Una esperanza para ?frica
La comunidad de San Egidio comienza a tratar el sida en Mozambique para demostrar que tambi¨¦n los pa¨ªses pobres pueden combatir la epidemia
Lisetta ya apareci¨® en las p¨¢ginas de este diario a finales de 2001. Su testimonio era el de una joven superada por una enfermedad, el sida, que se hab¨ªa llevado a su marido y a su hijo de meses. Vencida, repudiada por su familia y carcomida por el virus, esta joven mozambique?a esperaba la muerte sentada en su chabola de de Maputo. Pero las cosas cambiaron. Lisetta no muri¨®. Tampoco es la misma. Hoy trabaja, sale a divertirse, se ha casado de nuevo y, con su peque?o salario, mantiene a los siete miembros de su nueva familia.
Esta joven de 22 a?os puede considerarse privilegiada. Pese a ser seropositiva y vivir en el continente donde 30 millones de personas esperan morir por esta enfermedad, Lisetta tiene esperanza. Y es que esta joven toma religiosamente las dos pastillas diarias que la mantienen con una salud de hierro. Estos f¨¢rmacos, los antirretrovirales, tan populares en el mundo rico, son un lujo inasequible para la mayor parte de africanos, pero no para ella, que ha podido acogerse a un innovador programa de la ONG italiana Comunidad de San Egidio.
"?frica necesita comer, pero no se le puede negar el tratamiento contra el sida"
Esta organizaci¨®n, laica pero bien conectada con la Curia vaticana, pretende demostrar que se puede tratar el sida en ?frica y que la falta de infraestructuras no es un impedimento insalvable para proporcionar los f¨¢rmacos. Sus responsables defienden que si en Espa?a los fallecidos por sida no son m¨¢s de 3.000 al a?o, no se puede justificar que en Mozambique, con la mitad de poblaci¨®n, ¨¦stos sean 60.000.
Mario Marazziti, secretario general de San Egidio lo tiene claro: "S¨®los no podemos combatir el sida en este continente pero s¨ª podemos ayudar a erradicar el peor mal que le afecta: el afropesimismo". Y es que este es el estado de ¨¢nimo que ha caracterizado la lucha contra el sida y la pobreza en ?frica los ¨²ltimos a?os. Un exceso de pesimismo que no lleva a ninguna parte.
"?frica se merece tener esperanza", explica Marazziti al mostrar los primeros resultados. Desde que el tratamiento comenz¨®, en 2001, un millar de personas han comenzado a recibir antirretrovirales y 200 mujeres embarazadas y seropositivas han dado a luz ni?os sanos. Son cifras irrisorias, pero nada despreciables para un pa¨ªs en el que la mitad de la poblaci¨®n no puede ir nunca al m¨¦dico y el sida afecta al 16% de la poblaci¨®n, el doble seg¨²n las ONG.
Los primeros tratados son mayoritariamente mujeres embarazadas. "Se trata de cortar la epidemia; tratando a la madre se impide que el beb¨¦ nazca infectado y puede salvarse toda una familia", explica Giuseppe Liotta, director m¨¦dico del proyecto de Sant Egidio. Y es que la mujer es el aut¨¦ntico pilar de las familias africanas, la que cuida de los hijos, de los ancianos, del marido y de los enfermos, que cada vez son m¨¢s.
Como en casa de Julia, una mujer seropositiva de cuarenta a?os que, gracias al tratamiento se ha convertido en una instituci¨®n social. Su marido muri¨® de sida, como sus hijos. Pero en su casa sigue habiendo muchos ni?os. "Son los hijos de mi hermana y de una vecina... ellas murieron". Tambi¨¦n se ocupa de tres ancianos y de uno de sus cu?ados, tambi¨¦n enfermo. "Si muere Julia, mueren todos", explica Aurelio Samboa, uno de los trabajadores del hospital de Machava, que est¨¢ convencido de que ning¨²n esfuerzo es suficiente para preservar los peque?os n¨²cleos de resistencia en que se han convertido las familias africanas.
Este joven lleva los f¨¢rmacos antirretrovirales a Julia una vez al mes y, de paso, echa una ojeada a su vivienda, comprueba que tenga agua y comida suficiente. Atenci¨®n a domicilio en un barrio de chabolas y en un pa¨ªs donde el estado s¨®lo llega a inviertir ocho euros al a?o en la salud de cada uno de sus habitantes.
Y las dudas acechan. ?Es posible tratar el sida en este marco? ?Es l¨®gico destinar dinero a la compra de antirretrovirales para un pa¨ªs donde cinco millones de personas no pueden ni comer? ?No tiene ?frica problemas igual de importantes que el sida pero m¨¢s f¨¢ciles de resolver? Los impulsores del proyecto de San Egidio defienden a ultranza su proyecto pese a saber que, la ONU mantiene que la prevenci¨®n -l¨¦ase preservativo- debe ser la principal arma para combatir el sida en ?frica.
Mario Marazziti cree que con el cond¨®n no basta y que el resto de problemas de ?frica no pueden ocultar la devastaci¨®n social que causa el sida. Colegios cerrados por falta de maestros, campos sin cultivar y pueblos que se vac¨ªan. "?frica necesita comida, s¨ª, pero no se le puede negar el tratamiento del sida. Si no no hay salida. Adem¨¢s, defiende que el tratamiento que ellos est¨¢n dando en los hospitales donde colaboran es f¨¢cil de suministrar y que cuesta menos de un euro por persona y d¨ªa.
"Se puede tratar el sida en ?frica, lo estamos haciendo y lo haremos tambi¨¦n en Guinea Bissau y Malawi; necesitamos que m¨¢s ONG e instituciones se atrevan a hacer lo mismo y conseguir la gratuidad de los f¨¢rmacos de una vez por todas", asegura este italiano.
M¨¦dicos sin Fronteras tambi¨¦n ha iniciado algunos proyectos de tratamiento en Mozambique, aunque a escala m¨¢s peque?a. Varios gobiernos africanos tienen esperanza de hacer lo mismo con la ayuda de la ONU, de las farmac¨¦uticas y de los pa¨ªses ricos. Esperan de ¨¦stos una colaboraci¨®n activa. M¨¢s soluciones y menos discursos como el de George W. Bush el pasado jueves en Botsuana, donde, en lugar de hablar de f¨¢rmacos gratuitos, prefiri¨® citar otra palabra: "compasi¨®n".
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