Los chicos hacen agua
S¨®lo la actuaci¨®n femenina y las pruebas no ol¨ªmpicas salvan a Espa?a de un flojo balance en sus Mundiales
"Soplar no es tocar la flauta, ten¨¦is que mover los dedos". La frase de Goethe figuraba en las cuartillas en las que a los nadadores espa?oles les recordaba el seleccionador, Carles Subirana, sus deberes diarios. La partitura ha sido mucho mejor interpretada por las chicas que por los chicos. El sabor que ha dejado el equipo es agridulce. Los dirigentes y muchos entrenadores se aferran a tres datos: las seis medallas obtenidas en el c¨®mputo global, adem¨¢s de los cinco finalistas y nueve semifinalistas en nataci¨®n, suponen la mejor actuaci¨®n espa?ola en unos Campeonatos del Mundo. Con ser ello cierto, los n¨²meros no enmascaran lo lejos que todav¨ªa queda Espa?a de la ¨¦lite en una disciplina de la importancia de la nataci¨®n. La evoluci¨®n en deportes como el atletismo, el tenis, el ciclismo, el yudo, la gimnasia o en varios de equipo como el propio waterpolo, pese al tropiezo en Barcelona, no tiene reflejo en las pruebas de piscina.
Espa?a se ha beneficiado de la eclosi¨®n de modalidades ajenas a la pileta caso de Gemma Mengual, una deportista fuera de serie en sincronizada, o de David Meca, el talentoso tragamillas en aguas abiertas. No hay s¨ªntomas de que el salto de calidad que se ha producido en otros deportes pueda repetirse a corto plazo en la nataci¨®n. Quienes han competido en Barcelona van a formar el grueso de la representaci¨®n espa?ola en los Juegos Ol¨ªmpicos del pr¨®ximo a?o en Atenas. Pero lo sucedido en Barcelona no puede servir de referencia. De las seis medallas conquistadas por los deportistas espa?olas s¨®lo una, la obtenida por el d¨²o formado por Gemma Mengual y Paola Tirados en sincronizada, lo ha sido en una prueba ol¨ªmpica. No se podr¨¢ aspirar a repetir en Atenas el resto de metales obtenidos en Barcelona sencillamente porque las pruebas de aguas abiertas no son ol¨ªmpicas, al igual que los 50 espalda, especialidad en la que Nina Jivanevskaia logr¨® el oro, ni las pruebas de solo y combo de la sincronizada, en las que Espa?a fue bronce (Gemma Mengual) y plata.
"Valoramos el ranking, el puesto logrado por el nadador y si ha mejorado su marca o no", explica Subirana. "Desde ese punto de vista, los objetivos han sido superados". El seleccionador espa?ol lamenta que la infecci¨®n de muelas que sufri¨® Laura Roca mermase la actuaci¨®n del equipo de relevos, 4x200, que, a su entender, puede optar a medalla el a?o pr¨®ximo en Atenas. Tambi¨¦n lament¨® que David Ortega tuviera un fallo en los ¨²ltimos cinco metros y, a¨²n as¨ª, la "mala suerte" de no haberse clasificarse para la final de los 50 espalda por una cent¨¦sima.
Contraste
El contraste entre los resultados de los nadadores y las nadadoras -los ocho r¨¦cords de Espa?a fueron batidos por ellas-, lo atribuye Subirana a que las chicas son m¨¢s disciplinadas y poseen mayor capacidad de sufrimiento. Y a una conjetura: "Puede que a los chicos les falte ambici¨®n". A la mayor¨ªa de los nadadores espa?oles les cuesta alcanzar las m¨ªnimas para los Mundiales y efect¨²an estrategias de carrera en pruebas de mucha menor importancia. En los Mundiales, apenas pueden tirar de estrategia, deben luchar por la marca y suelen topar con dificultades a?adidas como nadar por calles laterales a las que no est¨¢n habituados.
El varapalo se lo llev¨® el waterpolo. La selecci¨®n de Joan Jan¨¦ so?aba con su tercer t¨ªtulo mundial consecutivo pero su ¨²nica derrota, en cuartos de final ante Serbia, la releg¨® a la lucha por un quinto puesto en la que no fallaron. Fue su peor actuaci¨®n en unos campeonatos de rango mundial desde 1988, lo cual revela su excepcional nivel.
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