"Me entraron ansias de matar y dispar¨¦ a una pareja", afirma Gal¨¢n
La polic¨ªa halla en un registro un casquillo de la marca Tokarev, el arma del 'asesino del naipe'
"Podr¨ªa haber estado matando durante 20 a?os. S¨®lo lo he hecho por azar y para probarme a m¨ª mismo que asesinar era f¨¢cil". As¨ª de cruel se ha mostrado durante el primer interrogatorio el asesino del naipe confeso, Alfredo Gal¨¢n Sotillo, de 26 a?os, que se entreg¨® el jueves en la comisar¨ªa de Puertollano (Ciudad Real). El homicida en serie cont¨® con gran profusi¨®n de detalles los seis homicidios que ha cometido en menos de dos meses.
Los investigadores de Homicidios de Madrid continuaban trabajando ayer para comprobar estos extremos e inculpar al homicida de los cr¨ªmenes. La polic¨ªa registr¨® en la noche del viernes su domicilio en el municipio de Villalbilla, cerca de Alcal¨¢ de Henares.
Alfredo Gal¨¢n, ex cabo primero del Ej¨¦rcito, relat¨® a los investigadores de Homicidios que cometi¨® su primer crimen el 28 de enero en la calle de Alonso Cano, en el distrito de Chamber¨ª, donde mat¨® al portero de la finca del n¨²mero 89, Juan Francisco Ledesma, de 50 a?os, delante de su hijo de dos a?os. "Le dije que se pusiera de rodillas cara a la pared. Cuando estaba agachado, le pegu¨¦ un tiro en la cabeza", relata el homicida confeso. Despu¨¦s sali¨® del lugar sin que le viera ning¨²n vecino. Tambi¨¦n afirm¨® que en principio su intenci¨®n era matar a una empleada de Correos, pero que al no poder matarla decidi¨® acabar con la vida del portero.
El siguiente crimen lo cometi¨® sobre las 3.30 del pasado 5 de febrero en la parada de los autobuses nocturnos de la plaza del Mar, en un lugar cercano al aeropuerto de Barajas. El homicida repiti¨® entonces su forma de matar. Peg¨® un tiro en la cabeza a Juan Carlos Mart¨ªn Estacio, de 28 a?os, un empleado de las limpiezas del aeropuerto. Seg¨²n relat¨®, actu¨® con total tranquilidad, ya que le dio tiempo a recoger el casquillo y dejar bajo el cad¨¢ver un as de copas.
Ese mismo d¨ªa (5 de febrero) acudi¨® al bar Rojas, en la calle del R¨ªo Alberche de Alcal¨¢ de Henares, donde mat¨® a dos personas. Seg¨²n recoge su declaraci¨®n, nada m¨¢s entrar dispar¨® "contra el camarero", aunque en realidad se trataba de del hijo de la due?a, Mikel Jim¨¦nez S¨¢nchez. El disparo lo efectu¨® a quemarropa, ya que entr¨® en el local justo detr¨¢s de su primera v¨ªctima. El joven cay¨® muerto en el acto. Sin perder un segundo se gir¨® y asest¨® un tiro a una clienta que estaba llamando por tel¨¦fono, Juana Ucl¨¦s L¨®pez, de 57 a?os. "El tiro le entr¨® por el ojo, por lo que tambi¨¦n creo que muri¨® en el acto. Despu¨¦s me dirig¨ª hacia una mujer que estaba tras la barra. Le pegu¨¦ un primer tiro en una pierna. Ella comenz¨® a arrastrarse", confiesa el asesino. Su tercera v¨ªctima, Teresa S¨¢nchez Garc¨ªa, de 38 a?os y due?a del bar, intent¨® esconderse en el almac¨¦n, pero no le dio tiempo.
El homicida se acerc¨® a ella y le asest¨® otros dos tiros: uno en el brazo y otro en el t¨®rax. Entonces pens¨® que la hab¨ªa matado, porque no se mov¨ªa. Sin embargo, qued¨® herida grave y al final se salv¨® tras una larga convalecencia en el hospital.
"A principios de marzo", exactamente el d¨ªa 7, circulaba sobre las 3.30 por la avenida de Vi?uelas de Tres Cantos, aunque en su declaraci¨®n no supo decir el nombre exacto. Entonces, sinti¨® "ansias de matar" y se dirigi¨® a una pareja "al parecer de extranjeros" que estaban en el portal de una finca. Primero dispar¨® al var¨®n (el ecuatoriano Eduardo S. S., de 27 a?os), que qued¨® malherido. "Intent¨¦ disparar ala chica, pero se me encasquill¨® la pistola con una red que llevaba para recoger los casquillos", explica Gal¨¢n. Entonces no pudo seguir disparando y arroj¨® una carta con el dos de copas.
