Sarah Brightman invoca el esp¨ªritu de las '1.001 noches' en 'Harem'
La cantante brit¨¢nica, ex mujer de Lloyd Webber, reniega del musical
La cantante brit¨¢nica Sarah Brightman (Berhampstead, 1960) puso al borde de un ataque de nervios a su compa?¨ªa discogr¨¢fica cuando anunci¨® que su nuevo trabajo se llamar¨ªa Harem: "Era mi primer trabajo para el sello Angel y, con la guerra de Irak en el horizonte, dec¨ªan que era lo menos recomendable. Hubo que explicar una y otra vez que mi m¨²sica no tiene nada que ver con la realidad actual".
Claro que no. Desde sus inicios, en el provocador grupo de danza Hot Gossip, Brightman ha vendido sensualidad. Y una elegancia de clase media con aspiraciones: casada entre 1984 y 1990 con el compositor Andrew Lloyd Webber, estuvo presente en los repartos estelares de Cats, Phantom of the Opera y Aspects of love. As¨ª que sorprende que se ponga de u?as si se menciona a Lloyd Webber o a su m¨²sica. Se disculpa: "Se me identifica con el teatro musical y resulta que no me gusta. Ni para verlo ni para hacerlo. Estar a?os representando todas las noches el mismo papel no me satisface creativamente."
Tras su divorcio, continu¨® cantando el repertorio de Lloyd Webber hasta que, a mediados de los noventa, se reinvent¨® como diva de un pop con maneras de m¨²sica cl¨¢sica en complicidad con el productor Frank Peterson. Su afilada voz de soprano le permite hacer duetos con Andrea Bocelli, Jos¨¦ Carreras o Pl¨¢cido Domingo. Pero ella insiste en que la verdadera Sarah Brightman est¨¢ en sus discos en solitario, generalmente ordenados alrededor de un concepto: los que compran Dive, Timeless, Fly, Edem o La Luna saben que son m¨¢s que una suma de canciones. "Hay arte en buscar canciones que encajen en un argumento. Por ejemplo, en Edem y La Luna hay temas de Jos¨¦ Mar¨ªa Cano, que no es un compositor conocido en el mundo anglosaj¨®n y al que descubr¨ª por la colecci¨®n de arte que tiene en su casa de Londres. Bueno, en realidad, ya hab¨ªa escuchado cosas de Mecano".
La nueva entrega, Harem, resulta ser una sedosa aproximaci¨®n al ethno-techno que ha requerido trabajar en 12 estudios de ocho pa¨ªses de cuatro continentes: "Dicho as¨ª, parece un disco extravagante. Y eso no es verdad: gracias a los ordenadores, grabar es un proceso muy sencillo. Viajamos tanto para trabajar con la Sinf¨®nica de Praga o con instrumentistas egipcios. Quer¨ªamos ser nosotros los que nos acerc¨¢ramos a ellos, no hacerlos volar hasta Londres como si fueran sirvientes".
La pieza grabada con el notable artista iraqu¨ª Kadim al Sahir se titula The war is over (La guerra ha acabado), pero Sarah quiere evitar interpretaciones simplonas: "Yo canto sobre una guerra interior. Nada que ver con Irak". Est¨¢ orgullosa de los arreglos de cuerda, a cargo de Jaz Coleman, ex miembro de Killing Joke: "Han unificado un repertorio que es muy diverso. El tema que da t¨ªtulo al disco es en realidad un fado, Can?ao do mar. Hay una canci¨®n de Ofra Haza, la cantante yemen¨ª que muri¨® hace poco en Israel". Y tambi¨¦n The journey home, de A. R. Rahman, uno de los mejores compositores de Bollywood (el Hollywood hind¨², con base en Bombay). Junto a partituras de Puccini o Rimsky-Korsakoff, est¨¢ "Stephan Moccio, que compone para C¨¦line Dion. Adem¨¢s, al final se sumaron solos de viol¨ªn de Nigel Kennedy, que ¨²ltimamente est¨¢ fascinado por la m¨²sica balc¨¢nica". No falta ni El cielo protector: tambi¨¦n se incluye una referencia a Paul Bowles en Mysterious days.
Semejante ensalada rusa puede resultar dif¨ªcil de digerir. No, explica Brightman: "Hay muchos temas que podr¨ªan encajar en las recopilaciones de chill out. Pero tambi¨¦n incluye otros que pueden ser bailados en una discoteca. Actu¨¦ en una fiesta gay en Madrid y fue un ¨¦xito total". No le preocupa recurrir a los t¨®picos euroc¨¦ntricos sobre la sensualidad de Oriente en las fotos del libreto, tomadas en parajes marroqu¨ªes: "?Lo dice por mis ropas transparentes? Yo lo veo como un juego. En ¨¢rabe, Harem significa lugar prohibido. Es un lugar que yo visito con mi imaginaci¨®n, lo que no significa que quisiera vivir en un har¨¦n. Cualquier persona que haya le¨ªdo Las 1.001 noches sabe a lo que me refiero. No creo que se peque con la fantas¨ªa. Adem¨¢s, ni siquiera estaba en condiciones de pecar: sufr¨ªa una gripe tremenda cuando se hizo la sesi¨®n fotogr¨¢fica. Y en las fotos acu¨¢ticas hab¨ªa unos pececillos que no paraban de morderme".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.