La extra?a 'mataviejas'
La polic¨ªa investiga si una mujer detenida en Madrid cometi¨® en pocas semanas los m¨¢s de 20 robos que se le imputan
La polic¨ªa sigue con bastantes dudas todav¨ªa en el caso de Encarnaci¨®n Jim¨¦nez Moreno, de 38 a?os. Esta mujer fue arrestada el pasado martes en el madrile?o distrito de Usera, acusada de robar a 20 ancianas que estaban solas en su domicilio y de haber acabado con la vida de dos de sus v¨ªctimas, tras apalearlas, amordazarlas y asfixiarlas. Los investigadores se preguntan c¨®mo es posible que antes de su primer robo (el pasado 18 de abril) no hubiera perpetrado otros cr¨ªmenes.
La vida de Encarnaci¨®n Jim¨¦nez es propia de un caso de pel¨ªcula. Esta mujer vive con tres de sus cinco hijos en el barrio de Hortaleza. Su marido trabaja como alba?il y ella se dedica a cuidar del domicilio familiar. Hasta ah¨ª, una familia madrile?a m¨¢s, pero la realidad es diametralmente opuesta. Detr¨¢s de esta vida p¨²blica de Encarnaci¨®n Jim¨¦nez se encuentra una de las supuestas ladronas y asesinas m¨¢s peligrosas y prol¨ªficas que se recuerdan en los ¨²ltimos a?os en Espa?a. Su forma de trabajar incluye una violencia desmesurada con sus v¨ªctimas: destacan palizas por todo el cuerpo, rotura de varios huesos y amenazas de muerte.
Seg¨²n la polic¨ªa, Jim¨¦nez espaci¨® mucho sus robos. Al principio cometi¨® un asalto cada cuatro o cinco d¨ªas, pero despu¨¦s, al sentirse segura, los increment¨® hasta realizar dos diarios. Los primeros robos y agresiones resultaban inconexos, lo que dificult¨®, seg¨²n los investigadores, su detenci¨®n. Pero conforme aumentaba su autoconfianza se descubri¨® que utilizaba la l¨ªnea 5 del metro (Canillejas-Casa de Campo) para desplazarse, lo que puso en jaque a la polic¨ªa madrile?a.
Siempre trabajaba de la misma manera. Acud¨ªa a los edificios m¨¢s antiguos de barrios donde viven personas mayores. Con la excusa de vender joyas o ropas entraba en los edificios. Sub¨ªa al ¨²ltimo piso y bajaba por las plantas hasta que encontraba a su v¨ªctima. Entonces las engatusaba para que abrieran la puerta. A veces simulaba ataques de tos o ped¨ªa fuego para fumar. Cuando la anciana abr¨ªa, le preguntaba si estaba sola y ped¨ªa incluso que saliera un familiar para que la asesorara en la eventual compra. Si su v¨ªctima dec¨ªa que estaba sola, comenzaba a actuar.
Primero las asestaba un fuerte empuj¨®n contra la pared. Las llevaba hasta la ¨²ltima habitaci¨®n del piso para que no las oyera nadie. En el trayecto, seg¨²n la versi¨®n oficial, les propinaba todo tipo de golpes e insultos. Despu¨¦s dejaba tiradas a sus v¨ªctimas en el suelo y las amordazaba con sus propias ropas o con otras que cog¨ªa de los armarios de la casa. Antes las somet¨ªa a un arduo interrogatorio para saber d¨®nde guardaban las joyas y objetos de valor, incluido el dinero en efectivo. En alguna ocasi¨®n fracturaba alg¨²n miembro de las ancianas, como ocurri¨® en un asalto en la plaza de Bami (Ciudad Lineal), cuando una octogenaria sufri¨® fractura abierta de tibia y peron¨¦ despu¨¦s de que Jim¨¦nez le partiera, supuestamente, la pierna con el canap¨¦ de la cama al negarse la v¨ªctima a confesar d¨®nde estaban los objetos de valor.
Sin embargo, como ladrona dejaba bastante que desear, ya que cometi¨® bastantes errores que permitieron la imputaci¨®n de 20 robos: fumaba siempre varios cigarrillos de la marca Fortuna. Perpetraba los asaltos a cara descubierta y no utilizaba guantes, por lo que ha dejado sus huellas, adem¨¢s de pelos, en casi todos los domicilios.
"Con todas las reservas y prudencia, todo hace pensar que se trata de un trastorno antisocial o disocial de la personalidad, lo que antiguamente se conoc¨ªa como psic¨®pata", explica el jefe del servicio de psiquiatr¨ªa del hospital de la Princesa (Madrid), el doctor Eduardo Garc¨ªa-Camba. El especialista destaca "la frialdad, la reincidencia, la mentira y la agresividad" que utilizaba Jim¨¦nez en sus robos. "Dos detalles resultan muy importantes, como son la ausencia del sentimiento de culpabilidad y su comportamiento impulsivo. Es dif¨ªcil saber cu¨¢ndo empez¨® a delinquir, pero resulta extra?o que comenzara hace unos pocos meses", a?ade Garc¨ªa-Camba.
La polic¨ªa tambi¨¦n mantiene esta tesis y ha difundido profusamente su retrato para saber si ha delinquido antes del 18 de abril, cuando asfixi¨® a Mar¨ªa Iribarren Gallues, de 97 a?os, en el centro de Madrid. "Esperamos que cuando las ancianas vean la imagen puedan salir m¨¢s casos", afirma el inspector del Grupo de Robos y Atracos de la Polic¨ªa Judicial de Madrid, Santiago Calvo.
El caso de Jim¨¦nez tiene recientes antecedentes en Espa?a. Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez Vega, de 40 a?os, mat¨® a 16 ancianas entre abril de 1987 y abril de 1988. El teniente coronel Leopoldo Sanz le detuvo gracias a que se percat¨® de que todas las v¨ªctimas hab¨ªan cambiado semanas antes de su muerte la puerta de entrada a sus casas. En todos los casos Rodr¨ªguez hab¨ªa sido el asesino. ?ste muri¨® asesinado por otros dos reclusos en 2002 en la c¨¢rcel de Topas (Salamanca).
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