El otro torpedo
Van den Hoogenband, plusmarquista mundial de 100 libre, llega dispuesto a reeditar su triunfo sobre Thorpe
Al margen de su imponente cuerpo, de sus 193 cent¨ªmetros de estatura, de su inmensa espalda, de sus marcas y sus r¨¦cords estratosf¨¦ricos, hay algo en el rostro de Pieter van den Hoogenband (Eindhoven, 1978) que, lejos de intimidar, inspira confianza. No es por su mirada de pillo, ni por su sonrisa profid¨¦n; acaso por la simpat¨ªa que derrocha o por todo el conjunto que, salvando las distancias, recuerda un poco al actor brit¨¢nico Hugue Grant, aunque sin histrionismos. En la distancia corta, en el cara a cara, Van den Hoogenband, plusmarquista mundial de 100 metros libre y vencedor de Ian Thorpe en la final ol¨ªmpica de 200 metros, deja de ser la m¨¢quina casi perfecta que se sumerge en la piscina y aparece como un joven amable y sol¨ªcito. Sin mirar el reloj, el nadador holand¨¦s, la gran amenaza del c¨¦lebre Thorpe, hace un hueco en su agenda y atiende con gusto a las preguntas del entrevistador.
Hace tan s¨®lo tres d¨ªas que Van den Hoogenband y su inseparable guardaespaldas -no le quita ojo ni siquiera en la piscina- est¨¢n en Barcelona y, a juzgar por el aspecto y las palabras del velocista holand¨¦s, cuando se estrene en la espectacular piscina del Sant Jordi la pr¨®xima semana lo har¨¢ en plenitud de condiciones. Seg¨²n cuenta, hace meses que en sus entrenamientos nada como una bala, como nunca antes lo hab¨ªa hecho en unos ensayos. "Estoy m¨¢s en forma que nunca; estoy nadando muy r¨¢pido en los entrenamientos y ahora quiero corroborarlo en este Mundial", coment¨® ayer a este diario. No es que haya cambiado su preparaci¨®n psicol¨®gica ni su sistema de preparaci¨®n -se ha ejercitado seis horas diarias, repartidas en tres sesiones de dos horas-, pero s¨ª ha introducido "peque?as modificaciones para no caer en la rutina y que los entrenamientos sean m¨¢s divertidos". "Lo que pasa es que me encuentro en el punto ¨¢lgido de mi carrera, mucho m¨¢s fuerte y potente que antes", argumenta, sin que suene a amenaza, pero s¨ª a aviso para navegantes. Y, sin apenas dejar opci¨®n a la r¨¦plica y en tono jocoso, espeta: "?Usted no cree que estoy en forma?" ?C¨®mo decirle que no con ese cuerpo que luce y cuando sus estad¨ªsticas cuentan, entre otras muchas cosas, que en el pasado Europeo de Berl¨ªn gan¨® los 100 metros libre en 47,86s -a dos cent¨¦simas del r¨¦cord mundial- y se acerc¨®, con 1.44.89 minutos, al r¨¦cord de Thorpe (1.44.06) en 200 libre?
La victoria le tiene obsesionado. Tras abandonar el pasado Mundial de Fukuoka sin ning¨²n oro y con la vista ya puesta en los Juegos Ol¨ªmpicos de Atenas, Van den Hoogenband no quiere iniciar el Mundial sin enviar un mensaje contundente a sus rivales. "Me gustar¨ªa ganar diez medallas, aunque creo que ser¨¢ un poco dif¨ªcil porque s¨®lo tengo opci¨®n a cinco o seis", bromea, pendiente a¨²n de confirmar en qu¨¦ pruebas participar¨¢ (es seguro su concurso en 50, 100 y 200 metros libres y en los relevos). "Es posible que bata algunos de mis r¨¦cords", prosigue ya en serio, "pero lo que m¨¢s me importa es ganar un oro".
Esa obsesi¨®n, sin embargo, no parece que haya alterado su estado de nervios y de concentraci¨®n.
Se le nota a gusto en Barcelona, ciudad con la que mantiene una relaci¨®n especial desde que su padre, m¨¦dico de la delegaci¨®n holandesa durante los Juegos del 92, le transmiti¨® el esp¨ªritu ol¨ªmpico que respir¨® en la ciudad condal. "Me cont¨® tantas historias tan bonitas de aquellos Juegos", revela, "que me inocul¨® el espir¨ªtu ol¨ªmpico. Por eso Atlanta, que no ten¨ªa nada de lo que mi padre me hab¨ªa contado, me decepcion¨®; hasta Sydney no pude vivir algo similar", a?ade, Van den Hoogenband, un loco del f¨²tbol -es un hincha ferviente del PSV, el club al que pertenece- cuyo mejor recuerdo de Barcelona es un Camp Nou lleno, "hace uncs siete a?os, cuando Koeman a¨²n jugaba", en un apasionante Bar?a-Atl¨¦tico de Madrid. "Ahora con Rijkaard al Bar?a le ir¨¢ mejor", dice antes de retomar el hilo de la nataci¨®n.
Y eso es hablar de Thorpe, su m¨¢ximo rival. "La diferencia entre Ian y yo es que ¨¦l viste Adidas y yo Nike; que ¨¦l es de Australia y yo europeo", dice. "Sin olvidar a Popov y a los estadounidenses, siempre es estimulante competir con ¨¦l porque te obliga a rendir al m¨¢ximo". La batalla se prev¨¦ re?ida: son las dos estrellas del Mundial, los llamados a fulminar marcas, a hacer vibrar a los aficionados del Sant Jordi.
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