Joyas (2)
No paren de ver y rever la exposici¨®n Bartolom¨¦ Bermejo y su ¨¦poca, que se exhibe en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Comprobar¨¢n c¨®mo en cada nueva visita trae consigo un c¨²mulo de nuevas sensaciones. En cualquier momento, y en cualquier fragmento de cualquiera de los cuadros, aparecer¨¢ una espectacular sorpresa, un detalle esplendente que no vimos la ¨²ltima vez...
Porque no s¨®lo el tesoro visual mostrado lleva la firma del singular Bartolom¨¦ Bermejo. Est¨¢n otros artistas de acrisolado talento. Como por ejemplo, Joan Reixac, quien aporta obras excelentes, demostrando en una de ellas, San Miguel Arc¨¢ngel, un refinado y goticista gusto de alt¨ªsima calidad. O el maestro Rodrigo de Osona, que se nos figura m¨¢s renacentista y variado. Lo prueba en tres piezas: San Pedro entronizado (sobria, est¨¢tica y m¨®vil al tiempo), Virgen con el ni?o y dos ¨¢ngeles (dulce, carnal, imaginativa) y Cristo portacruz entre dos sayones (cruda, esperp¨¦ntica, doliente). En la Santa Faz, de Joan Gasc¨®, obra de reducido tama?o, observamos determinados descuidos pict¨®ricos, sin embargo, el rostro de Cristo posee una honda y dram¨¢tica expresividad notables.
Adscribi¨¦ndosele tanta calidad como a los anteriores cabe citar el nombre de Mart¨ªn Bernat. En su Obispo san Valero muestra una acuciosa riqueza inventiva, a la vez que rara expresividad; en su Santiago el Mayor un gran naturalismo; y en la obra que comparte autor¨ªa con Miguel Xim¨¦nez, Santa Elena, con la colocaci¨®n distorsionada de un simple muro se crea una dicotom¨ªa entre las figuras y ese muro. Y qu¨¦ decir de la obra del pintor flamenco afincado en Valencia, Luis Alincbrot, bajo el t¨ªtulo Tr¨ªptico de la Crucifixi¨®n. Ese ¨®leo sobre tabla, que viene cedido del Museo del Prado, es una obra sencillamente soberbia. Ser¨ªa imperdonable no reparar en la obra de Alonso de Sedano, Martirio de san Sebasti¨¢n. Es una obra de marcado car¨¢cter marcial, no se sabe si con alg¨²n ribete homoer¨®tico, aunque con toda certeza lleva impl¨ªcito un componente de perversa crueldad. Es la obra m¨¢s rabiosamente moderna de cuantas se han colgado en las paredes.
Quedan muchas otras obras de otros tantos autores por mencionar: Fernando Gallego, Juan N¨²?ez, el conocido como Maestro de Zafra, Jorge Ingl¨¦s, Tom¨¢s Giner, Llu¨ªs Dalmau, Pedro de Aponte y otros m¨¢s. Estos y aquellos dieron valor a los detalles y a los innumerables e inherentes reflejos de la luz que habita en ellos. Adem¨¢s, utilizaron con maestr¨ªa la t¨¦cnica de las veladuras (aplicando capas sucesivas de pigmentos de colores, con aceite secante sobre preparaci¨®n de yeso y cola animal), buscando el favor de la reflexi¨®n de los rayos luminosos...
Agradecemos a los comisarios de la muestra, Francesc Ruiz, en Barcelona, y a Ana Galilea, en Bilbao, las joyas pl¨¢sticas que con tanta profesionalidad y pericia nos han regalado.
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