Palacio pide a Marruecos que dialogue con el Frente Polisario
Benaissa mantiene una larga velada con la ministra en Tetu¨¢n
Las relaciones entre Espa?a y Marruecos ya est¨¢n a tono. Hace un a?o, el ministro marroqu¨ª de Exteriores, Mohamed Benaissa, ni siquiera sali¨® a recibir a su colega Ana Palacio. Ayer, cuando se va a cumplir el primer aniversario de la invasi¨®n de Perejil, Benaissa se tralad¨® a Tetu¨¢n para acompa?ar a la ministra espa?ola en una visita protocolaria, concluida la cual le ofreci¨® una cena.
Benaissa se dirigi¨® siempre en p¨²blico a ella como a "mi querida amiga y colega". Hace un a?o, en Rabat, cuando la mediaci¨®n del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, consigui¨® a duras penas apagar los ardores de Perejil, los fot¨®grafos que presenciaron su encuentro con Palacio no lograron ni una sola instant¨¢nea en la que los ministros se miraran de frente.
"Yo le busco el novio"
Ana Palacio sabore¨® ayer en Tetu¨¢n las ra¨ªces de una ciudad que fue el centro del Marruecos espa?ol. Su colega Mohamed Benaissa, que es originario de la zona, neg¨® que sea el punto de cruce de dos civilizaciones, ya que "la civilizaci¨®n hispano-marroqu¨ª es una, morisca", dijo.
Fue muy hispano el ambiente humano de la visita. "No he encontrado mi media naranja", confes¨®, por ejemplo, la ministra a Mar¨ªa, una anciana de origen burgal¨¦s interna en el asilo de las monjas de la Caridad que le pregunt¨® cu¨¢ntos hijos ten¨ªa. Y la mujer replic¨® a la ministra con desparpajo: "No se preocupe, que yo se la busco".
Por el lado marroqu¨ª, destac¨® la presencia en la ciudad del rey Mohamed VI, que alterna su tiempo entre las residencias que tiene en las distintas capitales del pa¨ªs. Esa estancia real abri¨® en la delegaci¨®n espa?ola la expectativa de una posible audiencia, que suele ser imprevisible, porque puede producirse en cualquier momento. Anoche, tres horas antes de la prevista por Palacio para regresar a Madrid, no se hab¨ªa confirmado.
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