El BIS sugiere otra pol¨ªtica monetaria
Plantea una acci¨®n coordinada de autoridades y bancos centrales en contra de la deflaci¨®n
El Banco Internacional de Pagos (BIS, en siglas inglesas) sugiere, en su informe anual sobre la econom¨ªa mundial, una redefinici¨®n de la pol¨ªtica monetaria de los bancos centrales ante un probable escenario deflacionario y de bajo crecimiento por los d¨¦ficit gemelos de Estados Unidos.
Las propuestas del BIS, nacido en 1929 para ayudar a Alemania a pagar las indemnizaciones de la Primera Guerra Mundial, contemplan la revisi¨®n de objetivos y mecanismos de transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria, e incluso su "coordinaci¨®n" con los gobiernos, lo que podr¨ªa poner en entredicho la independencia de los bancos centrales.
Para aplicar sus recomendaciones, la Reserva Federal de EE UU, que carece de un objetivo de inflaci¨®n, tendr¨ªa que reformar su marco legal
Los "retoques" que propone para combatir los riesgos de deflaci¨®n pasan por aplicar diversos mecanismos ligados a un objetivo de inflaci¨®n, que har¨ªan m¨¢s previsible la pol¨ªtica monetaria y reafirmar¨ªan el compromiso de las autoridades monetarias para ejecutarla con rapidez y contundencia.
Para los bancos centrales que cuenten con un objetivo de inflaci¨®n, como el BCE, sugiere que se eleve ese objetivo, o que se fije una horquilla cuyo l¨ªmite inferior podr¨ªa ser el de la inflaci¨®n- objetivo.
Reformas legales
Para aplicar estas recomendaciones, bancos como la Reserva Federal de los EE UU, que carecen de un objetivo de inflaci¨®n, tendr¨ªan que reformar su marco legal.
Otra de las propuestas es actuar sobre el sistema financiero, de forma que la pol¨ªtica monetaria se ejecute en pro de la estabilidad. El principal argumento a favor de esta opci¨®n, dice el BIS, es que la historia demuestra que los procesos de deflaci¨®n suelen ir acompa?ados de episodios de crisis financieras (l¨¦anse burbujas).
Si se prestara atenci¨®n a los desequilibrios financieros a medida que van aumentando durante los buenos tiempos, se podr¨ªa reducir la probabilidad y la gravedad de sus consecuencias perjudiciales. A su vez, esto ayudar¨ªa a limitar el riesgo de crisis financieras y deflaci¨®n. En la pr¨¢ctica, tal cambio no requiere una redefinici¨®n de los objetivos de la pol¨ªtica monetaria, sino m¨¢s bien algunos ajustes en cuanto a la forma de conseguirlos.
En primer lugar, los bancos centrales podr¨ªan adoptar horizontes de pol¨ªtica monetaria a largo plazo. En segundo, al evaluar el equilibrio de riesgos podr¨ªa hacerse mayor ¨¦nfasis en evitar los resultados m¨¢s indeseables, "como las situaciones prolongadas de deflaci¨®n", dice el BIS, presidido por Nout H E M Wellink.
Su an¨¢lisis parte de la consideraci¨®n de que las consecuencias de una deflaci¨®n son demasiado graves y limitada la eficacia de la pol¨ªtica monetaria. Por ello, sostiene que una actuaci¨®n coordinada de bancos y autoridades podr¨ªa abrir alternativas m¨¢s cre¨ªbles, aunque al precio de perder independencia.
"A la vista de estas posibilidades, los bancos centrales, junto con las autoridades fiscales y supervisoras, tal vez deseen investigar sistem¨¢ticamente el conjunto de opciones para hacer frente a las fuerzas deflacionarias mucho antes de que aparezcan. En la medida en que haya coordinaci¨®n, se podr¨ªa poner en duda la independencia del banco central. Pero podr¨ªa merecer la pena correr el riesgo si la exploraci¨®n de esas opciones ayudara a inspirar confianza en la capacidad del banco central y de las autoridades para luchar contra la deflaci¨®n", se?ala.
El BIS describe la situaci¨®n en t¨¦rminos poco alentadores porque al riesgo de deflaci¨®n se a?ade un cuadro de la econom¨ªa de EE UU que podr¨ªa calificarse de perverso, con unos d¨¦ficit gemelos (fiscal y externo) realiment¨¢ndose para estimular el consumo privado a expensas del ahorro interno.
"En el supuesto de que EE UU siga creciendo m¨¢s deprisa que otros pa¨ªses industrializados , la mayor¨ªa de los expertos prev¨¦ un aumento a¨²n mayor del d¨¦ficit por cuenta corriente y en paralelo de la deuda exterior neta. Por ello, cabe preguntarse sobre su sostenibilidad, as¨ª como sobre los ajustes externos y las variaciones de los tipos de cambio que podr¨ªan producirse", se?ala el BIS.
La econom¨ªa de EE UU ha triplicado sus necesidades de financiaci¨®n externa desde 1997, y en ello ha influido el creciente d¨¦ficit fiscal, cuya aparici¨®n ha ido aparejada desde los a?os ochenta de desequilibrios en la balanza de pagos por cuenta corriente. Seg¨²n el informe, para salir de este c¨ªrculo vicioso, que podr¨ªa agravarse si persiste la debilidad del d¨®lar, ser¨ªa necesario cambiar de pol¨ªtica fiscal.
Una disminuci¨®n de los d¨¦ficit fiscales ayudar¨ªa a reducir el desequilibrio por cuenta corriente, dice el BIS, pero parece improbable una reducci¨®n sustancial de su d¨¦ficit fiscal en un contexto de reducciones impositivas y de un aumento del gasto p¨²blico en defensa y en seguridad nacional.
El mal alem¨¢n
El informe llama la atenci¨®n sobre la debilidad alemana que atribuye en gran parte a los costes, que a¨²n sufre, de la reunificaci¨®n. La quiebra de la mayor¨ªa de las empresas de la antigua Alemania del Este gener¨® una fuerte transferencia de recursos (del orden del 4% del PIB anual en los noventa) que empeor¨® la da?ada situaci¨®n fiscal.
"Aunque las perspectivas a corto plazo de Alemania no parecen por ahora muy favorables, no deber¨ªan pasarse por alto algunas se?ales positivas. La fuerza de las exportaciones muestra que sus empresas son capaces de competir en condiciones mundiales dif¨ªciles. Los efectos posteriores a la reunificaci¨®n deber¨ªan disiparse con el tiempo. La necesaria contracci¨®n del sector de la construcci¨®n parece bastante avanzada y las consecuencias para los bancos y otras instituciones financieras dan muestras de haberse contenido", se?ala el BIS. El Gobierno, agrega, parece determinado a introducir reformas estructurales importantes. "Por todo ello, el temor a que Alemania se enfrente a una prolongada debilidad econ¨®mica similar a la de Jap¨®n parece infundado".
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