En la muerte de Carlos Garc¨ªa-Borr¨®n
Nacido en Madrid en 1924, Juan Carlos Garc¨ªa-Borr¨®n ha muerto en ?guilas. Pas¨® la mayor parte de su vida en Barcelona. Representaba a toda una meritoria generaci¨®n de catedr¨¢ticos de instituto que nos ense?aron a los m¨¢s j¨®venes amar a los fil¨®sofos y el filosofar en los tiempos oscuros de la dictadura franquista y en los nada claros tiempos que siguieron. Se ha dicho muchas veces que en aquellos a?os Espa?a era un erial cultural. Pero conviene recordar que en aquel erial hubo personas que ya desde los institutos nacionales de ense?anza media supieron comunicar a los m¨¢s j¨®venes el rigor, el esp¨ªritu cr¨ªtico, la pasi¨®n por las ideas y por eso que los cl¨¢sicos llamaban "verdad". Con la desaparici¨®n de Garc¨ªa-Borr¨®n hemos pedido a una de esas personas excepcionales.
Garc¨ªa-Borr¨®n se hab¨ªa licenciado en filosof¨ªa en1949 y desde esa fecha hasta 1989 ejerci¨® ininterrumpidamente la docencia en varios institutos: en Lorca, en Valencia, en Barcelona. A mediados de los a?os cuarenta y comienzos de la d¨¦cada de los cincuenta, ya en Barcelona, Garc¨ªa-Borr¨®n escribi¨® habitualmente en dos revistas renovadoras de la ¨¦poca: Quadrante y Laie. En esta ¨²ltima colabor¨® a veces con Manuel Sacrist¨¢n.
En 1955 obtuvo el primer t¨ªtulo de doctor en filosof¨ªa que concedi¨® la Universidad de Barcelona despu¨¦s de la Guerra Civil. Lo logr¨® con una tesis sobre S¨¦neca y el senequismo. Por entonces, ya con motivo de la publicaci¨®n de su tesis, mantuvo una interesante pol¨¦mica con Am¨¦rico Castro acerca del senequismo en el pensamiento espa?ol. Muchas de las voces filos¨®ficas de grandes enciclopedias (Diccionario Enciclop¨¦dico Salvat, Enciclopedia Catalana. Diccionario Enciclop¨¦dico Larousse) fueron escritas o rescritas por ¨¦l. Tradujo adem¨¢s a varios cl¨¢sicos de la filosof¨ªa: a Plat¨®n, a S¨¦neca, a Descartes, a Nietzsche, a Bertrand Russell. Pero no s¨®lo tradujo a fil¨®sofos, sino tambi¨¦n a narradores que han dejado huella. Pocos sabr¨¢n que suyas son las traducciones espa?olas de Ada o el ardor, de Navokov, y de Los ej¨¦rcitos de la noche, de Norman Mailer.
Conoc¨ª a Juan Carlos Garc¨ªa-Borr¨®n en 1966. Ense?aba entonces historia del pensamiento espa?ol en la Universidad de Barcelona, una asignatura que nunca tuvo gran predicamento. Y nos ense?¨® a descubrir autores que nunca antes hab¨ªamos relacionado con el filosofar. Se ten¨ªa por un estoico y, s¨ª, vivi¨® en "intacto apartamiento", alejado de las modas, del espect¨¢culo y de las pol¨¦micas sonadas. Se jubil¨® a¨²n con j¨²bilo y sigui¨® trabajando. Era (y lo sigui¨® siendo hasta la muerte) un pensador serio, riguroso, contenido, amigo de sus amigos, discreto en el mejor sentido de esta palabra, el que la dio Graci¨¢n. Quienes le conocimos le recordaremos como historiador atento de las ideas filos¨®ficas, respetuoso de los contextos, interesado siempre por el v¨ªnculo entre filosof¨ªa y ciencia. Y, sobre todo, le recordaremos como un maestro que supo serlo en tiempos en que los maestros eran pocos, y seguir si¨¦ndolo cuando ya no era docente.-
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