"El catal¨¢n no debe sentirse como peaje"
Jordi Roig¨¦ (Barcelona, 1964), nombrado director general de Pol¨ªtica Ling¨¹¨ªstica de la Generalitat el pasado 7 de marzo en sustituci¨®n de Llu¨ªs Jou, es de los que tienden a ver el vaso medio lleno. Su trayectoria profesional no pasa por la filolog¨ªa, sino por el periodismo: ha sido director de informativos de Catalunya R¨¤dio, corresponsal de esta emisora en Bruselas durante tres a?os e impulsor de la frecuencia Catalunya Cultura. Cuando la ¨²ltima encuesta metropolitana apunta a un retroceso en el uso de la lengua junto a un muy notable avance en su conocimiento, no parece un mal curr¨ªculo el de alguien que ha tenido el catal¨¢n como herramienta cotidiana de trabajo.
Pregunta. Hay voces autorizadas -la de Quim Monz¨®, entre otras- que ven muy negro el futuro de la lengua. Dicen que ha entrado en fase terminal, como le ocurri¨® al lat¨ªn, que todo el mundo lo conoc¨ªa pero nadie lo utilizaba, lo que le vali¨® pasar a ser lengua muerta. En la escala que va de los apocal¨ªpticos a los integrados, ?d¨®nde se sit¨²a usted?
Las pol¨ªticas que impulsen los gobiernos locales ser¨¢n decisivas
Respuesta. En este asunto hay dos tipos de insatisfacci¨®n: la insatisfacci¨®n est¨¦ril y la activa. Yo pertenezco a la segunda clase: soy cr¨ªtico, pero creo que se pueden hacer cosas. No comparto la lectura dram¨¢tica de la situaci¨®n y no creo que los que la hacen se la crean del todo: muchos de ellos han consagrado precisamente su dedicaci¨®n profesional a la lengua.
P. Se dir¨ªa un integrado.
R. Es que, a poco que se mire atr¨¢s, se constatar¨¢n los progresos. Hace 15 a?os, s¨®lo un cuarto de la poblaci¨®n de Catalu?a conoc¨ªa el catal¨¢n. Hoy la encuesta metropolitana habla del 90% de gente que conoce y habla la lengua.
P. Pero el uso retrocede.
R. La percepci¨®n es que, en efecto, la normalizaci¨®n de la lengua no se corresponde con la extensi¨®n de su uso. Pero los datos de que disponemos al respecto no son del todo fiables. Por ejemplo, no registran la repercusi¨®n de fen¨®menos como la proliferaci¨®n de la nueva prensa comarcal, las audiencias de emisoras, etc¨¦tera. Estos datos no est¨¢n incluidos en las encuestas. De hacerlo, las cifras del uso ser¨ªan m¨¢s elevadas. Desde julio pasado, el Observatorio de la Lengua est¨¢ trabajando en nuevos indicadores para evaluar el estado real que se incorporar¨¢n a las encuestas oficiales hacia finales de a?o.
P. ?Qu¨¦ hay que hacer para favorecer el uso?
R. Entre otras cosas, impulsar pol¨ªticas para que el catal¨¢n est¨¦ m¨¢s presente en el ocio de los j¨®venes, para que llegue m¨¢s a sectores, como el cine, los videojuegos, la m¨²sica y las revistas. Ah¨ª la oferta es muy escasa, cuando en cambio es muy buena la dirigida al p¨²blico infantil.
P. La pol¨ªtica de cuotas no parece haber sido muy efectiva. No hace mucho hubo una protesta de los programadores de radio, que se quejaban de que no hab¨ªa suficientes canciones en catal¨¢n para cumplir con el preceptivo 25%.
R. Es un pez que se muerde la cola. El mercado en castellano es mucho m¨¢s fuerte y es l¨®gico que los productores se dirijan a ¨¦l. Pero a la vez tambi¨¦n es cierto que cuanto m¨¢s programas en catal¨¢n m¨¢s mercado se crea. Eso no se consigue en el laboratorio, hay que buscar la colaboraci¨®n de otros sectores.
P. ?Cu¨¢les?
R. Los ayuntamientos, por ejemplo. La globalizaci¨®n y la concentraci¨®n de la poblaci¨®n en ciudades es un factor de castellanizaci¨®n, y las pol¨ªticas que impulsen los gobiernos locales ser¨¢n decisivas. Los ayuntamientos son, sin ir m¨¢s lejos, los primeros contratistas de espect¨¢culos teatrales y musicales.
P. ?Qu¨¦ retos debe afrontar la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica en el futuro?
R. Responder a las nuevas necesidades. La poblaci¨®n cambia muy r¨¢pidamente. Por ofrecer un dato , el porcentaje de alumnos extranjeros que cursan estudios de educaci¨®n infantil, primaria y b¨¢sica en Catalu?a ha pasado del 0,81% durante el curso 1991-92 al 5,13% en el 2002-03. Con esta progresi¨®n, en el curso 2005-06 llegar¨¢ al 10%, que de hecho es la media europea. Ahora bien, no es verdad que este aumento signifique una amenaza para la lengua. De hecho, el n¨²mero de extranjeros que se apuntan a estudiar catal¨¢n ha superado las previsiones. Hay que conseguir que el catal¨¢n no se sienta como peaje, sino como factor de beneficio. Que se perciba que en Catalu?a se puede vivir s¨®lo con el castellano, pero que para vivir mejor hace falta el catal¨¢n.
P. ?No cree en la v¨ªa de las sanciones?
R. Nunca ha sido el motor de la pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica que se ha hecho en Catalu?a. ?sta debe seguir teniendo dos ejes principales: la cohesi¨®n social y el consenso pol¨ªtico. S¨®lo por ah¨ª conseguiremos que la lengua se perciba como lugar de encuentro, nunca de exclusi¨®n.
P. ?Hay que modificar la ley de 1998?
R. No creo que valga la pena si no es dentro de un nuevo estatuto de autonom¨ªa. El catal¨¢n debe dotarse de un nuevo marco legal que haga hincapi¨¦ en dos ¨¢mbitos: en consagrar el derecho y el deber de conocer el catal¨¢n, como hace la Constituci¨®n con el castellano, y en crear un nuevo r¨¦gimen jur¨ªdico para el catal¨¢n en Europa.
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