Querella fundada

Cualquiera que hubiera sido la decisi¨®n del Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco respecto de la querella por desobediencia presentada por el fiscal contra Juan Mar¨ªa Atutxa y los miembros de la Mesa del Parlamento Gorka Knorr y Kontxi Bilbao, habr¨ªa provocado encontradas interpretaciones pol¨ªticas. En el fondo de la iniciativa del fiscal late un conflicto institucional que no ha encontrado las v¨ªas adecuadas para resolverse, que no son, desde luego, las del estrecho marco de un proceso penal.

Pero una cosa son las interpretaciones pol¨ªticas de una decisi¨®n judicial y otra su descarada instrumentaci¨®n pol¨ªtica por los actores enfrentados que se sit¨²an tras ellas. Es inadmisible que desde el Gobierno vasco se lance el mensaje de que la admisi¨®n a tr¨¢mite de la querella "no es fruto de la independencia judicial" y que desde el Gobierno, por boca del ministro Michavila, se anticipe la acci¨®n de la justicia, dando por hecho que "el Parlamento vasco est¨¢ presidido por una persona que est¨¢ imputada por un delito muy grave". De momento, Atutxa no es un imputado, sino s¨®lo un querellado, y las diligencias que se abren a partir de ahora pueden concluir de diverso modo, sin excluir su sobreseimento o archivo.

Son, en todo caso, consideraciones jur¨ªdicas y no pol¨ªticas las que deben sustentar cualquier juicio medianamente fundado sobre la decisi¨®n del tribunal.Ninguna duda puede caber de que son este tipo de consideraciones las que han guiado tanto a la mayor¨ªa de los magistrados que han optado por la admisi¨®n de la querella como a la minor¨ªa que se ha pronunciado en contra. La diferencia estriba en que los primeros han ajustado su decisi¨®n a las estrictas exigencias de admisi¨®n de una querella, que son su fundamentaci¨®n en hechos aparentamente delictivos, la clara especificaci¨®n del delito cometido y la legitimaci¨®n de quien la formula.

En cambio, los magistrados de la minor¨ªa han introducido cuestiones que s¨®lo en la instrucci¨®n de la querella o, en ¨²ltimo t¨¦rmino, en el juicio oral deber¨ªan ser debatidas y en su caso demostradas: que Atutxa se vio imposibilitado de cumplir la orden del Supremo por la votaci¨®n de la Junta de Portavoces o que el grupo Sozialista Abertzaleak se diferencia de la ilegalizada Batasuna. Pero esas y otras cuestiones son las que constituyen el objeto del proceso y cuyo debate hurtar¨ªan los magistrados de la minor¨ªa con su rechazo de la querella.