"Le remat¨¦ con otro tiro"
"A mediados de marzo" (el 18), paseaba de noche por un oscuro descampado de Arganda del Rey. En ese momento se cruz¨® con una pareja. Se trataba del matrimonio formado por George y Diona Magda. "Los dos me rebasaron. Entonces me di la vuelta y dispar¨¦ primero al hombre a la cabeza. Despu¨¦s pegu¨¦ tres tiros a la mujer", explica el asesino confeso. "Me dirig¨ª de nuevo al hombre que estaba en el suelo y le remat¨¦ con otro tiro. Entonces coloqu¨¦ las cartas del 3 y 4 de copas", a?ade.
Los investigadores le preguntan entonces por las marcas que ha dibujado en los naipes. Gal¨¢n relata, con absoluta certeza, que se trata de "un punto azul en el centro de la parte trasera [env¨¦s] de las cartas, hechas con un rotulador azul". "Siempre us¨¦ una pistola Tokarev del 7,62 negra, que compr¨¦ en Bosnia. Pagu¨¦ por ella y por 400 cartuchos 400 d¨®lares", explica. Para tra¨¦rsela sin levantar problemas, la meti¨® en un televisor. Da incluso detalles de su funcionamiento, como que el arma carece de seguro y tiene "un cargador con capacidad para nueve balas". Para deshacerse de ella, la meti¨® "en una bolsa negra" y la tir¨® "a un contenedor en la calle de Los Calveros [en Puertollano]". En su l¨ªnea de borrar huellas que le incriminaran, quem¨® en la chimenea de su casa todos los recortes de prensa que hab¨ªa ido recopilando tras los homicidios, seg¨²n consta en su primera declaraci¨®n.
Alfredo Gal¨¢n reconoce que nunca ha elegido a sus v¨ªctimas. Siempre ha matado "sin m¨®vil, porque asesinar es f¨¢cil". "Quer¨ªa probarme a m¨ª mismo que pod¨ªa asesinar y hacer da?o a otras personas. Siempre mat¨¦ al azar, con el ¨²nico cuidado de que no hubiera testigos", se?ala. Tambi¨¦n relat¨® que se entreg¨® el jueves porque estaba "harto" de la ineficacia de la polic¨ªa y de la Guardia Civil.
Su salida del Ej¨¦rcito se debe a un incidente con un mando en Galicia, cuando su compa?¨ªa fue destinada a recoger el chapapote vertido por el Prestige. Ese enfrentamiento con su superior motiv¨® que estuviera ingresado un d¨ªa en la zona de psiquiatr¨ªa del hospital militar G¨®mez Ulla de Madrid y que decidiera abandonar el Ej¨¦rcito. Otro detalle que da es que siempre utiliz¨® para ir a cometer los homicidios su coche, un Renault Megane, y que se pon¨ªa gafas de sol azul oscuro para ocultar su rostro.
Alfredo Gal¨¢n se encontraba ayer detenido en las dependencias de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid, mientras los investigadores de Homicidios completaban las diligencias del caso. El casquillo del calibre 7,62 Tokarev que fue hallado en el domicilio del homicida confeso estaba siendo analizado por agentes de Polic¨ªa Cient¨ªfica para ver si hab¨ªa sido percutido por el arma utilizada en los seis cr¨ªmenes.
Un domicilio desconocido
La carpeta policial de Alfredo Gal¨¢n permanece casi vac¨ªa. S¨®lo cuenta en su haber una denuncia que present¨® el 31 de enero de 1999 en la comisar¨ªa del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de Puertollano (Ciudad Real) por el extrav¨ªo de su cartera de documentos. Entre los efectos perdidos, estaban la tarjeta militar y el permiso de conducir.
El 7 de noviembre de 2001 fue denunciado en el juzgado n¨²mero 8 de Madrid por un supuesto delito contra la seguridad del tr¨¢fico por conducir bajo los efectos del alcohol.
El juzgado n¨²mero 2 de Puertollano recibe el 8 de enero de este a?o un exhorto de un juzgado de Madrid, en el que le solicitan que comparezcan en el mismo. Su hermano Miguel ?ngel relata entonces a los polic¨ªas que Alfredo ya no vive en el municipio.
El 15 de abril de este a?o el juzgado n¨²mero 4 de Alcobendas (Madrid) cursa a los juzgados de Puertollano una orden de averiguaci¨®n de domicilio y paradero por una causa abierta en 2002, que no aparece especificada en los archivos policiales. En esa fecha, el asesino confeso ya hab¨ªa cometido todos sus cr¨ªmenes.
La polic¨ªa judicial intenta localizarlo en su domicilio, pero su hermano s¨®lo facilita su n¨²mero de tel¨¦fono m¨®vil. Los agentes llaman a Alfredo Gal¨¢n y ¨¦ste se niega a facilitarles el domicilio. Asegura que se presentar¨¢ ¨¦l voluntariamente en los juzgados de Alcobendas.
Los investigadores entienden ahora su negativa a facilitar su domicilio. Debi¨® de creer que era investigado por los seis asesinatos y tres homicidios en grado de tentativa que hab¨ªa cometido. La realidad era bien distinta.
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