Chicho
La vida de Chicho S¨¢nchez Ferlosio fue una fuga constante para escapar de las etiquetas, incluso de las m¨¢s favorecedoras, como podr¨ªan ser las de la fama y la fortuna. De esas etiquetas que sirven para tranquilizarnos a los unos sobre los otros y para poner a cada cual en su sitio, arquitecto, bombero o psic¨®pata. En las notas necrol¨®gicas de los diarios a Chicho le colocan dos etiquetas, las de poeta y cantante, lo que en este caso no deja de ser una redundancia. Cuando en los ¨²ltimos debates televisivos de La Clave de Balb¨ªn le ped¨ªan que se identificase con un oficio reconocido para poner en los subt¨ªtulos, Chicho reivindicaba el de estudiante, pues insist¨ªa en que eso era exactamente lo que hac¨ªa durante todos sus d¨ªas y gran parte de sus noches. Estudiante y muy aprovechado, poseedor de los m¨¢s variados conocimientos y de una l¨®gica implacable que a veces tomaba el disfraz de la provocaci¨®n y de la iron¨ªa, en su boca una herramienta afilada capaz de derribar molinos y de abatir gigantes que no tardar¨ªan en levantarse de nuevo y contra los que volver¨ªa a arremeter con igual denuedo. El estudiante S¨¢nchez Ferlosio sembraba la duda entre los doctores y pon¨ªa en un brete a la primera de cambio a los catedr¨¢ticos y a los pol¨ªticos.
Las canciones, sobre todo las primeras canciones, de Chicho se trasmit¨ªan casi siempre de forma oral, dada la mutua desconfianza entre el cantor y los medios de comunicaci¨®n, agravada por la censura franquista. Canciones como La Paloma y El gallo rojo volaban por su cuenta y sus ecos reverberaban en otras voces y otros ¨¢mbitos, mientras el autor se dilu¨ªa en el anonimato, un refugio seguro contra las inclemencias de aquellos a?os de plomo. El anonimato creci¨® hasta el punto de que en antolog¨ªas y discograf¨ªas for¨¢neas estos dos temas han aparecido en m¨¢s de una ocasi¨®n, como canciones de la Guerra Civil Espa?ola, aunque no conocieron m¨¢s frentes que el de la resistencia al franquismo, ni m¨¢s guerra que la sorda y s¨®rdida contienda posb¨¦lica. Chicho fue siempre reacio a estampar su firma en todo tipo de registros, formularios y documentos, y sus canciones sin registrar se hac¨ªan r¨¢pidamente patrimonio com¨²n, ver¨ªdicas y leg¨ªtimas canciones populares. Claro que, por otra parte, a ver qui¨¦n era el insensato que se atrev¨ªa a declararse por entonces autor de Hay una huelga en Asturias que ilumina Espa?a entera o de He conocido el crimen esta ma?ana, dedicada a la muerte de Juli¨¢n Grimau. En los a?os sesenta, el primer disco de Chicho, una grabaci¨®n modesta y rudimentaria, pasaba de contrabando los Pirineos camuflado bajo una portada y una etiqueta que aseguraban que se trataba de canciones folcl¨®ricas suecas, Svenka folk songs.
Pasada su etapa m¨¢s militante, que no m¨¢s comprometida, con el PCE, Chicho S¨¢nchez Ferlosio, un libertario en el sentido m¨¢s noble y amplio de la palabra, abord¨® la creaci¨®n de nuevas canciones, menos ¨¦picas, pero siempre cr¨ªticas y puntuales, una cr¨®nica personal¨ªsima sobre los m¨¢s variados aspectos y componentes de la rabiosa realidad. Eran malos tiempos para la l¨ªrica, como apuntaba en una de sus escasas canciones de tem¨¢tica amorosa: "Si las cosas no fueran tan enojosas y nos quedara tiempo para otras cosas". El tiempo de Chicho era flexible y simult¨¢neo, canciones al minuto, minuciosas inquisiciones filos¨®ficas, matem¨¢ticas y sociol¨®gicas, grandes y peque?os inventos, juegos de ingenio, artefactos art¨ªsticos y actuaciones casi siempre improvisadas en peque?os locales que no figuran en las carteleras, en los ¨²ltimos a?os siempre al lado de Rosa, su compa?era de vida y escenario. Chicho fue tambi¨¦n un estudioso del Antiguo Testamento y del Anuario Estad¨ªstico, del BOE y de la prensa diaria, en la que trabaj¨® sobre todo como corrector de pruebas.
Su polim¨®rfica personalidad y su enorme capacidad de comunicaci¨®n verbal fascinaron al joven cineasta Fernando Trueba, que le film¨® y le escuch¨® en una ins¨®lita pel¨ªcula, Hasta que el cuerpo aguante, lo que ocurri¨® hace unos d¨ªas en Madrid, donde Chicho hab¨ªa vivido a salto de mata como un cazador furtivo, el ojo avizor y la lengua suelta.
Maestro, discutidor e indiscutible de un grupo, que no generaci¨®n, de cantantes y autores, Chicho respondi¨® con su vida y su obra al reto que expone en una de sus l¨²cidas canciones, El ser: "Conocer la realidad sin intentar transformarla, eso es pasar por la vida sin romperla ni mancharla; hay quien sigue caminos que son igual al del sol cuando pasa por el cristal".
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