Errores recurrentes en el debate sobre las pensiones
La reforma de las pensiones en Alemania y Francia, la campa?a electoral y la aparici¨®n de nuevos informes sobre la situaci¨®n del sistema espa?ol de pensiones han vuelto a abrir el debate sobre el tema. La adaptaci¨®n de los programas p¨²blicos de pensiones al nuevo escenario demogr¨¢fico es, sin duda, uno de los principales retos que deber¨¢n abordar los responsables pol¨ªticos. Por ello, resulta frustrante que este debate se produzca en Espa?a de manera intermitente, frecuentemente al albur de intereses partidistas, y con argumentos err¨®neos y confusiones sobre la naturaleza del problema. Sin ser exhaustivos, a continuaci¨®n mencionamos algunos ejemplos:
1. Las previsiones demogr¨¢ficas a largo plazo son in¨²tiles porque presentan un margen de error considerable. De hecho, el margen de error en las previsiones sobre la proporci¨®n de la poblaci¨®n mayor de 65 en la poblaci¨®n total -la variable demogr¨¢fica clave a estos efectos- es menor que, por ejemplo, el margen de error de previsiones sobre la rentabilidad de la Bolsa durante los tres pr¨®ximos meses. La raz¨®n es evidente: la poblaci¨®n entre 65 y 100 a?os en 2050 es la que ahora tiene entre 18 y 53 a?os y, por tanto, la ¨²nica fuente de incertidumbre se debe a la evoluci¨®n de su longevidad. Aumentos de la tasa de natalidad y los flujos de inmigrantes pueden contribuir a rebajar el peso de la poblaci¨®n jubilada en la poblaci¨®n total pero, de nuevo, aqu¨ª hay poco margen. Tras dos d¨¦cadas de muy baja natalidad, el tama?o de la poblaci¨®n femenina en edad f¨¦rtil va a ser bastante reducido en los pr¨®ximos a?os. Aunque la tasa de natalidad se recuperara espectacularmente, algo poco probable, el tama?o de la poblaci¨®n joven en los pr¨®ximos decenios se reducir¨¢. Por otra parte, el flujo de inmigrantes necesario para "rejuvenecer" la poblaci¨®n espa?ola es muy superior al que se contempla en la restrictiva regulaci¨®n migratoria vigente, mientras que en las habituales previsiones demogr¨¢ficas se suele incluir un flujo de inmigrantes muy elevado sin que se reduzca significativamente el peso de la poblaci¨®n mayor de 65 a?os. En definitiva, el proceso de envejecimiento de la poblaci¨®n es irreversible. Si acaso, dados los avances m¨¦dicos, lo m¨¢s probable es que las previsiones demogr¨¢ficas se equivoquen a la baja en la longevidad, subestimando el aumento de la poblaci¨®n mayor de 65 a?os.
La reforma de las pensiones se aplaza con argumentos err¨®neos y partidistas
2. Las previsiones econ¨®micas sobre el gasto en pensiones a largo plazo son in¨²tiles porque desconocemos cu¨¢l ser¨¢ la evoluci¨®n de la tasa de empleo y de la productividad. Es cierto que resulta muy dif¨ªcil prever cu¨¢l ser¨¢ la evoluci¨®n de ambas variables en las pr¨®ximas d¨¦cadas, sobre todo en ausencia de pol¨ªticas de empleo y de reformas estructurales de alcance. Pero la tasa de empleo tiene un l¨ªmite superior. Por ejemplo, los Gobiernos de la UE consideran un ¨¦xito alcanzar una tasa de empleo del 70%. Si en Espa?a la tasa de empleo se mantuviera en los niveles actuales, un 60%, el gasto en pensiones en relaci¨®n al PIB en Espa?a aumentar¨ªa en 8,5 puntos porcentuales, hasta el 17% en el 2050, mientras que, si la tasa de empleo aumentara hasta el 70%, dicho incremento ser¨ªa "s¨®lo" de 7 puntos porcentuales, hasta el 15,5%. En cuanto a la evoluci¨®n de la productividad, dado que las pensiones dependen de los salarios durante la vida laboral, que aumentan con la productividad, el gasto en pensiones en relaci¨®n al PIB no variar¨¢ mucho con la tasa de crecimiento de la productividad, a no ser que se reduzca la indexaci¨®n de pensiones a salarios. No se puede ser optimista sobre la evoluci¨®n de la productividad en un contexto de envejecimiento de la poblaci¨®n y con unas pol¨ªticas que no tienen como objetivo primar el uso eficiente de los recursos.
3. El retraso de la edad de jubilaci¨®n s¨®lo debe plantearse cuando se alcance el pleno empleo porque las jubilaciones anticipadas favorecen el empleo juvenil. Esta afirmaci¨®n es una versi¨®n de "la falacia de la cantidad fija de trabajo" que tan graves errores ha causado en la formulaci¨®n de pol¨ªticas de empleo. No hay ning¨²n fundamento te¨®rico ni ninguna evidencia emp¨ªrica que permita sostener que el empleo es una cantidad fija que hay que repartir entre la poblaci¨®n. Las jubilaciones anticipadas suponen un despilfarro de recursos humanos. Y si la esperanza de vida aumenta y queremos mantener un nivel de consumo determinado a lo largo de nuestra vida, tendremos que trabajar m¨¢s a?os y ahorrar m¨¢s.
4. El sistema p¨²blico de reparto es m¨¢s "solidario" que las alternativas disponibles. Es cierto que el actual sistema de pensiones produce transferencias de renta desde las generaciones m¨¢s j¨®venes hacia la poblaci¨®n jubilada. Estas transferencias pueden haber estado justificadas en determinados momentos hist¨®ricos pero no siempre lo han de estar. Desde una perspectiva intrageneracional, un sistema de reparto donde la pensi¨®n se calcule en funci¨®n de los salarios al final de la vida laboral, como es el caso en Espa?a, produce mucha m¨¢s desigualdad que un sistema donde se tengan en cuentan todas las cotizaciones a lo largo de la vida laboral. La raz¨®n es evidente: la desigualdad salarial es mucho mayor entre los trabajadores de 50 a 64 a?os que entre los trabajadores m¨¢s j¨®venes.
Estos y otros errores est¨¢n haciendo que la reforma de las pensiones en Espa?a avance a un ritmo excesivamente lento. Al final, dicha reforma se har¨¢ apresuradamente y, por tanto, con peores posibilidades de elecci¨®n entre las alternativas disponibles. Cada una de estas alternativas tiene ventajas e inconvenientes. La reforma de las pensiones se sigue aplazando con argumentos err¨®neos y partidistas.
Juan F. Jimeno es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Alcal¨¢ e investigador de FEDEA. Juan J. Dolado es profesor de Econom¨ªa en la Universidad Carlos III.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.