1947-1965: Despu¨¦s de la guerra
El Tour renace por segunda vez, tras el par¨¦ntesis de la Segunda Guerra Mundial. Y lo hace con fuerza: comienza la era de los grandes campeones, idolatrados por el p¨²blico. Como el legendario Fausto Coppi, vencedor en 1949 y 1952, y Louis Bobet, vencedor en 1953-1955, al que apodan cari?osamente como Louison. Y, por supuesto, es la era de Bahamontes, que consigue imponerse en la edici¨®n de 1959 y poner el Tour patas arriba cada vez que la carretera se empina. A finales de esta era, comienzan los hist¨®ricos duelos entre Anquetil y el eterno segund¨®n Poulidor, que dividen a la afici¨®n francesa.
Cada vez hay m¨¢s aficionados al Tour y a sus campeones. Y m¨¢s enfervorizados. Como los que agreden a Gino Bartali en 1950, en plena subida al Aspin, y le hacen abandonar. La creciente popularidad del Tour queda patente en su cincuenta aniversario (1953): quince antiguos vencedores de la ronda, como el primero de todos, Maurice Garin, son invitados a la ceremonia final en el Parque de los Pr¨ªncipes.
Empieza la era de los grandes campeones, entre ellos Bahamontes, que se impone en la edici¨®n de 1959
Las cifras promedio del Tour cada vez se parecen m¨¢s a las de nuestros tiempos: el tiempo final del vencedor es de 130 horas, las etapas duran unas 6 horas, y el nivel de los corredores es m¨¢s parejo que en d¨¦cadas anteriores: la diferencia entre el vencedor final y el farolillo rojo no pasa de 5 horas. Adem¨¢s, el pelot¨®n, cada vez m¨¢s poblado, de unas 120 unidades, rueda muy r¨¢pido. La velocidad media del maillot amarillo ronda los 35 Km./h.
La fisiolog¨ªa del ejercicio tambi¨¦n renace tras la segunda guerra mundial. Y ya no dejar¨¢ de crecer hasta nuestros d¨ªas. El renacimiento comienza en los pa¨ªses n¨®rdicos. En 1947, el noruego Per Scholander desarrolla un m¨¦todo, que es el patr¨®n oro a¨²n en nuestros d¨ªas, para analizar la concentraci¨®n de ox¨ªgeno y di¨®xido de carbono en el aire que espira el deportista y que permite calcular su consumo de ox¨ªgeno. Los daneses Asmussen, Hohw¨¹-Christensen y Nielsen realizan pioneros estudios sobre las respuestas del cuerpo humano durante ejercicio en ciclo-erg¨®metro.
Uno de los estudiantes de doctorado de Christensen fue Peter Olof ?strand. Una leyenda viva de la Fisiolog¨ªa del Ejercicio que todav¨ªa en nuestros d¨ªas asiste a Congresos internacionales, y que por aquellos a?os evalu¨® la condici¨®n f¨ªsica de numerosos deportistas de su tiempo. Adem¨¢s, realiz¨® importantes contribuciones a las ciencias del deporte, como por ejemplo el estudio de las respuestas del organismo al ejercicio interv¨¢lico. A principios de los sesenta, otro escandinavo, Bergstr?m, revoluciona las ciencias del deporte al introducir la t¨¦cnica de biopsia muscular en el estudio del deportista. Esta t¨¦cnica permite extraer una peque?a muestra de un m¨²sculo, por ejemplo, del muslo de un ciclistas o del hombro de un nadador, y estudiar la cantidad de glucosa que sus c¨¦lulas (o fibras) son capaces de almacenar en forma de gluc¨®geno, o la proporci¨®n que tiene de fibras r¨¢pidas y lentas.
La aportaci¨®n de Bergst?m fue crucial en la medicina del deporte. Por ejemplo, dio pie a numerosos estudios posteriores cuyas conclusiones cambiaron para siempre los conceptos de nutrici¨®n deportiva. Gracias a la t¨¦cnica de la biopsia muscular sabemos que para rendir bien en una prueba como el Tour, el ciclista debe comer muchos hidratos de carbono todos los d¨ªas. En cambio, las grasas y las prote¨ªnas deben jugar un papel m¨¢s secundario en su dieta.
Alejandro Luc¨ªa es profesor de la Universidad Europea de Madrid
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