Gobierno y pedagog¨ªa
Si los gobernantes trataran a los ciudadanos con mayor consideraci¨®n, posiblemente nos evitar¨ªamos algunos de los conflictos m¨¢s comunes a los que nos enfrentamos cada d¨ªa. Pero, por lo general, nuestros gobernantes prefieren ordenar a convencer. Es m¨¢s f¨¢cil, desde luego, dar una orden y esperar su cumplimiento que argumentar una decisi¨®n que hemos tomado. Es m¨¢s f¨¢cil pero, sobre todo, es m¨¢s c¨®modo. Para quien manda, dar explicaciones resulta una tarea enojosa; incluso hay quien piensa que de hacerlo, perder¨ªa buena parte de su autoridad. Para algunas personas, la autoridad requiere cierta dosis de displicencia, no sabemos muy bien por qu¨¦. El resultado de esta manera de actuar es, casi siempre, un agravamiento del conflicto, y un aumento de la distancia entre gobernantes y gobernados.
Tomemos el caso del tranv¨ªa metropolitano de Alicante. Esta obra proyectada por la Obras P¨²blicas tiene, sin duda, un positivo inter¨¦s para la ciudad y para las poblaciones vecinas. Probablemente, el tranv¨ªa se convierta en un extraordinario medio de transporte que preste un gran servicio a la comarca. Sin embargo, tal y como se ha ejecutado el proyecto, nos resultar¨¢ dif¨ªcil encontrar una sola persona (a excepci¨®n, claro est¨¢, de Garc¨ªa Ant¨®n y del resto de autoridades) que hable bien del asunto. Si hemos de guiarnos por los peri¨®dicos, todo se ha hecho de espaldas al ciudadano.
En ning¨²n momento se ha explicado con claridad cu¨¢l era la utilidad del tranv¨ªa, ni la intenci¨®n del proyecto. Las obras, muy pol¨¦micas, se han realizado sin respeto a los afectados, que han acudido a la prensa para protestar. Las discusiones han sido innumerables. Se han creado problemas de tr¨¢fico insolubles... Un proyecto de innegable inter¨¦s, que hubiera requerido una abundante informaci¨®n p¨²blica, discusi¨®n, di¨¢logo con los ciudadanos, se ha ejecutado de una forma poco menos que autocr¨¢tica. El resultado es que el tranv¨ªa metropolitano es visto hoy con desconfianza por los ciudadanos que habr¨¢n de ser sus usuarios.
Fij¨¦monos ahora en otro asunto: la prisi¨®n que se pretende construir en Alboc¨¤sser y a la que se oponen los vecinos. Los temores que expresan son los mismos que manifestaron, a?os atr¨¢s, los habitantes de Villena cuando se habl¨® de edificar un penal en las proximidades. Responden a un temor natural, comprensible, desde luego, pero poco real. La presencia de una c¨¢rcel no supone un aumento de la delincuencia, de la inseguridad, o del tr¨¢fico de estupefacientes, como se alega. La prisi¨®n de Villena funciona desde hace tiempo y no ha creado, que uno sepa, problemas a la poblaci¨®n.
?Cu¨¢l ha sido la reacci¨®n de las autoridades ante la protesta de los vecinos de Alboc¨¤sser? Teniendo en cuenta el precedente de Villena y su proximidad, lo natural hubiera sido procurar que los vecinos se informaran y extrajeran sus propias conclusiones. Luego, a trav¨¦s del di¨¢logo, de la argumentaci¨®n, disipar las dudas que pudieran presentarse. Todo esto supone, como es natural, un trabajo considerable que, tal vez, las autoridades juzgaron demasiado complicado, por lo que renunciaron a ¨¦l. Por eso intentan ahora comprar a los vecinos de Alboc¨¤sser con promesas de incierto cumplimiento.
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