Una mirada, ya m¨¢s lejana, a la OPA de Gas Natural

La principal controversia empresarial en Espa?a en lo que llevamos de 2003 ha sido la desatada por la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola. Casi nadie niega ya que las decisiones sobre este asunto han sido de car¨¢cter mucho m¨¢s pol¨ªtico que t¨¦cnico. En sustancia, el Gobierno decidi¨® paralizar la operaci¨®n, pero sin que llegase a parecer cosa suya. Como en Espa?a la decisi¨®n ¨²ltima sobre la autorizaci¨®n de concentraciones es precisamente del Gobierno, conven¨ªa evitar que la OPA sobreviviera a los informes de los organismos que intervienen en este tipo de procesos. Esto era dif¨ªcil en el ¨¢mbito del Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC), pues las condiciones planteadas por Gas Natural para conseguir la autorizaci¨®n permit¨ªan mejorar la competencia tanto en la electricidad como en el gas. Por eso se opt¨® por ejecutar el veto a trav¨¦s de la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE), que recurri¨® a argumentos peregrinos y opuestos a los informes t¨¦cnicos realizados dentro el propio organismo. El resultado, ya conocido, fue la negativa radical de la CNE, rompiendo su pr¨¢ctica habitual de someter la autorizaci¨®n a condiciones. De este modo, el Gobierno se ahorr¨® el veto directo.

Mucho se ha escrito sobre los motivos pol¨ªticos de la decisi¨®n gubernamental, casi siempre se?alando que el Gobierno quer¨ªa evitar que, a ra¨ªz de la OPA, el mayor grupo energ¨¦tico espa?ol tuviese su sede principal en Barcelona. En efecto, la pol¨ªtica que ahora prevalece en Espa?a persigue la centralizaci¨®n en la capital del Estado de las decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas. Una gran parte del PP, encabezada por Aznar, ha vivido la descentralizaci¨®n de la Espa?a democr¨¢tica como una centrifugaci¨®n insoportable del poder pol¨ªtico, y se han aplicado a revertir el proceso. La medicina curativa es una combinaci¨®n de mucha descentralizaci¨®n administrativa y mucha recentralizaci¨®n pol¨ªtica. Y los centros econ¨®micos de decisi¨®n forman parte del Poder en may¨²sculas.

Pero es muy probable que ¨¦ste no haya sido el ¨²nico factor en el asunto. Ahora, con la perspectiva que da el paso del tiempo, es posible analizar otros motivos que expliquen el desenlace frustrado de la OPA. Me parece de especial relevancia una de las caracter¨ªsticas de esta operaci¨®n que ha quedado m¨¢s soslayada en el contexto de la discusi¨®n territorial: esta OPA ven¨ªa a romper el statu quo del sector el¨¦ctrico en Espa?a, y esto es algo que el Gobierno en modo alguno iba a tolerar.

La historia reciente de la privatizaci¨®n y la liberalizaci¨®n en Espa?a es la historia de una incoherencia. La principal contradicci¨®n ha sido privatizar al ritmo brit¨¢nico y, en cambio, hacer pol¨ªtica industrial a la francesa. Los brit¨¢nicos salieron con rapidez de los monopolios p¨²blicos, y en el caso del sector el¨¦ctrico reformaron el mercado para introducir competencia. En Francia el Estado sale con lentitud de los monopolios p¨²blicos, y adem¨¢s, los protege para que, como "campeones nacionales", tengan posiciones de dominio en el pa¨ªs, lo que se financia con restricciones a la competencia y sobretarifas relativas a los consumidores. En Espa?a se han privatizado los monopolios a la brit¨¢nica pero se ha hecho pol¨ªtica industrial a la francesa, cultivando los campeones nacionales. Una consecuencia concreta de esta pol¨ªtica es la situaci¨®n muy mejorable de la competencia en el sector el¨¦ctrico, cuya precariedad ya se?alaron los informes de la CNE y del TDC con ocasi¨®n de la fallida fusi¨®n entre Endesa e Iberdrola. Desde entonces las cosas no han cambiado mucho, a pesar de declaraciones meramente ret¨®ricas como la entrada en vigor en 2003 de la elecci¨®n de suministrador el¨¦ctrico para todos los consumidores, carente de efectos pr¨¢cticos.

En este orden de cosas, las grandes empresas el¨¦ctricas espa?olas no compiten por los clientes, sino que mantienen un statu quo muy estable, dominado por la existencia de monopolios regionales. La lucha distributiva entre las el¨¦ctricas se centra en el reparto de las subvenciones y ayudas p¨²blicas que el Gobierno ha ido estableciendo, agrupadas bajo diferentes conceptos, como el de los costes de transici¨®n a la competencia. Precisamente este statu quo de reparto de mercados y lucha por las subvenciones es el que pon¨ªa en peligro la OPA. La irrupci¨®n de Gas Natural en el sector el¨¦ctrico, en el que s¨®lo ten¨ªa una presencia incipiente, permit¨ªa el aumento de la competencia efectiva en el mismo. A su vez, las desinversiones propuestas por Gas Natural en el gas abr¨ªan camino al aumento efectivo de la competencia en este sector, de cuya impenetrabilidad se ven¨ªan quejando con raz¨®n las el¨¦ctricas. El resultado podr¨ªa haber sido m¨¢s competencia en ambos sectores energ¨¦ticos, y adem¨¢s mayor presencia espa?ola en el mercado europeo de la energ¨ªa.

M¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica oficial, propensa a predicar la liberalizaci¨®n de mercados, el Gobierno mantiene una intervenci¨®n arbitraria y f¨¦rrea sobre algunos sectores que considera estrat¨¦gicos. La energ¨ªa es uno de ellos. Y no est¨¢n las cosas como para permitir que una OPA hostil (como de hecho son todas las OPA que pretenden dinamizar los mercados) viniese a amenazar un statu quo tan arduamente trenzado. Esto ayuda a entender, al menos tanto como el an¨¢lisis de la distribuci¨®n territorial del Poder, por qu¨¦ el Gobierno se opuso radicalmente a la OPA de Gas Natural sobre Iberdrola.

Germ¨¤ Bel es profesor de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB y diputado del PSC.