La ecolog¨ªa, idiotas, la ecolog¨ªa

Bush, padre, gan¨® una guerra y perdi¨® unas elecciones despu¨¦s de que James Carville, cerebro de la campa?a de Clinton de 1992, hiciera ver con su famosa frase que la econom¨ªa era la cuesti¨®n a la que los electores pon¨ªan m¨¢s atenci¨®n, y, por tanto, lo que permit¨ªa ganar o perder las elecciones. El siglo XXI ser¨¢ el siglo de ecolog¨ªa o no ser¨¢, si hacemos caso, al menos, a lo que dicen los autores de estos tres ensayos en los que se pasa revista, desde distintos ¨¢ngulos, a la situaci¨®n a la que hemos llegado y a los posibles futuros que nos aguardan. Los due?os de la econom¨ªa, los se?ores del hambre y de la guerra, se muestran, para estos autores, con total claridad e impunidad. Sin embargo, hay esperanza si se act¨²a a tiempo.

"El doble reto planteado a todos los ciudadanos inteligentes del mundo", escribe Paul Kennedy en el pr¨®logo de Algo nuevo bajo el Sol, "es, primero, comprender las dimensiones mismas del cambio medioambiental ocurrido en este siglo pasado (y sus numerosas consecuencias); y, segundo, pensar juiciosamente en c¨®mo abordar estos problemas antes de que nuestras actividades colectivas nos lleven de forma involuntaria a traspasar umbrales peligrosos".

El ecologismo ha dejado de

ser un movimiento en los m¨¢rgenes. La econom¨ªa, en cualquiera de sus variantes, est¨¢ incluyendo ya presupuestos ecol¨®gicos para tratar de traspasar esos umbrales peligrosos a los que se refiere Kennedy. De hecho, no sabemos si hemos traspasado ya alguno y si hay relaci¨®n entre inundaciones, calores fuera de tiempo o epidemias extra?as y contaminaci¨®n del aire.

Sin embargo, desde tres concepciones distintas, estos tres libros abren puertas a la esperanza. Hay alimentos para todos si sabemos cultivar la tierra adecuadamente, si somos eficientes, dice Vaclav Smil, que guarda un clamoroso silencio sobre el que, probablemente, es el tema m¨¢s pol¨¦mico de la agricultura contempor¨¢nea: los transg¨¦nicos. La primera parte del libro de este catedr¨¢tico de Geograf¨ªa de la Universidad de Manitoba (Canad¨¢) critica los excesos catastrofistas de algunos portavoces ecologistas y de sus complementarios, los tecnoptimistas, aunque sin "rechazar por completo ninguno de los dos mensajes. Una lectura detenida revela que hay muchos datos irrefutables en los escritos de los portavoces de estos dos campos extremos". En la segunda parte del libro, Smil trata de mostrar c¨®mo, a su juicio, "tal vez las perspectivas no sean tan brillantes como pudi¨¦ramos desear, pero el panorama no es ni mucho menos descorazonador".

Jean Ziegler, profesor de varias universidades y en la actualidad comisionado de la ONU para el derecho a la alimentaci¨®n, es mucho m¨¢s radical en su ensayo de claro t¨ªtulo: Los nuevos amos del mundo. El terrible dato que anima su trabajo asegura que "el hambre, la sed, las epidemias y la guerra (...) cada a?o se cobran m¨¢s vidas de hombres, mujeres y ni?os que la carnicer¨ªa que fueron los seis a?os de la Segunda Guerra Mundial. (...) Cada siete segundos, en la Tierra, un ni?o menor de diez a?os muere de hambre". El an¨¢lisis de esta situaci¨®n lleva a Ziegler a determinar que "el hambre persistente y la desnutrici¨®n cr¨®nica son obra del ser humano. Son el resultado del orden asesino del mundo. Quien muere de hambre es v¨ªctima de un asesinato".

Pero tras exponer el desola-

dor panorama actual, producto de lo que denomina "capitalismo de la jungla", con enorme detalle y precisi¨®n, Ziegler encuentra lugar para la esperanza porque "?la historia nos reserva a¨²n muchas sorpresas!". Este suizo, nacido en 1934, est¨¢ convencido de que est¨¢ en camino la "creaci¨®n de la sociedad civil fraterna y solidaria, m¨¢s libre y m¨¢s justa que nacer¨¢ en un planeta que se habr¨¢ desembarazado de sus depredadores". Pero no explica c¨®mo.

El optimismo de Ziegler, sin embargo, contrasta con la historia. El repaso que hace John McNeill en Algo nuevo bajo el Sol no es, la verdad, muy esperanzador. Los desmanes ecol¨®gicos que la especie inteligente hemos perpetrado durante los ¨²ltimos doscientos a?os contra el planeta, contra nosotros mismos, son de tal magnitud que hacen dudar tanto de la inteligencia de la especie como de su futuro. En 1930, el premio Nobel de F¨ªsica Robert Millikan asegur¨® que la humanidad no pod¨ªa construir nada que causara verdadero da?o a algo tan grande como la Tierra; ese mismo a?o, Thomas Midgley invent¨® los clorofluorocarburos (CFC), que han adelgazado peligrosamente la capa de ozono estratosf¨¦rico. Cuando, en 1973, Rowland y Molina dijeron que los CFC estaban atacando el ozono, fueron acusados de organizar un complot comunista por algunas revistas: la Dupont, ese a?o, hab¨ªa fabricado CFC por valor de 8.000 millones de d¨®lares. En 1996, Molina y Rowland recibieron el Nobel de Qu¨ªmica y hoy no hay mercado legal de CFC.

Medio centenar de p¨¢ginas con datos desoladores, sin embargo, no hacen que McNeill pierda el optimismo. Precisamente saber c¨®mo han ocurrido las cosas, qu¨¦ efectos han tenido y tienen sobre la Tierra las actividades humanas, y las consecuencias que para nuestra subsistencia pueden tener, permitir¨¢ "labrarnos nuestra suerte en vez de limitarnos a confiar en ella".