Popov ah¨ª sigue
El excepcional velocista ruso conduce a su equipo a una inesperada victoria en los 4x100
Un nadador parece ajeno al paso del tiempo y de los rivales. Es Alexander Popov, el m¨¢s elegante de los velocistas. Y el m¨¢s veterano. Es el hombre que acab¨® con el reinado del estadounidense Matt Biondi en los 100 metros. De aquello parece que ha pasado una eternidad. Despu¨¦s domin¨® la prueba durante dos ciclos ol¨ªmpicos. Campe¨®n en Barcelona 92 y en Atlanta 96, tuvo que claudicar ante el poder¨ªo de Van den Hoogenband y la llegada de j¨®venes como el norteamericano Ervin. Pas¨® a un segundo plano y se pens¨® que el protagonismo de Popov hab¨ªa terminado. Pues no. Contra todos los pron¨®sticos, conduj¨® ayer al equipo ruso a la victoria en la final de 4x100 metros. Se promet¨ªa una reedici¨®n del c¨¦lebre duelo que mantuvieron australianos y norteamericanos en Sydney, pero no hubo caso. Los rusos dominaron la prueba con autoridad y un buen cuarteto, coronado por Popov.
Hab¨ªa expectaci¨®n por ver la respuesta de Thorpe en la final de relevos. Su inolvidable actuaci¨®n en la final ol¨ªmpica figura como un momento cumbre en su trayectoria deportiva. Aquel d¨ªa, el norteamericano Gary Hall dijo que aplastar¨ªan a los australianos como guitarras. Aunque los 100 metros no es su distancia ideal, Thorpe le dio un repaso. EE UU, que nunca hab¨ªa perdido una final ol¨ªmpica de 4x100 libre, sali¨® derrotada. Barcelona era el escenario para la revancha. No sucedi¨® as¨ª. Ninguno de los dos equipos ofrecen estrellas de garant¨ªas en los 100 metros. Buenos especialistas, s¨ª. Pero nada m¨¢s. Ervin ha desaparecido en los ¨²ltimos meses. Gary Hall conduce su camioneta hippie por las carreteras americanas. Michael Klim, el emotivo l¨ªder del equipo australiano, est¨¢ al borde de la retirada. Hab¨ªa, por tanto, posibilidades para los tapados. Para los rusos, por qu¨¦ no.
Por supuesto, apareci¨® Thorpe. Apenas una hora antes hab¨ªa terminado la final de 400 metros libre y ya estaba otra vez en acci¨®n. Sin embargo, Barcelona no era Sydney. Los australianos ocupaban la octava calle, fuera del centro del escenario tras una decepcionante actuaci¨®n en las eliminatorias. A Estados Unidos le correspond¨ªa la quinta calle con un equipo de pesos medios: Tucker, Walter, Wochomurka y Lezak. Los rusos estaban ante una magn¨ªfica oportunidad. No fallaron. Pim¨¢nkov y Popov concretaron la victoria en los dos ¨²ltimos relevos. Cuando Popov se lanz¨® al agua en primera posici¨®n regres¨® a la imagen de sus mejores d¨ªas, cuando era inaccesible para los dem¨¢s. El p¨²blico se puso decididamente de su lado, como tributo a un nadador colosal.
Popov ha atravesado ¨¦pocas, ha visto llegar y pasar a rivales de gran nombre, ha superado los efectos de una cuchillada en el pulm¨®n que estuvo a punto de acabar con su vida, ha representado a la URSS y a Rusia, ha pasado a?os de su vida en Australia y ah¨ª sigue como una referencia esencial de la nataci¨®n. Con 31 a?os mantiene el estilo perfecto que causa admiraci¨®n: potente pero relajado, lleno de equilibrio y eficacia, con una belleza de brazada. No se le escap¨® la victoria. Todav¨ªa es mejor que Lezak y, sin duda, tiene las condiciones como velocista que no distinguen a Thorpe. El australiano no pudo ofrecer una de sus habituales proezas. Ni era su distancia, ni es el cicl¨®n de otros d¨ªas. Al final, el herm¨¦tico Popov es ajeno a las crisis y al paso del tiempo. Todav¨ªa es capaz de dar una lecci¨®n a cualquiera. Pueden pregunt¨¢rselo a Lezak, Thorpe o Van den Hoogenband. Ninguno consigui¨® descabalgar al excepcional velocista ruso.
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