A vueltas con la educaci¨®n
La educaci¨®n ha perdido todo valor e inter¨¦s para quienes la reciben. A quienes no son muy aptos para ella, se les trata como a becerros un tanto alocados pero "a recuperar" para la lidia -que nunca existir¨¢ para ellos, y lo saben-. Esto requiere toda la atenci¨®n del profesor-torero-entrenador. Mientras, a los m¨¢s aptos, se les deja que se aburran con explicaciones elementales sobre el car¨¢cter circular del ruedo o el color del capote. (Perdonen esta digresi¨®n meta-taurina). Por conveniencias del gui¨®n laboral, un psic¨®logo puede acabar dando Historia, y un qu¨ªmico, Matem¨¢ticas. Si a esto le a?ade usted unas teor¨ªas de psicolog¨ªa constructivista vulgarizadas, encontrar¨¢ que todo se convierte en un galimat¨ªas insoportable.
Las Matem¨¢ticas se convierten en teor¨ªa de conjuntos (que es como el lenguaje software de la inform¨¢tica; una tonter¨ªa o algo realmente complejo) o en el l¨ªmite de una funci¨®n cuando "x" tiende al infinito. Es decir, materia in¨²til y banal para los que no vayan a especializarse (la mayor¨ªa) pero sobre cuya fascinaci¨®n somos responsables todos: ?qu¨¦ has sacado en mates, Jaimito? Las humanidades, todas ellas, son mar¨ªas que se van aprobando sin demasiada dificultad, a pesar de su complejidad (?acaso es m¨¢s dif¨ªcil de comprender la etolog¨ªa del ping¨¹ino, o la teor¨ªa de Arqu¨ªmedes, que la historia de la humanidad en el siglo XVIII?); materias que est¨¢n antes en el debate pol¨ªtico que en el acad¨¦mico. La Historia, cr¨ªtica por definici¨®n, se va sustituyendo en las escuelas por la memoria, siempre complaciente con alg¨²n poder. La F¨ªsica parece una prolongaci¨®n de la Qu¨ªmica, cuando la primera es nuestra herramienta para conocer la materia y el Universo, mientras que la Qu¨ªmica se asemeja m¨¢s a la farmacolog¨ªa. Ni en Alemania ni en Gran Breta?a ocurre esto. En resumen: un caos. Y, mientras tanto, el debate nacional es si debe o no darse Religi¨®n en las escuelas.
?Qu¨¦ decir de los profesores? Desmotivados, desinformados por teor¨ªas abstrusas, impotentes (como no puede ser menos) para sacar adelante al cien por cien de los becerros, mal pagados, mal considerados, inmersos en mezquinas peleas corporativas. ?Puede permitirse un Estado, un pa¨ªs, tener un cuerpo civil tan desatendido y tan apto para la rapacer¨ªa de todo tipo de oportunistas y especuladores del desorden organizado, que penaliza de esta manera al profesorado realmente preparado? Creo que no.
Acaba de publicarse un Informe al Senado sobre la situaci¨®n de las Ciencias y las Matem¨¢ticas en la ense?anza en Espa?a. Muy negativo, naturalmente, y confirmado por las notas de la selectividad de este a?o (incluido el Pa¨ªs Vasco). Convendr¨ªa otro informe de las mismas caracter¨ªsticas por parte de especialistas en Ciencias Humanas y Sociales. (Y una mano m¨¢s dura por parte de los correctores de estas especialidades a todos los niveles.)
Un pa¨ªs, desde la segunda transformaci¨®n industrial (finales del siglo XIX en Alemania y EE UU), o aun antes, es en el concierto internacional lo que su sistema educativo sea en el concierto interno, lo que sea capaz de ofrecer a su gente. Y no entro en apreciaciones morales sobre lo que es la paideia o la ilustraci¨®n de nuestra ciudadan¨ªa, tema tambi¨¦n importante, pero fuera de este debate. La producci¨®n y su calidad depende de la cualificaci¨®n general, y subrayo esto. Quien deba trabajar en la precisi¨®n y calidad de una tuerca, deber¨¢ saber de mec¨¢nica y aleaciones como nadie. Sobre derivadas y l¨ªmites, deber¨¢ saber un ingeniero de caminos. Las Matem¨¢ticas deber¨¢n ense?ar a todos a tener una mente racional y capaz de abstraer num¨¦ricamente los hechos f¨ªsicos. Y la Historia no deber¨¢ ser un c¨²mulo de "lugares de memoria" (Viva Espa?a, A¨²pa el Athletic, o Gora Euskalherria), sino ese saber cr¨ªtico que nos ense?a a comportarnos con criterio en sociedad y ante los debates p¨²blicos.
El sistema educativo est¨¢ hecho unos zorros. Hoy lo se?alan los matem¨¢ticos, ma?ana lo pueden se?alar los fil¨®sofos. Va siendo hora de hablar de cosas serias en lugar de hablar de Religi¨®n o de estatus de libre asociaci¨®n.
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