"En Colombia la creaci¨®n es una forma de defensa"
El ¨²ltimo domingo de febrero de 1989 me par¨¦ en una bomba que me vol¨® el tal¨®n de Aquiles del pie derecho (...) Tengo, pues, como cualquier moribundo, un pie en la tumba". Con este humor relata Dar¨ªo Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Osos, Antioquia, 1947) en Historia de una pasi¨®n (El Retal) el atentado que sufri¨® hace 14 a?os. Autor de libros de poemas como Aunque es de noche y Cantar por cantar (ambos en Pre-Textos) y de novelas como La muerte de Alec, Cartas cruzadas (las dos en Alfaguara) y El juego del alfiler (Pre-Textos), Jaramillo es, adem¨¢s, el responsable de la subgerencia cultural del Banco de la Rep¨²blica -de la que dependen el Museo del Oro, la Biblioteca Luis ?ngel Arango y varias colecciones de arte-, lo que le convierte en uno de esos testigos a los que se suele llamar privilegiados a la hora de repasar esta "Colombia para extranjeros".
"En el futuro se van a re¨ªr de que la coca¨ªna fuera tan importante"
"Los hitos de la narrativa hispanoamericana han salido de Colombia: Mar¨ªa, La vor¨¢gine y Cien a?os de soledad"
La entrevista tiene lugar en Madrid, y cuando se le pregunta por la decisi¨®n del Gobierno espa?ol de exigir visado a los ciudadanos colombianos, el propio Jaramillo recuerda la carta que, junto a escritores como Garc¨ªa M¨¢rquez, ?lvaro Mutis o Fernando Vallejo, firm¨® en 2001 anunciando que no volver¨ªa a Espa?a mientras dicha exigencia estuviera vigente: "
Yo firm¨¦ esa carta y aqu¨ª estoy. Decid¨ª venir cuando descubr¨ª que era muy desigual la lucha entre Dar¨ªo Jaramillo y la Uni¨®n Europea", aclara. Y contin¨²a: "La respuesta la tiene Santiago Sierra, el artista espa?ol que est¨¢ en la Bienal de Venecia. Exigir el pasaporte para entrar a su obra es una buena lecci¨®n para los espa?oles. Todo es rid¨ªculo. La gente va a existir todav¨ªa cuando desaparezcan los Estados. No hay derecho m¨¢s inalienable para un individuo que estar donde le d¨¦ la gana. Llegar¨¢ el momento en que eso se normalice".
PREGUNTA. ?Qui¨¦n est¨¢ mejor de salud, Colombia o la literatura colombiana?
RESPUESTA. No creo que Colombia sea un pa¨ªs enfermo, es un pa¨ªs con problemas, y en momentos dif¨ªciles siempre la creaci¨®n est¨¢ m¨¢s a flor de piel. En Colombia hay una efervescencia creativa que es casi una forma de defenderse de una situaci¨®n dif¨ªcil.
P. ?Cu¨¢ndo empiezan los problemas?
R. Primero habr¨ªa que separar problemas. Quiz¨¢ uno de los que tenemos es que los juntamos todos y, claro, vemos algo que no se puede resolver. Hay un problema de violencias: una violencia pol¨ªtica, una guerrilla que no es un movimiento de reivindicaci¨®n pol¨ªtica sino una organizaci¨®n dedicada al tr¨¢fico de drogas y de armas, y al secuestro. ?se es tal vez el asunto m¨¢s visible, pero quiz¨¢ no el principal.
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa?
R. La pobreza, la educaci¨®n, las desigualdades regionales... Bogot¨¢ es una ciudad que cada vez est¨¢ mejor en un pa¨ªs que puede que cada vez no est¨¦ mejor. ?Cu¨¢ndo empiezan los problemas? Cada uno tiene su propia historia. El de la guerrilla surge en los a?os sesenta, el de la estructura del Estado... Es que es una sociedad que ni siquiera ha terminado de ocupar el territorio. El Estado no ha acabado de asimilar la efervescencia de la sociedad. Tal vez termine de asimilarse cuando deje de ser un pa¨ªs adolescente.
P. ?Adolescente?
R. Colombia tiene todos los s¨ªntomas de la adolescencia: preocupado por su imagen, demogr¨¢ficamente muy joven y objeto, no sujeto, de un problema como el de la droga. ?Que toda una organizaci¨®n social dependa de la estupidez de que no se legalice la droga!
P. ?La soluci¨®n est¨¢ en manos de los colombianos?
R. No. Colombia no podr¨ªa motu proprio legalizar la droga. No obstante, el mundo va cambiando de demonios. Hace 20 a?os, el demonio era el comunismo, ahora es esa cosa intangible que es el terrorismo internacional. El hecho de que haya demonios nuevos hace que la droga se desdemonice un poco, y eso lleva a pensar que alg¨²n d¨ªa va a ser un problema de salud p¨²blica y no pol¨ªtico.
P. Suele decirse que una muestra de la efervescencia cultural colombiana son las bibliotecas.
R. El Gobierno se ha propuesto montar 300 bibliotecas p¨²blicas. La idea es que las comunidades sientan como propio ese servicio. Y as¨ª es. Yo trabajo en una instituci¨®n que es due?a de la biblioteca Luis ?ngel Arango, que recibe entre ocho y diez mil lectores al d¨ªa y hace cuatro mil pr¨¦stamos. Entre par¨¦ntesis, los colombianos tenemos fama de ladrones y de p¨ªcaros y no se ha robado ni un libro.
