Ojo por ojo
Primero vio lo que todo el mundo hab¨ªa visto y luego oy¨® lo que todo el mundo dec¨ªa. Tuvo la sensaci¨®n de que una cosa y la otra no concordaban, pero como nadie parec¨ªa pensar como ¨¦l -al menos en p¨²blico-, ¨¦l empez¨® a pensar de otro modo. Y entonces es cuando se le ocurri¨®. "Igual que en el Tour", se dijo, "claro que s¨ª, lo vamos a hacer igual que en el Tour. Ojo por ojo, ¨¦sa es la cuesti¨®n". La persona que se dijo a s¨ª misma esa frase era un alto cargo de un partido de izquierdas, y el d¨ªa antes, como les digo, hab¨ªa visto por televisi¨®n la etapa del Tour en la que el ciclista estadounidense que iba en cabeza de la carrera se cay¨® y su m¨¢ximo rival decidi¨® esperarlo, para no aprovecharse de su accidente. Supongo que lo recuerdan, pero por si alguien no lo vio, la secuencia es, m¨¢s o menos, ¨¦sta: el l¨ªder, Lance Armstrong, se va al suelo y su adversario, el alem¨¢n Jan Ullrich, en lugar de valerse de ello, aguanta a que el otro se levante, vuelva a montar en su bicicleta y salga otra vez a la carretera. Un poco m¨¢s all¨¢, el l¨ªder hace un cambio de ritmo feroz que no puede seguir su contrincante, y gana la etapa. En la l¨ªnea de meta, los dos le quitan importancia a lo ocurrido y recuerdan un episodio de hace un par de a?os en que ocurri¨® exactamente lo mismo, s¨®lo que al rev¨¦s: Ullrich cay¨® y Armstrong lo esper¨®. Sin embargo, unos d¨ªas antes, el espa?ol Beloki, otro de los candidatos a la victoria final, tambi¨¦n cay¨® justo delante de Armstrong, como ¨¦ste hab¨ªa ca¨ªdo justo delante de Ullrich, pero el estadounidense lo esquiv¨® y sigui¨® pedaleando, porque a Beloki no le deb¨ªa ning¨²n favor. "Ojo por ojo", piensa nuestro protagonista, "qu¨¦ raro, estos tipos confunden la caballerosidad con la justicia".
Pero eso no era justicia, era un negocio privado entre Armstrong y Ullrich, un pr¨¦stamo o una inversi¨®n: te cambio mi cortes¨ªa por la tuya. Al d¨ªa siguiente, sin embargo, la prensa destacaba de forma un¨¢nime la elegancia de los dos deportistas y elogiaba el ataque todopoderoso de Armstrong y su triunfo. Nadie dijo nada de Beloki. En ese momento, precisamente en el momento de leer los diarios y ver que la reputaci¨®n de Armstrong se hab¨ªa multiplicado por dos, fue cuando a nuestro protagonista se le ocurri¨® aplicar lo ocurrido en el Tour a lo ocurrido en la Comunidad de Madrid tras la traici¨®n de la cosa Tamayos¨¢ez, el tr¨¢nsfuga de dos cabezas y ning¨²n coraz¨®n. "Si vale para una carrera de ciclistas", se dijo, "?por qu¨¦ no iba a valer para una de buitres".
La idea era la siguiente: ojo por ojo, la ¨²nica forma de neutralizar a dos canallas es con otros dos canallas, de manera que tenemos que crear dos miserables, infiltrarlos en el PP y devolverle la moneda a estos miserables. ?C¨®mo se construye a un canalla? A nuestro protagonista se le ocurri¨® que lo mejor ser¨ªa utilizar a dos ni?os: ser¨ªa m¨¢s lento, pero m¨¢s seguro. Educar¨ªan a los ni?os en la m¨¢s absoluta falta de principios, ense?¨¢ndoles a ser marrulleros, ego¨ªstas, desalmados y mentirosos: cada vez que le robasen un juguete a otro ni?o, le hicieran cargar con una culpa que no era suya o le pusiesen una zancadilla, les dar¨ªan un premio. Cada vez que aprobasen un examen copiando, se llevar¨ªan un regalo. Cada vez que se dejaran sobornar, les comprar¨ªan un helado. Cada vez que delataran a un compa?ero, les llevar¨ªan al cine. Que nunca sepa nadie lo que pens¨¢is, les recomendaron. No olvid¨¦is que el ¨²nico amigo que merece la pena es ¨¦se al que merece la pena traicionar.
Nuestro protagonista empez¨® a tomar notas, estructur¨® su plan, incluso hizo una selecci¨®n de presuntos candidatos a monstruo entre los hijos de algunos de sus camaradas. "Se van a enterar", pens¨®, "no s¨¦ c¨®mo no se nos hab¨ªa ocurrido antes, aqu¨ª lo ¨²nico que importa es el ojo por ojo; si vale para ellos, por qu¨¦ no iba a servirnos a nosotros, qu¨¦ tienen que ver los ideales con todo esto. Hablar¨¢n de m¨ª como de un h¨¦roe, igual que hablan de Armstrong". As¨ª fue elaborando un informe y una estrategia. Anteayer la llev¨® a la sede de su formaci¨®n pol¨ªtica y la dej¨® sobre la mesa de sus superiores. Ayer le echaron de su partido. Hoy, seg¨²n se dice, se ha pasado al Partido Popular. "Aqu¨ª cabe todo el mundo", le dijeron, "nosotros estamos abiertos a todo. Eso es la democracia".
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