El ni?o que so?aba con adoquines
Flecha, hijo de argentinos, se define como un espa?ol at¨ªpico que ambiciona las cl¨¢sicas
Ech¨® la ¨²ltima mirada atr¨¢s para cerciorarse de que ya no lo pod¨ªan alcanzar, cerr¨® la cremallera del maillot para entrar bien atildado, dej¨® el manillar suelto y extendi¨® los brazos como si estuviera tensando un arco. En los labios se le pudo leer un suave "!bum!" mientras simulaba el disparo. La flecha imaginaria y el Flecha real rebasaron al tiempo la l¨ªnea de meta. Con un apellido como ¨¦se resultaba imposible evitar la met¨¢fora. Y "para hacer honor" al nombre paterno Juan Antonio Flecha hab¨ªa prometido a su colega de entrenamientos, el que fuera subcampe¨®n del mundo de mountain bike, Jos¨¦ Antonio Hermida, que celebrar¨ªa sus victorias tensando el arco y disparando. Flecha ejerc¨ªa de indio y Hermida tom¨® el papel de vaquero: rebasaba la meta simulando un pistolero que irrumpe en el sal¨®n. Un juego entre amigos que en Toulouse sirvi¨® para celebrar la segunda victoria espa?ola en este Tour y la primera del iBanesto.com desde 2000.
Al corredor catal¨¢n le estaba entrando complejo de Poulidor: no pasaba del segundo puesto
Hasta ayer, la flecha de Flecha hab¨ªa tenido bastante poca audiencia. En los tres a?os que lleva como profesional, el corredor catal¨¢n s¨®lo la pudo mostrar en una etapa de la Vuelta a Arag¨®n y en otra de la Bicicleta Vasca. Tampoco se le pod¨ªa pedir mucho m¨¢s a un chico que en septiembre cumplir¨¢ 26 a?os y que Eusebio Unzue, el director de iBanesto.com, rescat¨® hace dos temporadas del modesto Fuenlabrada. Pero ¨²ltimamente a Flecha le estaba entrando complejo de Poulidor: nunca pasaba del segundo puesto. "He vivido momentos de rabia este a?o", admiti¨® tras su triunfo de ayer. "Lo importante es que no cambi¨¦ mi forma de correr. Segu¨ª atacando y trat¨¦ de no perder el olfato, el instinto, la generosidad, la perseverancia..." Y as¨ª lleg¨® su jornada de gloria en Toulouse, el primer gran paso de una carrera cuyas ambiciones van m¨¢s all¨¢ del Tour. Porque Flecha, como reconoce ¨¦l mismo, es "un ciclista espa?ol bastante at¨ªpico".
Desde que existe el ciclismo, los sue?os de los ni?os espa?oles s¨®lo apuntaban a las grandes cumbres, a la coronaci¨®n gloriosa del Galibier o del Tourmalet, preludio inevitable de un paseo en amarillo por Par¨ªs. Pero el peque?o Flecha escond¨ªa un coraz¨®n holand¨¦s o belga. "Yo so?aba con el pav¨¦s", confiesa. En su imaginaci¨®n s¨®lo hab¨ªa lugar para los infiernos del norte, esos senderos de adoqu¨ªn que edificaron la leyenda de las cl¨¢sicas m¨¢s terribles del calendario ciclista, el Tour de Flandes o la Par¨ªs-Roubaix, pruebas de un d¨ªa eternamente vedadas al ciclismo espa?ol. Toulouse no ha hecho m¨¢s que alimentar ese sue?o, ratificado tras el triunfo de ayer. "Mi ambici¨®n sigue siendo conquistar uno de esos grandes monumentos", proclam¨® Flecha con la sonrisa que se le puso en el momento de disparar el arco y que ya no se le borr¨® en toda la tarde.
Ese apellido que parece una predestinaci¨®n le viene de Argentina, un pa¨ªs sin ninguna tradici¨®n ciclista. Flecha naci¨® en 1977 en Cun¨ªn, una localidad a 200 kil¨®metros de Buenos Aires. Su padre, argentino, al igual que su madre, muri¨® en un accidente de tr¨¢fico cuando ¨¦l ten¨ªa 3 a?os. La viuda conocer¨ªa despu¨¦s a un catal¨¢n, con el que se cas¨® y se vino a vivir a Espa?a cuando su hijo ten¨ªa 11 a?os. Se establecieron en Sitges, y fue all¨ª donde Flecha descubri¨® el ciclismo y donde sus sue?os empezaron a inundarse de adoquines.
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