Bush: el peligro de un fundamentalista cristiano
Pensamos en Occidente s¨®lo en el peligro del fundamentalismo isl¨¢mico, pero nos olvidamos de que este modo intolerante y violento de entender la religi¨®n se encuentra tambi¨¦n entre nosotros. Con el mismo peligro, o a¨²n mayor, porque, si esta corriente de pensamiento se hace violenta, tenemos nosotros organizaci¨®n y medios t¨¦cnicos destructivos, ambos m¨¢s poderosos que los de los pa¨ªses isl¨¢micos.
Bush, el 43? presidente de los Estados Unidos, es un caso bien claro de lo que digo, porque en ¨¦l se han unido la postura pol¨ªtica ultraconservadora con la fuerza que le proporciona el derechismo religioso. Ya lo observ¨® con su perspicaz sentido cr¨ªtico el famoso padre Mariana, en nuestro Siglo de Oro, diciendo: "Ningunas enemistades hay mayores que las que se forjan con voz y capa de religi¨®n, los hombres se hacen crueles y semejantes a bestias feroces".
La tentaci¨®n del fanatismo est¨¢ presente en todas las ideolog¨ªas que se creen absolutas, porque olvidan que los seres humanos somos limitados, y no super-hombres por encima del bien y del mal. Y la religi¨®n es una de las peores tentaciones fan¨¢ticas, porque deja el ¨¢nimo tranquilo en su intransigente error, ya que se siente uno el enviado del cielo para arreglar el mundo.
Y ¨¦ste es Bush. Un hijo de pap¨¢ rico, de joven llevando una vida disoluta y siendo adicto entonces al alcohol. Pero un d¨ªa, cuando ten¨ªa 40 a?os, sinti¨® la iluminaci¨®n que crey¨® venida del cielo y le hizo cambiar de vida, volvi¨¦ndose el palad¨ªn de la lucha contra el eje del mal, que vio representado principalmente en Sadam Husein, que sin duda fue un cruel dictador; pero con ello no se justifica una moderna guerra de destrucci¨®n. Y, en esta pendiente guerrera, ma?ana no sabemos con qui¨¦n la puede emprender el presidente norteamericano.
?l, en esa edad en que aparece lo que los franceses llaman le d¨¦mon du midi, crey¨® recibir una llamada celestial que le abri¨® los ojos a una defensa intransigente y cruel contra el maligno que domina al mundo, y no dud¨® en ser el satisfecho gobernador de Tejas con 120 condenas de muerte sobre sus espaldas, en un Estado que gobern¨® omn¨ªmodamente.
Nosotros, los espa?oles, tenemos la suerte de poseer otra tradici¨®n intelectual, social y pol¨ªtica representada por nuestros mejores pensadores de hace cuatro siglos, que tanto alabaron el republicano Aza?a, y los socialistas Fernando de los R¨ªos y Luis Araquistain. En lo moral, recordemos al humanista valenciano Luis Vives -disc¨ªpulo del renovador Erasmo de Rotterdam-, que con raz¨®n dijo: "?Qu¨¦ clase de barbarie es pensar que el cristianismo consiste en execrar a los turcos, o agarenos?: no se puede uno llamar cristiano si no se afana por la paz, la concordia y la benevolencia mutua". Y a?ade: "Cristo ha echado por tierra el muro que separaba unos de otros los diversos pueblos entre s¨ª", y la conclusi¨®n era para ¨¦l bien clara: "?Qui¨¦n puede coaccionar el pensamiento?".
Es el ejemplo dado por el pueblo iraqu¨ª, donde cristianos de diversas tendencias conviven pac¨ªficamente con los isl¨¢micos, sean sun¨ªes o chi¨ªes.
