"Quer¨ªamos irnos para prosperar y tener la libertad que no hay en Cuba"
Los cubanos interceptados cuando hu¨ªan hacia Miami en cami¨®n-balsa relatan su aventura
"En Cuba no tenemos futuro ni horizonte. Por eso quer¨ªamos irnos, para prosperar y tener la libertad que aqu¨ª no tenemos", declar¨® ayer Luis Grass Rodr¨ªguez, el due?o del cami¨®n Chevrolet de 1951 que, transformado en un alucinante veh¨ªculo anfibio, fue interceptado la semana pasada en alta mar por guardacostas de Estados Unidos cuando se encontraba a s¨®lo 74 kil¨®metros de la localidad norteamericana de Cayo Hueso. Grass, su esposa, Isora; su hijo de tres a?os, ?ngel Luis, y otros nueve familiares y amigos que se enrolaron en la aventura fueron deportados el domingo pasado a Cuba por EE UU.
La casa de Luis, en el humilde barrio habanero del Diezmero, est¨¢ llena de gente. Hierve. Alguien muestra con orgullo los planos del "cami¨®n-balsa"; otro cuenta atropelladamente los preparativos de fuga y las 31 horas que pasaron en el mar. La historia es fabulosa. Y tambi¨¦n reveladora del ingenio que los cubanos han desarrollado en cuatro d¨¦cadas de socialismo caribe?o.
Adem¨¢s de intr¨¦pido e improvisado navegante, Luis Grass, de 35 a?os, es t¨¦cnico en meteorolog¨ªa, operador de calderas y fue miembro del equipo nacional cubano de artes marciales. "Hace 11 a?os compr¨¦ el cami¨®n y de ¨¦l viv¨ªamos toda la familia", explica. Desde 1992, Luis se dedic¨® a hacer transportes por cuenta propia. Llevaba cargamentos de arena, piedra y otros materiales de construcci¨®n, e incluso durante alg¨²n tiempo suministr¨® ca?a de az¨²car a plantas estatales donde se fabrica el jugo.
Hace dos meses, las autoridades del tr¨¢nsito le prohibieron seguir circulando en su cami¨®n por no haber realizado unos tr¨¢mites burocr¨¢ticos para cambiar las matr¨ªculas. Un d¨ªa, al volver de la playa envalentonado por unas cuantas cervezas, se le ocurri¨® la idea. "Me encerr¨¦ en el cuarto y dise?e los planos y las transformaciones que hab¨ªa que hacerle al cami¨®n para que navegase".
Grass y varios familiares y amigos tardaron un mes en hacer del Chevrolet un veh¨ªculo anfibio. Le fabricaron y soldaron una proa en el frente, sellaron todos los bajos del cami¨®n y conectaron al sistema de transmisi¨®n una h¨¦lice y tambi¨¦n paletas. Lo m¨¢s incre¨ªble es que el cami¨®n rodaba en tierra perfectamente y cuando estaba en el mar funcionaba como un barco.
"Yo nunca he navegado ni s¨¦ de embarcaciones. Pero calcul¨¦ el peso del cami¨®n y de los que nos ¨ªbamos, y todo sali¨® bien", cuenta Luis, que ya se ha convertido en un h¨¦roe en su barrio. El d¨ªa escogido, los audaces marineros instalaron cerca de la playa de Guanabo los 16 tanques de 250 litros que hicieron flotar la camioneta, y se lanzaron al mar sin haberla probado antes.
"El invento funcion¨®, fue incre¨ªble", dice Isora. El tiempo les acompa?¨® y todo fue bien hasta que los intercept¨® un guardacostas norteamericano. "Nos enga?aron. Dijeron que iban a remolcarlo", asegura Luis todav¨ªa con angustia. Una vez en el barco, los agentes dispararon con munici¨®n de 50 mil¨ªmetros contra el veh¨ªculo. "Estuvieron disparando 45 minutos y no se hund¨ªa, f¨ªjate si estaba bien hecha. Todos lloramos cuando se fue a pique".
EE UU ha dicho a los 12 tripulantes de la original motora que pueden realizar los tr¨¢mites legales para emigrar, cosa que piensan hacer el pr¨®ximo mi¨¦rcoles. Si no les sale bien, inventar¨¢n de nuevo o se marchar¨¢n en una balsa: "Sin cami¨®n, ?de qu¨¦ me voy a ganar la vida? No he estado en la c¨¢rcel, ni me meto en pol¨ªtica. Pero, si me quedo aqu¨ª, no tengo futuro. Yo me quiero ir para progresar".
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