Teatro Real
Las 17.50 por la pantalla del Teatro Real. Los acomodadores de las butacas impares de la tercera planta han cerrado las puertas. El director tarda cinco minutos en salir, pero pese a haber llegado a tiempo no me permiten la entrada. El jefe de acomodadores reconoce ser ubicuo y saber que las puertas se han cerrado despu¨¦s de las 18.00.
Solicito hojas de reclamaci¨®n, pero no hay. Se me da un libro de actas y se me asegura contestaci¨®n. Tras varias consultas llamo a la jefa de sala, que tarda en bajar y no sabe nada ni est¨¢ en condiciones de saberlo, pero dice saberlo todo e incluso me insulta. Todo lo hago constar en el libro de actas. Env¨ªo e-mail a gerencia y trato de hablar con la gerente. Respuesta por e-mail: lo sienten mucho y se lavan las manos. No he tenido respuesta a lo escrito en el libro de actas. Nuevo e-mail. Nuevos intentos de hablar con la gerente (muchos). Las secretarias dan coba y dicen que se lo transmiten y que si lo cree oportuno me llamar¨¢.
?Es que el p¨²blico del Real tiene que aguantar con total estoicismo tantos desatinos y caprichos?
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