El arte de comenzar
El nuevo azulgrana pertenece a la vieja estirpe de Facchetti
Despu¨¦s del partido entre Italia y M¨¦xico en el pasado Mundial, Chistian Vieri sali¨® del campo con la cara de un g¨¢ngster al que le sent¨® mal la lasa?a. Hab¨ªa sido anulado por Rafael M¨¢rquez. ?De d¨®nde ven¨ªa ese defensa superior a los gladiadores del cerrojo italiano? De una ciudad sin gloria futbol¨ªstica pero cercana a las tierras bald¨ªas de Juan Rulfo y las canchas de Jalisco, donde el que chuta un bal¨®n sin gracia no come al d¨ªa siguiente.
Desde los 13 a?os Rafa M¨¢rquez milit¨® en el Atlas de Guadalajara, equipo que rara vez gana campeonatos pero merece el apodo de la Academia del Bal¨®n. Ah¨ª se doctor¨® en el toque cum laude y lleg¨® a disputar una ¨¦pica final contra el Toluca, donde anot¨® un penalti con humillante desd¨¦n.
M¨¢rquez pertenece a la vieja escuela de batalladores nobles, la estirpe de Facchetti, que se anticipaba al delantero sin romperle el peron¨¦. Adem¨¢s, dispara con punter¨ªa y va bien de cabeza. Sin embargo, su rasgo m¨¢s original es que construye jugadas desde abajo. Un t¨¢ctico rezagado.
Como Guardiola, M¨¢rquez sabe que la geometr¨ªa vale la pena porque incluye hipotenusas. Sus pases oblicuos ser¨¢n perfectos para el Camp Nou, al que se llega por La Diagonal.
En su doble funci¨®n de defensa-medio, M¨¢rquez recuerda a un jugador cuyo nombre omitiremos para no abusar de la leyenda imperial de Beckenbauer. M¨¢s all¨¢ de las comparaciones prematuras, tiene los m¨¦ritos de lealtad y elegancia de quien vive para defender la casa y concibe el juego como una aventura del orden.
Despu¨¦s de cuatro a?os en el M¨®naco, M¨¢rquez supo lo que significa ganar un t¨ªtulo y qued¨® listo para una Liga fuerte. Llega al Bar?a a los 24 a?os. Su estrella definitiva depender¨¢ de lo que haga aqu¨ª.
Si Hugo S¨¢nchez fue la centella inopinada y feroz, el hombre que liquidaba las jugadas, Rafael M¨¢rquez es el hombre del comienzo. Aunque a veces despeja con la angustia de todo defensa racional, procura que un bal¨®n recuperado sea tambi¨¦n una oportunidad de ataque.
En medio del caos, levanta la vista y lanza uno de esos pases que sugieren las jugadas que vendr¨¢n despu¨¦s, algo todav¨ªa invisible, pero que se insin¨²a con la precisa autoridad del sue?o.
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