Cachas de arte y desmayo
Se ha desvelado esta semana que no son de Brad Pitt las piernas que le vemos en la pantalla. No lo ser¨¢n, al menos, en el personaje de Aquiles que ahora est¨¢ interpretando en la pel¨ªcula Troya. Los productores han tenido que contratar las piernas de un doble, ya que, seg¨²n los expertos, las de Brad son como de avestruz y no daban la talla, mientras que las del desconocido an¨®nimo que han fichado para reemplazarle s¨ª que est¨¢n a la altura de las que merece el mito griego de fr¨¢gil tal¨®n... Ya sabemos que todo es mentira, pero el caso de Brad Pitt puede dar al traste con toda una mitolog¨ªa de Hollywood, adem¨¢s de con la griega. El cine ha sido desde siempre una magn¨ªfica enga?ifa, pero nos aseguraban que los sex symbols eran aut¨¦nticos. Hab¨ªa trucos, juegos de espejos, bambalinas y hasta dobles, pero las piernas, lo que se dice piernas, eran de verdad. Ah¨ª est¨¢n para la historia las de Errol Flynn, Marlene Dietrich, Cyd Charisse, Rita Hayworth...
No s¨¦ si cabr¨ªa alguna demanda por parte de Brad Pitt o de sus fans contra los productores de esta pel¨ªcula o contra su director, Wolfgang Petersen, por contratarle sin derecho a lucir las piernas. Hay actores que han protestado cuando un doblador les ha suplantado la voz, incluso han llegado a ganar juicios, como Antonio Valero contra Garci por trucarle en El abuelo. Y actrices que protestaron cuando aparec¨ªan desnudas en la pantalla sin ser ellas las del palmito. Por ejemplo, Aurora Bautista en La gata, que se llevo la gran sorpresa al verse doblada al franc¨¦s retozando en un pajar con un doble de Jorge Mistral. "?sa no soy yo, no soy yo". Y se arm¨®. La autenticidad de las piernas era entonces cuesti¨®n de honor... Aunque s¨®lo fuera para defenderse de la censura.
Combinando esta noticia con otra, puede deducirse que a¨²n m¨¢s alto que las piernas cotiza un molar. Los fans de Elvis Presley pujar¨¢n este s¨¢bado (a partir de 88.500 euros, an¨ªmese) por conseguir el pi?o causante del dolor de muelas que sufri¨® su ¨ªdolo en los tiempos que interpretaba pel¨ªculas. El ganador de la subasta tendr¨¢ derecho a que le hagan a la muela una prueba del ADN, aunque su autenticidad parece garantizada ya que fue el mism¨ªsimo Elvis quien se la regal¨®, picada, a su novia de entonces.
Justamente lo que necesitaba o¨ªr Vicente Aranda, con las explosivas declaraciones que ha hecho esta semana contra el productor de su ¨²ltima pel¨ªcula, Carmen, en la que Paz Vega luce con salero su espl¨¦ndida desnudez, materia a la que Aranda ha sido siempre muy devoto. Dice el director en su pataleta que los productores de cine son celosos y que contin¨²a sin resolverse la batalla entre la propiedad intelectual y la econ¨®mica. "El poder econ¨®mico quiere ser el due?o de todo, y no le entra en la cabeza que una cosa que ¨¦l ha pagado sea de otro". Es decir, que los productores se consideran due?os hasta de las piernas de Brad Pitt, como Jos¨¦ Manuel Parada se atribuye el marchamo del cine de arte y ensayo. Y a¨²n est¨¢ por ver si lo de la muela de Elvis resulta cierto y su nuevo due?o la venera como se merece y acaba creyendo que es suya...
Tiene bemoles lo que Aranda denuncia, por mucho que sea un tema tan antiguo como el propio cine. Incluso en ¨¦pocas en que no hab¨ªa dobles de piernas, cuando a los int¨¦rpretes se les eleg¨ªa por sus atributos, la guerra entre directores y productores estaba ya a la orden del d¨ªa. Muchas obras no han llegado a ser lo que sus autores hab¨ªan concebido porque los productores eran de distinto criterio, especialmente en pel¨ªculas de vocaci¨®n taquillera, como es el caso de Troya. Pero, en Europa, el director es el autor, y el arte y ensayo, con o sin cachas tan macizas y reales como las de Paz Vega, es de quien se lo trabaja.
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