guerra bacteriol¨®gica en Irak. La unidad se traslad¨® el pasado oto?o a Fort Bragg (Carolina del Norte), donde se entrenaban los comandos de la Delta Force, la unidad de ¨¦lite del ej¨¦rcito.
Las fuentes citadas por el diario afirman que el laboratorio nunca "se enchuf¨®", sus componentes no se conectaron y en ning¨²n momento hubo peligro de que se produjeran gases peligrosos. El equipo inclu¨ªa un fermentador y una centrifugadora para mejorar el potencial letal del ¨¢ntrax.
En 1975, Estados Unidos firm¨® y promovi¨® el Tratado sobre Armas Biol¨®gicas que prohibe el desarrollo, fabricaci¨®n y almacenaje de este tipo de arsenal. En estos a?os ha continuado sin embargo la investigaci¨®n en este campo, alegando prop¨®sitos puramente defensivos. Tras los atentados del 11-S, el gobierno estadounidense ampli¨® considerablemente estos programas.
En el a?o 2000, informes de la ONU y revelaciones de un cient¨ªfico iraqu¨ª exiliado convencieron a Washington de que Irak estaba fabricando o intentaba fabricar unidades m¨®viles bacteriol¨®gicas. El Pent¨¢gono decidi¨® entonces financiar su proyecto de entrenamiento.
La unidad m¨®vil fue desarrollada por uno de los contratistas privados de la CIA y del Pent¨¢gono, Science Applications International Corporation. Detr¨¢s de este nombre inocuo se escond¨ªa uno de los proyectos m¨¢s secretos de la c¨²pula militar. La compa?ia decidi¨® contratar al doctor Steven Hatfill, uno de los mayores expertos en bioterrorismo que ya hab¨ªa trabajado en laboratorios del Gobierno.
Hatfill empez¨® a desarrollar el laboratorio m¨®vil. Ir¨®nicamente, los pedidos de bacterias y material que realiz¨® entonces despertaron luego las sospechas del FBI. Hatfill correspond¨ªa al perfil de los investigadores que buscaban el autor de los ataques con cartas de ¨¢ntrax: un cient¨ªfico estadounidense con acceso a un tipo de ¨¢ntrax muy sofisticado, seguramente de procedencia militar. Hatfill, mientras tanto, hab¨ªa sido despedido por Science Applications en marzo de 2002.
El verano pasado, casi un a?o despu¨¦s de los atentados, y siempre sin pistas, el FBI declar¨® p¨²blicamente a Hatfill "persona relevante" en la investigaci¨®n, sin aportar ninguna prueba, ni confirmar ninguna acusaci¨®n. El cient¨ªfico convoc¨® a los medios para defender su inocencia. El asunto sigue estancado desde entonces.
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