Montsalvatge y Prokofiev, en la memoria
En esa sucesi¨®n de vivencias musicales que es el Encuentro Santanderino, la sorpresa sucede a la sorpresa y el magisterio corona las grandes versiones. Ser¨¢n dif¨ªciles de olvidar algunas cotas de excepci¨®n como la portentosa Gran partita, de Mozart, para 13 instrumentos de viento, incluidos los corni di basetto, que despert¨® gran admiraci¨®n para todos, desde el oboe alem¨¢n Schellenberger -que fue solista de la Orquesta Filarm¨®nica de Berl¨ªn- al contrabajista rumano Tibor Toth.
El concierto en la sala Argenta estaba dedicado a Xavier Montsalvatge (Olot, 1912-Barcelona, 2002), del que tuvimos una de sus mejores partituras: el Concierto 1+13, para viol¨ªn y arcos; m¨²sica viva de excelente trazo y atractiva andadura que Peter Csaba protagoniz¨® como violinista y director. Ya tuvo el aplauso del compositor cuando escuch¨® sus versiones, rigurosas y expresivas, de una p¨¢gina que suena cada d¨ªa con mayor belleza y validez.
Pens¨¢bamos muchos en el gran m¨²sico y amigo catal¨¢n, pues habr¨ªa sido feliz, como otras veces, en medio del ambiente y el rigor de los empe?os de Paloma O'Shea, y especialmente al escuchar su obra, la Partita de Mozart o el Tr¨ªo en re menor de Mendelssohn, tan querido por Manuel de Falla, que lo interpretaba en su juventud por las sociedades musicales del norte, incluido Santander.
Veintea?eras
A los homenajes a Montsalvatge y Gubaidulina se suman estos d¨ªas los dedicados a Sergio Prokofiev (1891-1952) cuando se cumple el cincuentenario de su muerte. Oportunas, conocedoras y desnudas de ret¨®rica, las palabras de ofrenda de ?lvaro Guibert, y digna de las ovaciones recibidas la interpretaci¨®n del quinteto para oboe, clarinete, viol¨ªn, viola y contrabajo, creaci¨®n de primer orden dentro de la parcela de c¨¢mara, de Sergio Prokofiev.
El maestro ruso, tan vigoroso y expresivo, dome?ador de ritmos e inventor de melod¨ªas como enaltecido por creadores como el m¨²sico Markevich o el cineasta Eisenstein. Maestr¨ªa revelada con verdadera sutileza y aguda imaginaci¨®n en la Sonata para dos violines, que han tocado con primor la rusa Margarita Sikoeva y la polaca Dominika Rasier, poco m¨¢s que veintea?eras, en tanto la japonesa Keiko Sekino abord¨® la Octava sonata con t¨¦cnica precisa, moderaci¨®n l¨ªrica y un sonido que sumaba a lo percusivo la contenci¨®n.
El di¨¢logo de maestros y disc¨ªpulos que comienzan a ejercer magisterio encierra por s¨ª mismo un raro poder de incitaci¨®n que, en manos de autoridades en materia de m¨²sica de c¨¢mara como son los profesores Reiner Schmidt y Paul Csaba, se convierten en aut¨¦ntica fascinaci¨®n, m¨¢s admirable si desde la capital los conciertos se extienden por 15 ciudades y villas de Cantabria.
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