De la silla de ruedas a la final
Tras su grav¨ªsima lesi¨®n de rodilla en 2001, el australiano Philippoussis disputar¨¢ al suizo Federer el t¨ªtulo londinense
A finales de 2001 resultaba dif¨ªcil imaginar que Marc Philippoussis alg¨²n d¨ªa podr¨ªa disputar la final del torneo m¨¢s importante del mundo, Wimbledon. Era su sue?o secreto, el que hab¨ªa ido gestando sentado en una silla de ruedas a la que hab¨ªa quedado postrado tras su ¨²ltima intervenci¨®n en la rodilla izquierda, realizada el 29 de marzo de aquel mismo a?o. Era la tercera vez que pasaba por el quir¨®fano y los m¨¦dicos le dieron ya por desahuciado para la pr¨¢ctica del tenis. Sin embargo, nunca se rindi¨®. Sigui¨® luchando contra la opini¨®n de los especialistas, trabaj¨® con las pesas, en el gimnasio, fortaleci¨® su musculatura y acab¨® ganando. Ayer, elimin¨® al franc¨¦s Sebastien Grosjean y, apoyando su juego en un saque brutal -lleva 164 aces y s¨®lo ayer se anot¨® 37 puntos directos con el servicio-, disputar¨¢ ma?ana la final de Wimbledon al suizo Roger Federer.
El drama de Philippoussis empez¨®, precisamente, en el momento en que su carrera parec¨ªa haber despegado de forma definitiva. En septiembre de 1998, el australiano alcanz¨® por primera vez una final del Grand Slam en el Open de Estados Unidos, tras derrotar al espa?ol Carlos Moy¨¤, y la perdi¨® frente a su compatriota Patrick Rafter. Sin embargo, all¨ª gan¨® los puntos necesarios para entrar en los 10 primeros del mundo y ocupar la octaba plaza en abril de 1999. Aquel mismo a?o, en Wimbledon, tuvo que retirarse en la segunda manga de su cuarto de final contra Sampras, lesionado en la rodilla. Sufr¨ªa un moderado desprendimiento de cart¨ªlago que le oblig¨® a pasar por el quir¨®fano por primera vez. Estuvo siete semanas sin jugar, pero acab¨® el a?o como el h¨¦roe de Australia, cuando gan¨® la Copa Davis ante Francia en Niza.
La segunda operaci¨®n se produjo en diciembre de 2000 y la tercera, la ¨²ltima hasta ahora, en marzo de 2001. Siempre tuvieron que injertarle cart¨ªlago. "La tercera fue la m¨¢s dura", recuerda el jugador. "Me mantuvo dos meses y medio en una silla de ruedas. Es algo frustrante para alguien a quien no le gusta estar inactivo. Pero actu¨® tambi¨¦n como un revulsivo, porque me devolvi¨® el hambre que ya hab¨ªa perdido para volver a jugar".
Hijo de un portero de f¨²tbol australiano, Nick, Philippoussis comenz¨® a jugar de la mano de su padre, al que ahora ha recuperado como entrenador. Vive en California, donde practica el surf. con asiduidad.
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