Joyas (1)
El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe en estos momentos setenta y tres obras de la llamada pintura g¨®tica hispanoflamenca. Al frente de la exposici¨®n se alza la figura del pintor Bartolom¨¦ Bermejo (C¨®rdoba 1440-Barcelona entre 1490 y 1500), llamado tambi¨¦n Bartolom¨¦ de C¨¢rdenas, con el aporte de cerca de una veintena de obras suyas.
Nada m¨¢s escribir este p¨¢rrafo me doy cuenta que le falta lo m¨¢s sustancial. Esto es, advertir que se trata de una de las exposiciones de arte m¨¢s hermosas, redondas y apasionantes como jam¨¢s antes pasaron por la pinacoteca bilba¨ªna desde su fundaci¨®n, en 1908.
Los historiadores de arte han considerado a Bartolom¨¦ Bermejo como uno de los m¨¢ximos representantes de la ¨²ltima etapa del arte g¨®tico; especialmente en los dominios de la Corona de Arag¨®n, donde desarroll¨® la mayor parte de su actividad. En 1486 aparece en Barcelona, para dar cumplida cuenta de la etapa final de su trayectoria art¨ªstica...
Nadie osar¨¢ dudarlo despu¨¦s de posar la vista en obras como Retablo de santa Engracia, Piedad, Tr¨ªptico de la Virgen de Monserrat, Epifan¨ªa y Ver¨®nica de Cristo, Cristo de Piedad, Dormici¨®n de la Virgen, entre otras, adem¨¢s de Virgen de Misericordia, sin dejar de mencionar el Descendimiento y el Encuentro de santo Domingo de Silos con el rey Fernando I de Castilla, con el a?adido de esa joya que constituyen los cuatro compartimientos (el enunciado dice compartimientos y no compartimentos) de un retablo dedicado a Cristo Redentor...
En las obras de Bermejo se encuentran altas cualidades en cascada, porque ¨¦l es fundamentalmente un artista proteico. A partir de la religiosidad que llevan impl¨ªcitos los temas que debe tratar, su talento pict¨®rico le permite volar muy alto. Lo mismo otorga primac¨ªa a la consecuci¨®n del dibujo minucioso por encima de todo lo dem¨¢s, como opta por elegir como m¨¢xima virtud pl¨¢stica en otros momentos la expresividad de los personajes representados. Expresividad a veces cruda de tan real. Lo evidencian el Cristo de Piedad y el retablo de los cuatro compartimientos. En cuanto al color, atesora una gama soberbia. Combina con enorme talento los colores sombr¨ªos con los luminosos. Sin duda, el color es su mejor aliado para alcanzar aquella honda gravedad que lleva dentro de s¨ª. Tambi¨¦n en el cap¨ªtulo de las luces se sabe manejar con excelente solvencia, pues domina bien los tonos y semitonos, medios tonos y sombras. Y luego est¨¢ el repertorio variado de los rostros de los modelos, sin olvidarnos de la vasta inventiva de los ropajes (incluidos los gorros y tocados). En los pocos paisajes que deja al descubierto tambi¨¦n apunta esplendorosas maneras.
Seguiremos hablando de esta magn¨ªfica exposici¨®n.
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