No existen lidiadores
No saben lidiar, porque no les han ense?ado a lidiar. Les dijeron o so?aron los toreros que pensaban en la gloria que el toreo es pegar derechazos y alg¨²n natural para completar las faenas, y si adem¨¢s entran unos trincherazos de propina, ah¨ª empieza a hacerse cada torero con tres o cuatro cortijos en media docena de a?os.
No saben, porque no lo han visto, que ha habido faenas memorables en la historia del toreo que no requirieron derechazo alguno, ni siquiera naturales. Bastaba con lidiar a los toros que sal¨ªan dif¨ªciles. En ocasiones, a esos toros los fogueaban y a?os m¨¢s tarde, para no ser tan crueles, les daban banderillas negras...
Todo esto para rese?ar que en la corrida de ayer los tres toreros no supieron ponerse en la tesitura de sentirse lidiadores. No saben porque, repito, no les han ense?ado, porque el toreo moderno s¨®lo aspira a la belleza de pitimin¨ª.
Mart¨ªn / Roble?o, Valverde, Mar¨ªn
Toros de Adolfo Mart¨ªn, 1? y 2? apagados, el resto con complicaciones. Fernando Roble?o: estocada (vuelta); dos pinchazos, casi entera y descabello (silencio). Javier Valverde: pinchazo -aviso- y estocada (silencio); bajonazo (silencio). Seraf¨ªn Mar¨ªn: espadazo en el brazuelo, pinchazo, estocada y descabello (silencio); casi entera y seis descabellos (silencio). Plaza de Pamplona, 11 de julio. 7? de feria. Lleno.
Si cuatro de los toros de ayer recortaban, buscaban el bulto y llevaban intenciones cuasi asesinas, lo que proced¨ªa era lidiarlos; andarlos por la cara, torearlos con los pies y machetearlos siempre como aut¨¦nticos lidiadores. Despu¨¦s de dominar a un toro, esto es, lidiarlo, entonces se cog¨ªa la espada de matar y se entraba con la entereza de los toreros machos.
Lo que vimos ayer no tiene nada que ver con el aura que hemos tratado de definir en estas l¨ªneas anteriores. L¨ªneas que evocan un pasado, pero que est¨¢ dentro de la tradici¨®n del toreo. Lo que no entra dentro de la tradici¨®n es el espect¨¢culo lamentable que dibujaron los tres diestros contratados en la corrida de Adolfo Mart¨ªn. S¨®lo cabe rescatar un momento emocionante, cual fue en la estocada que Fernando Roble?o ejecut¨® al primero de la tarde, y que sali¨® volteado. Salvo ese instante de emoci¨®n, de aut¨¦ntica verdad, fuera de ah¨ª, el resto fue un quiero y no puedo.
El propio Fernando Roble?o estuvo en su primer toro con poco fundamento. Sus pases no pasaban de los medios pases. En su segundo s¨®lo fue una antolog¨ªa de intentos sin que echara mano de eso que estamos aduciendo como es lidiar los toros.
Javier Valverde dej¨® en la tarde de un calor brutal su impericia por torear de muleta, lo mismo con la derecha que con la izquierda, de igual modo en el primer toro que en el segundo. Se le puede catalogar como un Hamlet en continua duda. Tambi¨¦n se abon¨® a los medios pases. ?Con lo bien que hubiera estado lidiando a ese su segundo toro, machete¨¢ndolo, domin¨¢ndolo, haci¨¦ndose con ¨¦l!
Lamentablemente tenemos que decir que Seraf¨ªn Mar¨ªn es uno de los toreros menos puestos y m¨¢s verdes que existe en el escalaf¨®n. Fue lamentable verle naufragar ante sus dos toros. Es verdad que le toc¨® el peor lote, puesto que el tercero de la tarde era un toro dif¨ªcil, que recortaba por el pit¨®n izquierdo y que ten¨ªa gatos en la barriga. Volvi¨® a poner en evidencia que tampoco sabe lidiar esa clase de toros. En su segundo empez¨® dudando con el capote. Cada dos por tres se descubr¨ªa. En ocasiones, el sexto toro iba bien, pero el torero no lleg¨® a entender a ese toro. Tore¨® con medios pases. Demostr¨® palpablemente cu¨¢n verde est¨¢.
Imaginamos que el p¨²blico no demasiado enterado de estos matices lidiadores se ir¨ªa con la sensaci¨®n de no haber visto un buen derechazo o un buen natural. Es m¨¢s, creer¨ªa que esta clase de toros no existen entre el ganado de bravo. Pensar¨ªan que los toros entran en el mercado de las plazas de toros para embestir con facilidad, de modo que los toreros corten orejas de forma muy f¨¢cil, que salgan a hombros y la fiesta contin¨²a. No, los toros es una fiesta brava que viene desde siglos pasados a un galope no apto para definiciones facilonas.
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