Fin del curso literario
A Seix Barral le ha dado desde hace algunos a?os por cerrar el curso literario con una fiesta que, a remolque de las novedades literarias, se celebra cada mes de julio en un escenario distinto de Barcelona. Hace un par de a?os el homenajeado fue Ernest Hemingway y, como es sabido que no paraba de viajar (y de beber), el fiestorro itinerante se celebr¨® en un barco (con copas) que pase¨® a autores, editores, cr¨ªticos, agentes e incluso periodistas por la costa de Barcelona. El pasado a?o, la homenajeada fue Merc¨¨ Rodoreda y el escenario elegido fue el claustro del Institut d'Estudis Catalans, donde se guarda su legado. Este a?o, el homenaje recay¨® en Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos (1926-1988), pero dado que el autor naci¨® y vivi¨® mayormente en Madrid, no resultaba nada f¨¢cil elegir un escenario barcelon¨¦s. Al final, el lugar seleccionado fue la terraza de la Fundaci¨®n T¨¤pies. ?Qu¨¦ tiene que ver T¨¤pies con Fern¨¢ndez Santos? Nada, pero el lugar es original y agradable y da para una fiesta veraniega con inequ¨ªvoco gui?o cultural. Cuando uno recibe una invitaci¨®n para la terraza de la Fundaci¨®n T¨¤pies, lo primero que imagina es a unos cuantos camareros uniformados maldiciendo la retorcida estructura de la escultura N¨²vol i cadira de T¨¤pies, que culmina el edificio, mientras intentan avanzar sin perder el equilibrio. Si uno imagina, adem¨¢s, a unos cuantos invitados atrapados, cual moscas en telara?a, entre los alambres de la escultura, es cuando decide que no puede perderse este espect¨¢culo por nada del mundo. El simbolismo, de entrada, parece muy adecuado; el n¨²vol en cuesti¨®n se agradece en una fiesta de verano y la cadira que lo complementa es ideal para esas veladas en las que uno se ve obligado a conversar en posici¨®n vertical, con una copa en una mano y un canap¨¦ en la otra mientras alg¨²n avieso comensal se empe?a en pasarle una tarjeta.
La fiesta que convoca Seix Barral para cerrar el curso literario se ha celebrado este a?o en la terraza de la Fundaci¨®n T¨¤pies
La primera decepci¨®n, sin embargo, no tard¨® en llegar: no hubo ni n¨²vol ni cadira, ya que la fiesta se celebr¨® en la terraza posterior del edificio, muy agradable pero sin esculturas, con una marcada presencia de gentes de la literatura y con una buena selecci¨®n de canap¨¦s. A pesar de la comentada ausencia de Pere Gimferrer, que excus¨® su asistencia, el acto, celebrado bajo la impecable direcci¨®n de Nahir Guti¨¦rrez, tuvo singular relieve. Estaban, entre otros, Adolfo Garc¨ªa Ortega, editor de Seix Barral, y, como prueba del buen rollo que desprende la editorial, otros editores amigos, como Beatriz de Moura, Joaquim Palau y Gonzalo Pont¨®n. Tambi¨¦n hab¨ªa agentes literarias con licencia para comprar y vender (libros, por supuesto), como Gl¨°ria Guti¨¦rrez y M¨®nica Mart¨ªn, y autores como N¨²ria Amat, Alicia Gim¨¦nez Barlett, Rodolfo Fres¨¢n, Jorge de Cominges, Ram¨®n de Espa?a... Y para que se viera que Seix Barral es una editorial de buen rollo, incluso hab¨ªa cr¨ªticos, periodistas y alg¨²n que otro gorr¨®n. En fin, que no faltaba nadie.
La circunstancia de que la barra estuviera situada en un rinc¨®n de la terraza convirti¨® el hecho de conseguir una copa en una ardua tarea. Como en los juegos de Play Station, para llegar a las copas hab¨ªa que salvar unas cuantas pantallas en las que aparec¨ªan distintos grupos de invitados, y cada pantalla supon¨ªa, por supuesto, un interminable zapping de conversaciones. El premio final para el que persist¨ªa en burlar las zancadillas de la pertinaz sociedad literaria era una copa con el patrocinio de Twinings; o sea, una copa de t¨¦ mezclado con algo. En el camino hasta las copas, supe que Seix Barral prepara un libro de viajes por Espa?a de Ernesto S¨¢bato, que Ram¨®n de Espa?a est¨¢ la mar de feliz con la primera pel¨ªcula que ha dirigido, La casa del dolor, que se estrenar¨¢ el a?o que viene, y que como prueba de que la experiencia le ha gustado ya piensa en dirigir otra. Eso s¨ª, para que se vea que no ha olvidado la literatura, tambi¨¦n escribe una novela, Calidad de vida, con la guerra de Irak como trasfondo. Otro de los invitados, ?scar L¨®pez, el periodista literario m¨¢s en forma del momento, coment¨® medio en broma que se plantea escribir un libro sobre la experiencia de tener hijos gemelos, quiz¨¢ a cuatro manos con Sergi P¨¤mies, otro experto en el tema. Por suerte o por desgracia, no le oy¨® ning¨²n editor; si no, ya tendr¨ªa una oferta sobre la mesa.
Al final, la fiesta fue un ¨¦xito, con buen ambiente, con las vacaciones a la vista y con mucha gente del mundillo cultural. Por si fuera poco, adem¨¢s de los presentes, pululaban por ah¨ª los esp¨ªritus de la casa, ya que no hay que olvidar que la Fundaci¨®n T¨¤pies fue sede, antes de que sus paredes se vistieran de arte, de la editorial Montaner y Sim¨®n, una de las m¨¢s antiguas de Espa?a. Ramon Montaner y Francisco Sim¨®n la fundaron en 1861 y el edificio es obra del arquitecto modernista Dom¨¨nech i Montaner, que estaba vinculado a la familia. En los a?os cuarenta la compr¨® el exiliado gallego Jos¨¦ Gonz¨¢lez Porto, que fue quien contrat¨®, a su regreso del exilio, al escritor Pere Calders para que trabajara en ella. M¨¢s adelante lo hizo el tambi¨¦n escritor Jes¨²s Moncada, que a¨²n recuerda con buenas dosis de humor las muchas horas pasadas en aquella se?orial biblioteca. Se notaba en algunas divertidas an¨¦cdotas que el esp¨ªritu de Calders andaba por all¨ª, aunque por suerte no lleg¨® a escenificarse uno de sus cuentos, La revolta del terrat.
La idea de la fiesta es buena. Cierra el curso cultural y uno se ve las caras con los del mundillo literario a las puertas de las vacaciones, sin urgencias a la vista, como no sean las de elegir el lugar de veraneo. De todos modos (siempre hay un pero), podr¨ªa haberse mejorado. Ah¨ª van algunas sugerencias para el pr¨®ximo a?o, siempre con el cat¨¢logo de Seix Barral en la mano: podr¨ªa haberse festejado, por ejemplo, El ojo sentimental, de Javier Reverte, con un viaje por el r¨ªo Congo. O bien Hotel Honolulu, de Paul Theroux, con una fiesta en Miami... Hay m¨¢s destinos posibles. Todo consiste en propon¨¦rselo y en hacer unos ligeros retoques al presupuesto de fiestas y bautizos. Todo sea por el bien de la cultura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.