El velo
Las siamesas fallecidas usaban un velo para las dos cabezas. En un mundo de oraciones gramaticales simples, Ladan y Laleh eran una oraci¨®n gramatical compuesta. Ni se entend¨ªan ni las entend¨ªamos, aunque las le¨ªamos mec¨¢nicamente, como los ni?os el cat¨®n, cada vez que aparec¨ªan en la tele. Aunque no las comprendi¨¦ramos, nos fascinaba el sonido de sus vocales, el sabor de sus consonantes. Nos sorprend¨ªa el hecho de que la oraci¨®n terminase de un modo id¨¦ntico al que comenzaba. En cierto modo, eran como un juego de palabras del que ellas mismas estaban hartas. S¨®lo pod¨ªan verse la una a la otra a trav¨¦s de un espejo, como esas frases escritas al rev¨¦s donde aparece la soluci¨®n al crucigrama. Llevaban 29 a?os intentando descifrarse por los cauces normales hasta que dijeron hasta aqu¨ª hemos llegado: vengan los cirujanos.
La cirug¨ªa siempre implica un fracaso. Cuando hay que abrir con un cuchillo, es porque no se ha encontrado la cerradura o porque no hemos dado con la combinaci¨®n secreta. No sabemos cu¨¢l era la combinaci¨®n secreta de esas dos chicas que siendo completamente diferentes eran completamente iguales. Si no sabemos qu¨¦ queremos decir cada uno de nosotros, cuya simpleza salta a la vista, ?c¨®mo averiguar el sentido de esas dos mujeres que cada vez que sal¨ªan por la tele nos pon¨ªan contra las cuerdas del significado? Para evitar las grandes preguntas, nos interrog¨¢bamos acerca de las cuestiones de orden pr¨¢ctico: c¨®mo comer¨¢n, c¨®mo montar¨¢n en bicicleta, c¨®mo se vestir¨¢n, c¨®mo se peinar¨¢n, c¨®mo resolver¨¢n sus asuntos ¨ªntimos sabiendo que las ideas de la una pasaban tan cerca del per¨ªmetro por el que circulaban las ideas de la otra.
Total, que fueron a los m¨¦dicos y les pidieron que les desataran el nudo del velo com¨²n. Quer¨ªan tener un velo cada una, una cabeza cada una, un peinado cada una, una profesi¨®n cada una, unos horarios cada una: una existencia distinta, en fin, cada una de las dos. Cualquiera de nosotros habr¨ªa hecho lo mismo, aunque las probabilidades fueran tan escasas. Cumplieron el sue?o de ser dos al precio de no ser ninguna. No quisiera estar en la piel de quienes tengan que decidir si enterrarlas juntas o separadas. ?Qu¨¦ habr¨ªan preferido ellas?
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