Pero ahora viene a a?adirse a todo ello, para complicarlo m¨¢s, la inconsecuencia norteamericana, que ayuda y apoya por motivos econ¨®micos ego¨ªstas a los pa¨ªses isl¨¢micos que son m¨¢s intolerantes con los cristianos, como son Yemen y Arabia Saud¨ª. Yo he conocido a un economista yemen¨ª que tuvo que huir de su pa¨ªs al hacerse cristiano, para evitar la muerte. Y en Arabia Saud¨ª no se permite otro culto que no sea el islam, y se persigue cualquier tipo de proselitismo cristiano, pero como necesita trabajadores no isl¨¢micos, ¨¦stos son considerados ciudadanos de segunda fila. Y adem¨¢s educan a los j¨®venes, que van a estudiar all¨ª en la intransigente corriente wahhabita del sunismo, y los mandan como imanes a Europa, donde hacen duro proselitismo isl¨¢mico fuertemente intransigente, y se les permite construir mezquitas como en Madrid, cuando no puede haber iglesias cat¨®licas en su pa¨ªs. Pero esto no le importa a Bush, mientras sea para beneficio del allmighty dollar. ?se es el fundamentalismo religioso norteamericano, ante todo capitalismo duro.
Esta religi¨®n fundamentalista proporciona la base para defender los poderosos el materialismo econ¨®mico; y hoy en Estados Unidos no s¨®lo lo hace la derecha protestante, sino tambi¨¦n la que representa el soci¨®logo catolico Novak, pues "en todas partes cuecen habas -como dice el popular refr¨¢n-, y en nuestra casa a calderadas".
Fundamentalistas e integristas abundan en todos lados. Pues si el fundamentalismo creci¨® religiosamente en la protestante Norteam¨¦rica en el siglo XIX, en la Espa?a de ese siglo se uni¨® con la pol¨ªtica, como le pasa hoy a Bush, constituyendo el integrismo de Donoso Cort¨¦s que inspir¨® nuestro catolicismo social y pol¨ªticamente ultraconservador.
El peligro del fundamentalismo radica en el temor irracional al cambio, al pluralismo y a la diferencia, porque produce en el que se cree poseedor absoluto de la verdad la sensaci¨®n de inseguridad, y le lleva a luchar por todos los medios a su alcance contra ello. Tengamos nosotros cuidado de no pregonar tanto la seguridad en nuestra pol¨ªtica espa?ola actual. Es este fen¨®meno fundamentalista expresi¨®n de una falta de madurez, como observaba Unamuno, porque "verdaderamente los m¨¢s convencidos suelen ser los m¨¢s tolerantes. La intransigencia proviene de la barbarie, la falta de educaci¨®n, o de la soberbia, no de firmeza de fe". Quien no basa su fe humana en la raz¨®n es el peligroso e inmaduro, porque est¨¢ proclive a cualquier decisi¨®n dura e injusta, como le ha pasado a Bush y a quienes lo siguen ciegamente.
Los que usan, como el antiguo gobernador de Tejas, el motivo religioso para justificar sus acciones, olvidan que la Biblia no es un libro pol¨ªtico, y que sus palabras son palabras de hombres con sus defectos y pasiones, que quieren justificar apelando a Dios; y no se dan cuenta de que en todo libro sagrado se juntan a un testimonio religioso "adherencias hist¨®rico-sociales que no pertenecen a su n¨²cleo religioso". Y no hay que identificar lo uno con lo otro como si nuestro libro sagrado no tuviera esas "adherencias del pueblo de Israel", sigue diciendo el cat¨®lico Juli¨¢n Mar¨ªas; incluso abundan "errores cient¨ªficos, hist¨®ricos, num¨¦ricos, geogr¨¢ficos en la Biblia", recuerda el padre Eduardo Arens, profesor del Instituto Superior de Estudios Teol¨®gicos de Lima.
Los espa?oles tenemos un buen maestro para no caer en el error del presidente de Estados Unidos: fue san Juan de la Cruz, que dec¨ªa contra todo iluminismo, como el del presidente americano, que debemos desechar todas las revelaciones, iluminaciones y visiones, y usar de nuestra raz¨®n en lo profano lo mismo que en lo religioso (Subida al monte Carmelo y Avisos y sentencias).
Terminemos tambi¨¦n nosotros, los espa?oles, con todo iluminismo pol¨ªtico que pretenda una imposible o injusta seguridad. Lo necesario es la paz y la convivencia, no la guerra que pisotea demasiados derechos humanos.
Enrique Miret Magdalena es te¨®logo seglar.
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