Feminismo inteligente

Y lo hacen, adem¨¢s, sobre las mismas bases: una mezcla nada convencional entre drama y comedia; unos personajes ins¨®litos pero trazados con un amor incontenible, y un drama madre-hija, sustituido aqu¨ª, ya que la primera est¨¢ literalmente ausente (y el padre tambi¨¦n: de hecho, es un divertido tarambana que va y viene por la narraci¨®n, sin ejercer la menor influencia sobre sus tres hijas), por un enfrentamiento nieta-abuela en el que se lucen, y a modo, la eficaz Julia Stiles y una Shirley MacLaine que est¨¢ literalmente a sus anchas. Sobre ellas, y muy en especial la primera, recae todo el mensaje, si se me permite un t¨¦rmino pasado de moda, del filme.

Es un mensaje, claro est¨¢, sumamente atendible. Porque el enfrentamiento que opone a ambas no tiene en absoluto los tintes de la competitividad, ni del rencor, ni del resentimiento. Antes al contrario, es una pugna de crecimiento, como muy bien entiende la abuela; y Carolina deber¨¢ encontrar en ella misma, en su vida, en su experiencia, las armas para salir adelante. Tiene el filme, en fin, muchas aristas, muchos matices inteligentes; y no el menor es la propia historia de amor en que se ve envuelta la protagonista. Y la lecci¨®n queda di¨¢fanamente clara: las mujeres no deben competir entre s¨ª, sino apoyarse; como hace, por cierto, la propia directora, en un cameo sumamente significativo como funcionaria p¨²blica, para ayudar a Carolina en el momento m¨¢s triste y desvalido de su vida.