Benny Carter, saxofonista, el caballero de la era del 'swing'
El saxofonista Benny Carter falleci¨® el pasado s¨¢bado a los 95 a?os en un hospital de Los ?ngeles.
Resulta imposible resumir la grandeza de Lester Bennett Carter (Nueva York, 1907) en un texto de longitud razonable: sencillamente, la era cl¨¢sica del jazz no podr¨ªa explicarse sin la aportaci¨®n de este hombre cuyo polifacetismo casi rozaba la desmesura. Indiscutible gigante del saxo alto, ocasional trombonista y pianista, soberbio clarinetista y trompetista (quiz¨¢ los aspectos menos conocidos de su perfil art¨ªstico), crucial director de orquesta, arreglista imaginativo y compositor de talento superlativo, Carter combinaba todas estas dotes extraordinarias con una naturalidad discreta y caballerosa, como si pensase que cultivar y manifestar sus saberes es lo menos que pod¨ªa hacer por la m¨²sica que amaba.
Aunque de ni?o recibi¨® clases de su madre y varios profesores de su vecindario, la formaci¨®n de Carter fue fundamentalmente autodidacta. La primera muestra de su capacidad para ensamblar de manera original y estimulante las voces instrumentales de una gran orquesta se remonta a los a?os treinta, cuando escribi¨® arreglos para la de Fletcher Henderson. Poco despu¨¦s, animado por este ¨¦xito temprano, decidi¨® montar una big band propia en la que empezaron a despuntar solistas del calibre de Chu (sic) Berry, Ben Webster (saxo tenor) y Teddy Wilson (piano). Esta experiencia result¨® intensa pero corta, porque Carter decidi¨® acompa?ar al director de orquesta Willie Lewis en su visita a Europa, donde el apetito de jazz se hab¨ªa disparado.
De vuelta a Estados Unidos, en 1938, reorganiz¨® su gran orquesta para tocar en el c¨¦lebre Savoy Ballroom de Harlem hasta que cuatro a?os despu¨¦s fij¨® su residencia en Los ?ngeles. Su agudo instinto para reconocer al instante a los m¨²sicos creativos le permiti¨® sentar tras los pupitres de su remozada banda a Miles Davis, J. J. Johnson y Max Roach, tres nombres sagrados del jazz moderno. Pero fue su relaci¨®n con la televisi¨®n (medio para el que escribi¨® multitud de sinton¨ªas, como la de la serie Ironside) y los estudios cinematogr¨¢ficos de Hollywood (uno de los primeros m¨²sicos negros aceptados en este ¨¢mbito) lo que le proporcion¨® el s¨®lido soporte econ¨®mico necesario para desarrollar con esmero proyectos de signo diverso. As¨ª, particip¨® en las gigantescas giras Jazz at the philarmonic, organizadas por el empresario Norman Granz, y escribi¨® arreglos para los mejores cantantes del momento, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Ray Charles y Louis Armstrong, entre ellos. A pesar de nombres de tanta importancia, una porci¨®n sustancial de su obra m¨¢s brillante sigue encontr¨¢ndose en sus colaboraciones con Count Basie, con cuya banda gest¨® maravillas como Kansas City suite o The legend. Tan insoslayable como ¨¦stos puede considerarse Further definitions (Impulse!, 1961), un c¨¢lido encuentro con Coleman Hawkins, otro verdadero coloso del saxo.
En los ¨²ltimos a?os, Carter altern¨® labores pedag¨®gicas con proyectos diversos. Como dec¨ªa el trompetista Rex Stewart, "su amabilidad parec¨ªa pertenecer a otro tiempo. Se mov¨ªa con la gracia y apostura de quienes est¨¢n acostumbrados a caminar junto a reyes. Quiz¨¢ por eso los que le conoc¨ªamos bien le llam¨¢bamos El Rey".
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