P. ?Y desde el punto de vista de la creaci¨®n?
R. Yo tengo cuentas de hace tres o cuatro a?os. En Colombia aparec¨ªan alrededor de 400 libros de poes¨ªa en el a?o, un libro diario. Eso no quiere decir que haya muchos buenos poetas, pero s¨ª que la gente recurre a la poes¨ªa para contar su intimidad o su visi¨®n del mundo. Y eso es valioso, aunque s¨®lo sea en t¨¦rminos psicoanal¨ªticos, no est¨¦ticos.
P. ?Es algo puntual?
R. Viene de hace 10 a?os, y no veo el momento en que vaya a parar. A lo mejor el d¨ªa que seamos un pa¨ªs muy organizado y muy suizo disminuye porque la gente se hace m¨¢s conformista y m¨¢s consumista.
P. ?La literatura refleja la realidad social?
R. S¨ª. Por un lado hay mucha literatura testimonial. La cantidad de testimonios de secuestrados es enorme, tanto que en la biblioteca en la que yo trabajo estamos haciendo una bibliograf¨ªa sobre el tema. Adem¨¢s, hay mucha literatura testimonial de marginalidad social: se sabe c¨®mo piensan los sicarios, las prostitutas, los presidiarios...
P. ?Cu¨¢l ser¨ªa su canon personal de la literatura colombiana?
R. En poes¨ªa estar¨ªa encabezado por Jos¨¦ Asunci¨®n Silva, el modernista, y tendr¨ªa una figura principal¨ªsima en el siglo XX: Aurelio Arturo. En la generaci¨®n que sigue, Eduardo Carranza, ya muerto, o Fernando Charry Lara, que acaba de publicar Pre-Textos. Por no hablar del m¨¢s conocido, que es ?lvaro Mutis.
P. ?Y en novela?
R. En novela Colombia tiene una tradici¨®n muy curiosa, que adem¨¢s nos han se?alado desde fuera, y es que los hitos que dan la curva en la narrativa hispanoamericana han salido de Colombia. La gran novela rom¨¢ntica es Mar¨ªa, de Jorge Isaacs; la gran novela del modernismo es La vor¨¢gine, de Jos¨¦ Eustasio Rivera; la gran novela de la segunda mitad del siglo XX, Cien a?os de soledad, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez.
P. ?Y entre los m¨¢s recientes?
R. Adem¨¢s de Fernando Vallejo, hay nombres muy dignos que tienen un valor de cambio internacional como H¨¦ctor Abad, Enrique Serrano, Efraim Medina, Ricardo Silva o Santiago Gamboa. Todos tienen menos de 45 a?os y un est¨¢ndar de calidad alto. Yo no podr¨ªa se?alar ninguna obra maestra dentro de esa generaci¨®n, pero s¨ª un talento muy especial que puede producir cosas muy interesantes.
P. ?Cree que hay una b¨²squeda de otra tradici¨®n, pasando de lo local a lo global, de Macondo a McOndo?
R. Eso son boutades. La tradici¨®n de la narrativa hispanoamericana es muy fuerte, y la gente sigue leyendo a Cort¨¢zar fascin¨¢ndose, y sigue loca con Rulfo y con Garc¨ªa M¨¢rquez. Tal vez es una marca generacional, pero yo era adolescente cuando surgi¨® el boom, y uno queda marcado por Borges, y por Onetti y por Monterroso. ?Qu¨¦ ahora se leen traducciones de Paul Auster? Pues s¨ª, pero hace cuarenta a?os circulaban las de Faulkner.
P. O sea, que no ve esa tradici¨®n como un muro que superar.
R. A lo mejor para algunos muchachos el castellano es un l¨ªmite. A m¨ª me encantar¨ªa que escribieran en ingl¨¦s. Uno no se puede negar a la narrativa extranjera porque el lenguaje es la materia prima de la literatura, pero, yo ya quisiera que cualquier escritor joven obtuviera la misma maestr¨ªa que obtuvo Borges leyendo a Chesterton, y hasta ahora no ha sido as¨ª.
P. ?Qu¨¦ presencia tiene Colombia en su propia obra?
R. Hablo de lo que conozco, pero no con intenci¨®n de explicarlo, porque yo mismo no lo entiendo. Parte del n¨²cleo argumental de novelas como El juego del alfiler o Cartas cruzadas es el comercio de coca¨ªna, que es una situaci¨®n muy novelable, por lo rid¨ªcula. Si estuviera prohibido el Mertiolate para las heridas, estar¨ªa escribiendo sobre el Mertiolate. En el futuro se van a re¨ªr un poco de que la coca¨ªna fuera tan importante.
LIBROS Y N?MEROS
Cifras de la producci¨®n editorial de Colombia en 2001:
- N¨²mero de editoriales: 97. Y se calcula que actualmente hay alrededor de 140 o 150 editores con actividad permanente de edici¨®n de libros.
- N¨²mero de t¨ªtulos publicados: 8.875.
- N¨²mero de ejemplares: 30.336.392.
- Primera edici¨®n: 48%.
- Tirada media: 4.145 ejemplares.
- Libros de texto: 35,2%. Literatura: 27,6%. Generalidades: 18,4%. Humanidades: 11,9%. Cient¨ªfico y t¨¦cnico: 6,9%.
- T¨ªtulos traducidos: 388. Principales idiomas: ingl¨¦s, 151; espa?ol, 94, y portugu¨¦s, 38.
- Ejemplares exportados: 14.368.234.
- Principales compradores: M¨¦xico, Venezuela y Ecuador.
- Libros importados: 44.123.529.
- Principales pa¨ªses de origen: Espa?a, Estados Unidos y M¨¦xico.
Fuente: C¨¢mara Colombiana del Libro.
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